El Estado de Massachusetts enviará por primera vez a una mujer afroamericana a la Cámara de Representantes. Ayanna Pressley se impuso en las internas demócratas al veterano Michael Capuano, quien llevaba ya diez mandatos (20 años) en el Congreso. No sólo ganó Pressley las primarias, sino que su pasaje a Washington es directo, ya que el Partido Republicano no presentará candidato en ese distrito, uno de los más progresistas. 

La futura representante, de 44 años, es miembro del consejo municipal de Boston –fue la primera mujer afroamericana en formar parte del órgano legislativo–. Pressley nació en Chicago (Illinois), donde fue criada por su madre mientras su padre estaba preso. Después, se mudó a Boston para estudiar en la Universidad. Comenzó su carrera política trabajando para el congresista Joseph Kennedy II y después fue directora política para el ex senador John Kerry. 

Por los sacrificios de su madre durante su infancia, Pressley le dedicó su primer discurso como ganadora. Así, la política le atribuyó su victoria al amor y dedicación de su madre, Sandra, quien, según dijo, fue marginalizada, casi rozando lo invisible, pero que se aseguró de que su hija no tuviera desconfianza sobre la humanidad y le inculcó la conciencia sobre el poder del voto, informó el diario estadounidense The New York Times. 

Sin embargo, el triunfo de Pressley, de casi el 59 por ciento contra el 41 de Capuano, se debe a más que a eso. Durante su alocución a los votantes demócratas, lo expuso claramente: “El distrito cambió. Las necesidades cambiaron, y teniendo en cuenta lo que está pasando en Washington, la descripción laboral cambió”. Según el diario The Washington Post, el distrito electoral cambió mucho desde que eligió por primera vez a Capuano en 1998. Ahora su población se inclina más por los candidatos representantes de minorías. Muchas de las áreas obreras atrayeron a jóvenes profesionales que no tienen ataduras con la vieja política blanca, explicó el matutino. 

Además, durante la campaña, Pressley buscaba convencer a las filas demócratas de que voces como la suya podían enfrentarse a las políticas del gobierno de Donald Trump en el Congreso. Pero no sólo a las medidas del magnate. Como reiteró una y otra vez la futura diputada, los problemas de inequidad racial y económica vienen desde antes de la era Trump. Por ello, una de sus más populares consignas es “El cambio no puede esperar”, que manifiesta la urgencia de los conflictos y representa a la parte del Partido Demócrata que no quieren, simplemente, regresar a los tiempos pre-Trump, según el Washington Post.