Fernando Haddad, candidato a la presidencia de Brasil por el Partido de los Trabajadores (PT), visitó ayer, en un acto de campaña, la histórica ciudad de Ouro Preto, en el Estado de Mina Gerais. Acompañado por su candidata a vice, Manuela D’ Ávila, por la destituida presidenta y actual postulante al senado, Dilma Rousseff y por el actual gobernador de Mina Gerais, Fernando Pimentel, el líder petista esperanzó a sus simpatizantes prometiéndoles que con él como presidente, el pueblo volverá a soñar. El acto tuvo lugar en la plaza de Tiradentes, nombrada en memoria del líder de Mina Gerais que encabezó la revuelta esclavista para librarse de los portugueses, y allí Haddad enfatizó el valor de estar en ese plaza, pidiendo por la liberación del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva. “Aquí es la tierra de la libertad. Nuestra visita tiene simbolismos: rendir un homenaje a la libertad. Comprender que el país está en un momento delicado y tenemos que cultivar la libertad “, subrayó Haddad recordando la injusticia que Lula viene sufriendo e insistió en la necesidad de proteger la libertad de expresión. “La diversidad es la riqueza de nuestro país”. 

En un documento que fue leído en la plaza, el candidato se comprometió a retomar las inversiones en las áreas de la Cultura y la Educación y a invertir en protección del patrimonio histórico brasileño. Durante el acto, el ex alcalde de San Pablo, recordó que los gobiernos petistas ampliaron el número de sedes de universidades federales en Minas. “Nosotros doblamos las plazas en universidades y tuvimos el cuidado de reservar el 50 por ciento de las plazas para los egresados de escuelas públicas”, subrayó. Asimismo aplaudió la política educativa de Lula, porque con ella miles de jóvenes pudieron acceder a la universidad y ello ocurrió con un presidente sin diploma universitario, enunció. “Lula mostró que Brasil no era el país del futuro sino el país del presente”, afirmó Haddad mientras era aplaudido por una multitud. 

Hacia el final, el candidato convocó a los presentes a rescatar a Brasil de la tristeza y enfatizó en la necesidad que tienen los brasileños, de volver a ser felices. “Tenemos que convencer a las personas en casa y en el trabajo que podemos volver a soñar”, aseveró. Por su parte, D’Ávila, en medio de aplausos, afirmó que será Minas quien devolverá a Dilma a Brasilia. “Cada joven minero que perdió sus beneficios devolverá a Dilma a Brasilia. Nuestra misión es hacer de esos días de primavera la reanudación de nuestro Brasil de los sueños. Será la primavera de los brasileños que quieren hacer a Brasil feliz de nuevo”. A continuación Rousseff, afirmó su respeto y amor por Ouro Preto. “Fue aquí que Brasil empezó a convertirse en un país independiente. Tenemos que honrar esta historia, en estas elecciones. El Brasil de (el programa de viviendas) Mi Casa Mi Vida, el Brasil que sacó a 36 millones de personas de la miseria y que eligió a la primera mujer presidenta”, recordó. 

A dos semanas de celebrarse las elecciones más inciertas de la historia brasileña, los actos proselitistas y las discusiones políticas no cesan. El jueves por la noche se realizó el primer debate televisivo donde Haddad participó como candidato a la presidencia, debido a que su postulación se inscribió recientemente, cuando el Tribunal Superior Electoral (TSE) desestimó la candidatura de Lula a la presidencia, argumentando que un condenado en segunda instancia no puede competir por un cargo político. Lula está preso en la cárcel de Curitiba desde abril, luego de que el juez Sérgio Moro lo condenara por corrupción en la causa Lava Jato, según Lula, con pruebas endebles o directamente inexistentes.

Los principales candidatos a la presidencia, entre ellos, la ecologista Marina Silva, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, el laborista Ciro Gomes, el líder de los Sin Techo, Guilherme Boulos y el exministro de Hacienda Henrique Meirelles se dieron cita en TV Aparecida, un evento organizado por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil. El candidato por el Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro, fue el gran ausente debido a que continúa hospitalizado, luego de haber sido acuchillado en el abdomen mientras realizaba un acto de campaña en Mina Gerais, dos semanas atrás. Sin embargo, a pesar de su ausencia, Bolsonaro fue el blanco de la mayorías de las críticas. En este sentido, Alckmin lo acusó de llevar adelante un modelo autoritario e intolerante. Además subrayó que el ex militar defiende la tortura. Bolsonaro recibió varias denuncias por su incitación a la violencia y por sus declaraciones fascistas y misóginas. Boulos adhirió a las palabras de Alckmin denunciando que Bolsonaro defiende el uso de las armas por parte de civiles.

A su turno Haddad enfatizó que el pueblo no es el problema sino parte de la solución. En ese sentido habló de la inversión en la generación de empleos y oportunidades. “Necesitamos mirar a aquellos para quienes están faltando ingresos para terminar el mes”, defendió. Gomes, tercero en las encuestas con el 13 por ciento de intenciones de voto, detrás de Bolsonaro y Haddad, le reprochó al candidato de Lula las escasas medidas económicas en los últimos años de gobierno del PT. Por su parte, Alckim, quien está en cuarto lugar de cara a las elecciones del siete de octubre, estuvo a favor de las reformas laborales y bancarias del actual gobierno. Silva, quien tuvo una fuerte caída de votos en las últimas semanas, abogó por una reforma tributaria para darle fin a la inequidad. 

Los principales candidatos debatieron extensamente sobre los principales temas que preocupan a la sociedad brasileña: corrupción y seguridad. Además, los postulantes se refirieron a la lucha contra el trabajo infantil y a la agenda de la democratización de los medios.