Cambia el mundo, cambian los chicos y los grandes (aunque algunos senadores insistan en no advertirlo) y un poder permanece inalterable: es la potencia de las historias contadas, de la palabra dicha, pasada de unos a otros. Por algo hay historias que permanecen milenarias, y vivas. Lo saben bien los y las cuentacuentos. Lo sabe bien Ana Padovani, maestra de cuentacuentos y pionera en el país de la narración oral, también psicóloga y docente. Pero hay algo que tal vez, extrañamente, no ha sido tan explorado, y es que ese poder se puede multiplicar cuando Los chicos cuentan a los chicos. Así se llama el programa que la narradora creó, en el que los que toman la palabra –y toman a su cargo las historias– son los mismos chicos, narrando para sus pares. Para esta tarea, la narradora cuenta con aliados fundamentales: los docentes y bibliotecarios, los adultos, que crean los espacios necesarios para que ese momento que tiene mucho de aprendizaje, pero que es fundamentalmente lúdico, pueda ocurrir.

Desde el año 2000 Padovani coordina un espacio de narración de cuentos en la Feria del Libro de Buenos Aires, destinado a adultos. En cada edición invita a participar a distintos narradores. “En 2012, en una escuela de la ciudad de Buenos Aires, vi algunos chicos que narraban cuentos alentados por la maestra y la bibliotecaria. Aquello me gustó tanto que los invité para que fueran ellos los narradores invitados en la Feria del Libro. Después fui enterándome de que en otras escuelas hacían lo mismo, y así la narración de los chicos se convirtió pronto en un clásico en ambas ferias”, recuerda Padovani, refiriéndose a “la feria grande”, de abril y mayo, y a la infantil, de vacaciones de invierno. Aquello fue un primer germen para Los chicos cuentan a los chicos.

“En una época en la que prima la comunicación visual y tecnológica, contar cuentos permite el contacto directo y la cercanía que involucra todos los sentidos. Además es un buen estímulo para la búsqueda de historias. Los chicos están más cerca de los libros y la lectura, aprenden a escucharse, adquieren vocabulario, capacidad para hablar frente a otros. También les ayuda a organizar las ideas, fomenta el respeto en la medida en que se atiende a quien tiene la palabra”, enumera la narradora las “virtudes” de la narración a cargo de chicos y chicas. Sin embargo, le interesa resaltar que se trata de un espacio, ante todo, lúdico: “No tiene que confundirse con una propuesta pedagógica. Toda esta dimensión del aprendizaje, en todo caso, se da como consecuencia”, advierte.

Padovani agradece especialmente a esos “maestros y maestras muy entusiastas y siempre dispuestos a participar”, imprescindibles para llevar a cabo un proyecto de estas características. Y destaca, por ejemplo, “a la escuela nº 488 de Casilda, en Santa Fe, cuyo maestro viene siempre con todo el curso y promueve con verdadera pasión esta actividad”. O a una cantidad de docentes ya jubilados, que aun así siguen comprometidos con la tarea. “Son muchos los que, aunque ya no están al frente de las aulas, continúan haciendo talleres con los pequeños narradores que se van transformando en adolescentes. Porque han creado un vínculo tan fuerte, que sienten que tienen que seguir sosteniéndolo”, cuenta.

“El espacio funcionó muy bien en la última Feria del Libro Infantil, durante estas vacaciones de invierno, donde los pequeños narradores tuvieron al público atento de las escuelas que visitaban la feria. Tan buena fue esta experiencia, que Padovani se anima ahora a llevar adelante un espacio específico de formación de docentes y mediadores de lectura, para que “multipliquen” los espacios de cuentacuentos para todas las edades (de los que cuentan, y de los que escuchan). “Me interesa entrenar a los maestros en la narración de cuentos para que, a su vez, ellos lo hagan con sus alumnos, y luego podamos ir haciendo un seguimiento del proceso. La verdad, al final de ese proceso, la que más termina aprendiendo, y sorprendiéndose, soy yo”, asegura la narradora, autora de numerosos libros y ganadora de numerosos premios por su tarea. Y contagia entusiasmo contando un cuento: el de un chico que le cuenta a una chica una historia de chicos y chicas. 

* Los interesados e interesadas en el programa Los chicos cuentan a los chicos pueden contactarse a: [email protected].