Pálido empate entre Huracán y Boca en Parque Patricios en un partido que se olvidará fácilmente porque no hubo goles, ni emociones, ni grandes luces. 

Boca guardó a algunos jugadores para su partido contra Libertad, de Paraguay, por la Copa Libertadores, pero de ningún modo se puede decir que presentó un equipo alternativo y por eso tuvo un rendimiento muy flojo. En todo caso los únicos suplentes que entraron a jugar fueron el puntano Balerdi y el volante Almanedra. Faltaron algunos jugadores, pero lo que más le faltó a Boca fue orden para defender, toque para generar en el medio y variantes para provocar situaciones de gol. Volvió Gago que hizo algunas cosas interesantes en el primer tiempo y después se cansó. Le falta fútbol, evidentemente y por eso falló en algunos pases fáciles y perdió pelotas que normalmente no pierde, estuvo Benedetto en el banco, aunque no entró y Abila y Cardona, que sí entraron, no aportaron demasiado para transformar la imagen del equipo.

El conjunto de Guillermo depende demasiado de alguna resolución individual de sus figuras, pero Huracán los tapó bien y cuando no lo hizo pasó que Pavón, por ejemplo, desperdició sobre el final una buena oportunidad apresurándose para definir.

Huracán, que tiene un plantel mucho más modesto que Boca, defendió correctamente, no le dejó espacios a Gago (bien marcado Rossi), fue prolijo pero poco efectivo a la hora de atacar. Roa, Chávez y Auzqui no mostraron demasiado, Garro entró bien y por algunos minutos complicó a Buffarini. Sin  embargo no tuvo continuidad. El equipo de Alfaro insinuó mucho más de lo que produjo y por eso queda como recuerdo de su mejor chance de gol un cabezazo de Mancinelli a la salida de un corner y casi nada más.

En el primer tiempo pasó muy poco. ¿Se pueden jugar 45 minutos casi sin llegar a los arcos? Sí, Huracán y Boca pudieron. ¿Se pueden jugar 45 minutos sin una sola situación clara de gol? Sí, Huracán y Boca pudieron. ¿Se pueden jugar 45 minutos sin generar media situación de gol? Sí, Huracán pudieron. ¿Y Boca? Boca tuvo una, un remate de Almendra desde afuera del área que hizo pasar la pelota a medio metro de uno de los palos de Marcos Díaz. Una situación de gol, clase B, digamos. 

El primer tiempo fue decididamente un embole. Mucha marca, mucho fervor, mucha disciplina táctica para no permitir la progresión del rival con la pelota y poco juego. Huracán intentó un poco más, mostró más inteligencia para ocupar los distintos sectores hasta los tres cuartos de cancha, pero no tuvo ideas cuando se le empezaban a achicar los caminos. Boca mostró  impotencia para elaborar juego y sólo iluminó un poquito su oscuro juego con un par de pases profundos de Gago, que no fueron bien aprovechados por sus compañeros. Villa, Pavón y Zárate quedaban muy aislados y la pelota les llegaba muy poco.

La segunda mitad no fue mucho mejor que la primera, pero Huracán se dispuso a arriesgar un poco más y abrió espacios para las contras que Boca no terminó de capitalizar. Los errores que propiciaban llegadas de uno y otro lado le dieron otro dinámica y otra emoción al juego, aunque no lo suficiente como para elevar demasiado los puntajes individuales y colectivos.

Se puede suponer que Boca está demasiado metido en la Copa Libertadores, pero tiene un plantel suficiente como para pelear en todos los frentes. Hasta aquí, en lo que va del campeonato local –triunfo ante Talleres, derrota con Estudiantes y empate ante Huracán– no se le nota.