Sin financiamiento externo y siendo cada vez más estrecho el interno, la economía macrista está echando mano del dinero (liquidez) de los bancos, fondos previamente captados de los ahorristas. El Banco Central ya había subido 5 puntos los encajes (100 mil millones de pesos), permitiendo integrar esa inmovilización con la adquisición de bonos BOTE (tasa fija con vencimiento en 2020). También había permitido aumentar la posición dolarizada sólo con la adquisición de Letes en dólares. En la licitación del martes que pasó, el BCRA prohibió a las entidades renovar Lebac y ordenó que el dinero de ese vencimiento se destinara a comprar Nobac (título a un año, a una tasa más baja que la de la Lebac). Los bancos se negaron para no poner en riesgo la liquidez del sistema y la respuesta de la dupla de mesadineristas que maneja el Banco Central, Luis Caputo y Gustavo Cañonero, fue inmovilizar ese dinero subiendo los encajes en otros 3 puntos (60 mil millones de pesos), fondos que no son remunerados. Un frente financiero que estaba siendo protegido era la solvencia y liquidez del sistema financiero. La crisis ha lanzado en forma desesperada al equipo económico hacia las cuentas de los bancos, debilitándolas así. La traumática experiencia argentina enseña que no es aconsejable despertar dudas acerca de los que hacen los bancos con el dinero de los ahorristas. El gobierno de Macri y la red de economistas oficialistas minimizan ese peligro para comenzar a jugar con fuego.