Antes de la marcha y la huelga nacional que hoy protagonizarán los docentes de todos los niveles educativos, ayer pararon los maestros porteños y bonaerenses. El Frente de Unidad Docente y la Unión de Trabajadores de la Educación aseguraron que la adhesión a la primera jornada de paro de 48 horas tuvo una adhesión mayor al 90 por ciento. “Hay mucha bronca no solo por la situación salarial, sino también por las condiciones de trabajo y el maltrato hacia el sector”, postuló la secretaria adjunta de Suteba, María Laura Torre. Desde UTE analizaron que el alto acatamiento “demuestra que los docentes de la Ciudad no permitiremos los aprietes del (jefe de gobierno, Horacio Rodríguez) Larreta, porque no estamos dispuestos a ser cómplices de sus ajustes”.

Tanto en la provincia gobernada por Vidal como en la Capital, los y las docentes sumaron la jornada de paro de ayer a la huelga nacional de 24 horas convocada hoy por la Ctera, junto a los docentes del sector privado nucleados en Sadop y los profesores universitarios de la Conadu, en reclamo de mayor presupuesto, mejoras salariales y la aprobación de un paquete de leyes protectoras del área. En ese marco, este mediodía habrá una movilización desde el Ministerio de Educación hasta el Congreso.

El eje de la protesta de los y las docentes porteños y bonaerenses se concentra en la negociación paritaria, que en esos distritos aún no está definida, así como en la falta de soluciones a los problemas edilicios que afectan a las escuelas. Los maestros realizaron distintas actividades, como radios abiertas, ruidazos y volanteadas, en plazas y esquinas de la provincia y la ciudad. 

El ministro de Educación nacional, Alejandro Finocchiaro, criticó los paros en declaraciones que realizó a la prensa a la salida de la reunión de Gabinete que compartió ayer. “No sirve de nada generar malestar”, sostuvo. “El ‘malestar’ en la sociedad no es con los docentes que reclaman mejoras educativas, sino con el macrismo que ataca a la educación”, le respondió el secretario general de UTE, Eduardo López. “Eso es lo que reflejan la calle y todas las encuestas. ¿La solución? Escuchar a la comunidad educativa y no atacarla”, propuso. 

“El eje es la paritaria, con sueldos congelados desde noviembre de 2017, y la Ley de Emergencia Edilicia, que no sólo deben sancionar, sino también financiar, asignando los recursos necesarios para ejecutarla”, puntualizó en ese sentido Torre, quien recordó que las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez por la explosión de la escuela 49 de Moreno “tienen que ver con la desidia”.  

En la última mesa de negociaciones, el Ejecutivo bonaerense propuso un aumento salarial del 19 por ciento con el sueldo de septiembre, cuatro puntos más que en la oferta anterior, más un plus no remunerativo a partir del mismo mes, de 210 pesos, muy lejos de las previsiones inflacionarias oficiales, que ya reconocen que la inflación de 2018 será superior al 42 por ciento. En cuanto a la exigencia de un plan que atienda la “crisis de infraestructura” que atraviesan las escuelas provinciales –más de 800 permanecen cerradas por problemas con las instalaciones de electricidad o gas, o por la caída de techos–, la respuesta oficial es nula. 

Ayer circuló la versión de que el gobierno de Vidal extendería el calendario académico debido a los días de clase perdidos por medidas de fuerza, algo que fuentes de la cartera educativa bonaerense consideraron una “posibilidad”. Desde Suteba desestimaron la iniciativa y advirtieron que detrás de ella se esconde el objetivo de “desviar el eje de la discusión” y eludir los reclamos que motivaron el paro en marcha: la discusión salarial y la infraestructura de las escuelas. “Lo hacen para hacernos creer que la gobernadora garantiza la recuperación de los días de clase perdidos, cuando debería estar más preocupada en garantizar las clases en las 853 escuelas cerradas desde hace cinco semanas”, insistió a PáginaI12 la docente.