“Por culpa y por poesía”, dice uno de los (nuevos) tangos de Orquesta Utópica, en un disco cuyo título incluye apuesta numerológica: Ciento cuarenta y siete. Se trata del segundo disco de la orquesta -ganador del concurso de coproducciones discográficas de la Editorial Municipal Rosario-, y será presentado esta noche a las 21, en el Teatro del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).

Catorce músicos en escena, aunados o cifrados desde el dibujo de tapa, donde prima un barco-ciudad en donde navegan los nombres de Martín Tessa (dirección y guitarra), Sebastián Jarupkin (dirección y bandoneón), Martín Carr, Guido Gavazza (bandoneones), Gustavo Di Giannantonio, Gabriela Cocilovo, Inés Dotto, Albertina Conde (violines), María Jesús Bonel (viola), Romina Vega Soto (violonchelo), Federico Abelli (piano), Mariano Sayago (contrabajo), y las voces de Juan Iriarte y Sofía Maiorana.

“El tango avisa, lo nuestro es piel”, dice otra de las letras. Y así en la mayoría del disco. Porque a diferencia de Contracorriente (2016), en 147 se privilegia el tango canción. “Al sacar el primer disco se quiso plasmar el proceso de consolidación de un sonido, de una identidad sonora. Todos los tangos de ese repertorio fueron instrumentales. Ahora nos quisimos hacer eco de una gran tradición, la del tango canción, y nuevamente vincular esta pata tan fuerte del tango, desde que Gardel grabara Mi noche triste, con Rosario y las formas que asume en la actualidad”, señala Mariano Sayago a Rosario/12. “Todos los temas incluidos en este disco son obras de compositores integrantes de la orquesta, hay muchos temas de Juan Iriarte, nuestro cantor. Creo que ahí hay una búsqueda en lo que tiene que ver con la poesía, que tenga que ver con un tango nuevo, con escribir en un lenguaje que refiera a lo que pasa actualmente, que use modos que pueda escuchar y entender un pibe; un lunfardo actual, sería”, agrega Martín Tessa.

“Se pinta la boca, grita a los cuatro vientos: ¡soy persona!” se canta en Las cosas privadas, allí aparece la referencia al número del título. “La orquesta tomó al 147 como un puntapié para decir que estamos en movimiento”, distingue Tessa. “Es un número que para nosotros remite a varias cosas, encierra una polisemia. Por una parte, el personaje que habla en primera persona es una trans, quien en un momento menciona que viene el 147, una línea de colectivos que no existe más. Por otro lado, todo colectivo incluye la línea telefónica 147 para Atención al Ciudadano. Pero esta situación, puesta en boca de un personaje, nos permitía una metáfora o posibilidad para pensar o emocionarnos con un montón de cosas que están por venir o ya han pasado, como señal también de identidades o de deseos”, agrega Sayago.

“Se estrella en las madrugadas en cada sueño perdido”, lamenta otra canción. Pero 147 también reúne milongas y un par de temas instrumentales. Las canciones son recientes, plenas de impronta local, porque Orquesta Utópica “surge con la necesidad de mostrar que en Rosario había y hay mucho tango y bueno. Si bien el tango siempre está muy emparentado con la ciudad de Buenos Aires, y las grandes orquestas surgieron allí, muchos músicos rosarinos se fueron a Buenos Aires por este motivo. Pero acá siempre hubo tango. Por eso, la orquesta sólo interpreta música de autores rosarinos y de la zona, para marcar la identidad del tango rosarino”, aclara Martín Tessa. En este sentido, y según Sayago, “antes de nuestra generación hubo una ruptura con la transmisión oral, que tenía mucho peso. Desde la segunda mitad de los setenta hubo un corte, en donde los espacios de sociabilidad por donde el tango circulaba dejaron de existir, el tango dejó de estar en la calle, fiestas y bailes populares, y casi desaparece de los medios de comunicación. Sin embargo, desde hace unos 15, 20 años, nuestra generación lo retomó poco a poco, con convicción y firmeza, como un anclaje identitario muy fuerte, a partir del cual decir lo que uno quiere, para encontrar la voz propia, individual y colectiva”.

Logística brava la de Orquesta Utópica: catorce músicos. Así lo expresa Tessa: “Ya encontrar un horario es complicado, pero felizmente lo logramos con la iniciativa de cada uno de nosotros, todos volcados muy comprometidamente hacia la orquesta”. Y completa Sayago: “Para que el tango exista dentro de 20 o 30 años hay que apostar por hacer tangos ahora, hay que tocar tangos actuales. Esto implica, además del gusto y disfrute por hacerlo, un compromiso, una reflexión, y necesariamente un trabajo colectivo sobre lo que se quiere hacer y la forma de llevarlo a cabo. Continuamente nos damos un espacio de reflexión, sobre todo al ser tantos. El fuego está puesto en el deseo, pero hay un trabajo continuo”.

“Probablemente, en unos meses estemos pensando en ver qué es lo que sigue y cuál es el nuevo repertorio a plantear, es un hecho que va a suceder, porque venimos produciendo mucho”, agrega Tessa. Hay tango para rato.