Siete millones de suecos estuvieron llamados a votar ayer en unas elecciones en las que la socialdemocracia y la derecha se repartían 143 diputados cada una –insuficientes para formar gobierno– y la ultraderecha ganaba espacio. Ni la gobernante socialdemocracia del primer ministro y ex obrero metalúrgico Stefan Lofven y sus aliados ecologistas, ni los conservadores del Partido Moderado y los democristianos estaban en condiciones de formar gobierno escrutados el 85% de los distritos. De acuerdo con estos resultados se anticipan intensas negociaciones para tratar de formar gobierno entre socialdemócratas y ecologistas de un lado con el centro y derecha moderada en el otro. La socialdemocracia obtenía 28,3% de votos –3% menos que hace cuatro años– mientras los conservadores de Ulf Kristersson sumaban 19,8% de sufragios, con una caída similar. En cuanto a la ultraderechista Demócratas de Suecia, al que sondeos anticipaban que iba a obtener 20 o incluso 25% de sufragios, los resultados parciales le adjudicaban 17,9, lo que de todas formas implica un progreso de más de 5 puntos respecto de 2014. “Somos los grandes ganadores de esta elección (...) Vamos a ejercer una real influencia sobre la política sueca” dijo el líder del DS, Jimmie Akesson, que había hecho campaña denunciando la llegada de centenares de miles de solicitantes de asilo como una amenaza “cultural”. El premier había presentado estas legislativas como un “referéndum para el Estado de Bienestar”, mientras que la extrema derecha los convirtió en un plebiscito contra su política de inmigración.