El ritual de alquilar una película no ha desaparecido. Seguramente no exista la misma cantidad de adeptos, en tiempos (tecnológicos) donde las costumbres se alteran. Sin embargo, los principales videoclubes de la ciudad permiten otros análisis; a saber: Videoteca (Entre Ríos 1772), Premier Video Club (Santa Fe 1663), Mirada Alternativa (Corrientes 529).

Videoteca es el de más historia, con una trayectoria que supera los treinta y cinco años. Fundado por Carlos Perrone ‑también reconocido melómano; hoy una salita de usos múltiples lleva su nombre‑, su caso es paradigmático, dada su premeditada organización del cine hogareño, con atención al cine de autor y las cinematografías internacionales."Si hay algo de lo que estamos totalmente confiados en haber hecho bien, es nunca habernos quedado con la novedad tecnológica", comenta Fabián Del Pozo, actual propietario. "Siempre procuramos compartir la novedad con el público, proveer el material, pero no lo limitamos a películas especialmente disfrutables desde la tecnología, sino que acá se puede buscar y encontrar Metrópolis, de Fritz Lang, en Blu‑ray".

Ese mismo cuidado se destaca y replica en Premier y Mirada Alternativa. Cada uno de los locales es un lugar desde el cual dialogar con el mundo del cine. El caso de Premier es también de larga data, con treinta y dos años de actividad y el trato cordial de Silvia Bozzi. Es el más íntimo, con bateas que desbordan de cine y un patio donde dar cobijo al cliente. "Este negocio es mi pasión, si me tuviera que trasladar no sé si sigo, es como mi casa, me gusta todo lo que tengo, cada película es un tesoro", explica Bozzi. "Me gusta la gente, el cine, amo lo que hago, ése es el primer punto. El segundo es que muchas cosas que pasan de moda esperan su retorno, ese pequeño retorno que va a tener el video es el que estoy tratando de recuperar".

 

Premier (Santa Fe 1663), es uno de los más íntimos.

 

La referencia permite dar cuenta de la resistencia que significa el trato social. El videoclub es un lugar de encuentro, no hay nada que pueda reemplazarlo. Esto es algo que Fernando Herrera, de Mirada Alternativa, tuvo claro desde el vamos. Su proyecto se desprende del desaparecido videoclub Alternativa: "Mirada Alternativa se independiza desde septiembre de 2015, con la idea de reconvertir el ámbito en un espacio cultural, de cara al público que quedó, que es muy específico y fiel".Junto a una sala de usos múltiples, en donde se dictan cursos específicos,Herrera se jacta ‑con orgullo, claro‑ de poseer más de veinte mil títulos. Cifra que oscilará un poco con cualquiera de los otros videoclubes. Tamaña oferta permite variables. Por ejemplo, y según el videoclubista, "hay cosas que exceden el buen trato que un video tiene que tener, la gente se hace una idea de que el cine al que se puede acceder es el de la cartelera mientras queda por fuera el cine independiente argentino o el de muchos países, como si quedara escondido, pero acá está disponible. Está claro que no es la época de oro del video, pero esto ya pasó con el cable: cuando apareció se dijo que la gente ya no tenía que ir al video, y eso no sucedió. Ahora pasa algo parecido con Netflix. Está muy de moda, es muy bueno en series, pero en cine son muy parciales. Y si no, andá a buscar cine de Miklós Jancsó en Netflix".

 

"Todavía está el hábito; mientras podamos, lo seguiremos alimentando y manteniendo desde el mostrador".

 

Por su parte, Del Pozo está en desacuerdo con pensar que la gente "sólo consume series, como una adicción parecida a una carrera sin final; al contrario, rescato que hay mucha clientela y gente que todavía respeta las costumbres de asesorarse y de alquilar". Un buen ejemplo lo permite Silvia Bozzi: "La gente que está viniendo ahora no lo hace por el último estreno. Recién hice dos socios, uno venía a buscar Último tango en París, el otro Las alas del deseo. Eso es lo que yo quiero atraer. Así como a la gente que se pierde algunos buenos estrenos, para recomendarlos, ese público es al que yo apunto, a ofrecerle eso. Desde luego, el que busca algo taquillero que venga, será bienvenido".

 

Alternativa sostiene su oferta en Corrientes 529.

 

"Hay que desinstalar la idea de que la gente no alquila películas porque no le es cómodo o porque no le gusta, vos te quedás un rato acá y lo ves", dice Del Pozo y este cronista lo confirma: el grabador tuvo que ser apagado unas cuatro o cinco veces por consultas. "Ahora hice un convenio con instituciones, para que paguen una cuota mensual y les permitan a sus asociados alquilar. Cuando la gente tiene esa facilidad viene masivamente. Tal vez se perdió en cantidad y difusión, antes vos prendías el noticiero y los miércoles se anunciaban los estrenos en video, algo que ya no sucede".

"A mí más que Netflix o la piratería, me afectó la cobertura mediática sobre el cierre de Alternativa, porque no fue sobre el cierre del videoclub sino sobre el fin de los videoclubes", agrega Herrera. "Me pasó con gente que vino acá y me decía: 'yo era socio de Premier, qué lástima que cerró, menos mal que están ustedes'. Hicieron muchas notas parecidas y quedó instalado que se acababa la era de los videoclubes". Otro aspecto negativo, que señala Del Pozo, es "el poco apoyo estructural, a nivel empresas interesadas en los productos que comercializamos. Por otro lado, las editoras hacen la suya, se cuidan sus espaldas y no ofrecen demasiado apoyo a los clientes. Han cambiado unas cuantas formas de comercialización, ahora desmedidas, se pasó de pedir anticipado a pagar anticipado. Algunas empresas se tomaron la costumbre de cobrarte un mes antes de entregarte el producto. En ese sentido estamos en desventaja en relación a cualquier otro rubro. Eso me preocupa más que la competencia supuesta por Internet, porque cuando tenés estrenos en tiempo y forma, la situación es otra".

"Unos días atrás, vino un padre con su hijo a buscar una película. Luego me comentó sobre lo contento que estaba su hijo, que le pidió de venir más seguido. Todavía está el hábito; mientras podamos, lo seguiremos alimentando y manteniendo desde el mostrador", concluye desde un espíritu afín Silvia Bozzi.

Por eso, ¿quién dijo que no hay más videoclubes?