Racing necesitaba derrotar a Central para escalar a la punta y sobre todo para reponerse de la estrepitosa caída ante River por la Copa Libertadores. Y se le dio, con el agregado de que para llegar a la victoria mostró ideas, algo de buen juego y sobre todo el carácter y el coraje que no había exhibido en el Monumental. Racing no solo ganó, ganó bien, con justicia y hasta pudo haber ampliado la diferencia.

Los cambios que hizo Coudet (dejó en el banco a Bou y Centurión, y sacó de la concentración a Soto y Nery Cardozo) y la modificación del dibujo táctico (tres en el fondo cuando el equipo atacaba) dieron buen resultado, pero el cambio principal se dio en la forma en que los futbolistas encararon este compromiso, peleando cada pelota como si fuera la última para recuperar la confianza del público que alentó desde el comienzo, pero redobló el apoyo a medida que pasaban los minutos. La derrota contra River no se digerirá fácilmente, como dijo Lisandro López después del partido, pero este triunfo al menos tiene el efecto de un antiácido para aliviar la molestia.

Rosario Central, hasta antes del encuentro único puntero por sus tres victorias al hilo era el rival ideal para valorizar la recuperación y lo fue también a la hora de la verdad por la poca resistencia que ofreció con un juego excesivamente conservador. El equipo de Bauza, que llegó al Cilindro con el arco invicto, no tuvo la firmeza defensiva de otras veces y careció de rebeldía para tratar de dar vuelta la historia cuando quedó en desventaja a los dos minutos del segundo tiempo.

Lo mejor del partido estuvo precisamente en esa segunda etapa. En el primer período había pasado poco, aunque Racing mostraba un poco más de precisión en el manejo de la pelota (buen partido de Pol Fernández, Marcelo Díaz y Zaracho) y empezaba a imponerse en el duelo del mediocampo. Pero su superioridad se hizo más evidente después del primer gol que llegó con un cormer desde la izquierda, de Fernández, una peinada de Cristaldo y el toque suave de Lisandro López, descuidado en el segundo palo. Esa conquista agrandó a los jugadores locales, que calmaron la ansiedad para llevar la pelota hacia el terreno rival y empezaron a progresar con paciencia  buscando agujeros. Los espacios se hicieron más amplios porque los rosarinos se vieron obligados a adelantarse algunos metros en el terreno. Casi no preocuparon a Arias salvo en alguna centro aislado, pero simultáneamente se expusieron a perder alguna pelota en la mitad de la cancha que dejara en inferioridad numérica a los defensores. En un jugada así, Racing elaboró el segundo gol. Augusto Solari encaró por el medio, jugó con Bou, que había entrado un rato antes por Cristaldo y fue a buscar la devolución a la entrada del área chica. El arquero Ledesma, que fue uno de los mejores de su equipo y salvó al menos tres situaciones de gol, esta vez no pudo hacer nada y la victoria de Racing quedó sellada, aunque todavía faltaban algunos minutos para el final.

El morbo de saber qué pasaría con Centurión quedó postergado para mejor oportunidad. Nadie puede saber si Coudet lo hubiera puesto igual si Racing llegaba en desventaja al último tramo del partido, pero como nada de eso ocurrió y la mano venía bien barajada Coudet, muy inteligente, hizo entrar a otros y no a Centurión. Ahora viene el receso de los amistosos de la Selección y cuando vuelva el fútbol local es probable que todo quede en el olvido. Lo que no se va a olvidar es que a la hora del regreso, Racing está arriba, le arrebató la punta a Central y es el único líder de un torneo que lo tiene obsesionado.