En pleno centro porteño, la Biblioteca del Congreso de la Nación ofrece desde su espacio cultural una cantidad de propuestas abiertas a la comunidad, de calidad y gratuitas. En particular, las que están dirigidas a chicos y chicas y a toda la familia, abren un amplio abanico de opciones que incluye muestras plásticas, teatro, cine, música, actividades vinculadas a la literatura, talleres de robótica y un espacio informático. Hoy desde las 15, en una nueva edición del ciclo T-Veo Leo en este espacio cultural de Alsina 1835, habrá una cantidad de cosas para hacer que habilitan pasar toda una tarde en familia, y que incluyen desde la actuación del grupo Capotina, con su espectáculo de clown, magia y comedia física, hasta una “kermesse literaria”, una muestra sobre Sarmiento y la posibilidad de quedarse hurgando libros, hasta las 20, en la biblioteca María Elena Walsh. Todo con acceso libre y gratuito. 

“La idea del T-Veo Leo es que hay muchas dimensiones para el acto de leer: también es recorrer imágenes, también hay textos en el cine, en la música o en el teatro. Estamos muy atentos a abrir todas las disciplinas”, explica Olga Lavigna, directora de Gestión Cultural de la Biblioteca del Congreso de la Nación. Y así el ciclo incluyó muestras interactivas de artistas plásticos como Pablo Bernasconi e Istvansch, y ahora los juegos de la “kermés literaria”: puede ser un memotest vinculado a la lectura o la “pesca” de libros o palabras. Pero siempre, solo por participar, hay premio: cada chico se lleva uno de los libros editados por la Biblioteca del Congreso, como El Principito, los cuentos de Horacio Quiroga o Alfonsina Storni y, próximamente, El espejo en la pecera de Franco Vaccarini. “Es increíble como estos juegos, que son los de siempre, convocan de inmediato a toda la familia. Cuando hacemos los talleres de robótica se llenan, se forman colas, pero acá también... ¡las kermés le compiten tranquilamente a la nuevas tecnologías!”, se ríe Lavagna. 

Además de la kermés y la actuación de la compañía Capotina –que promete un final espectacular de malabares lumínicos– la jornada de hoy incluirá un espacio tecnológico, con una mesa interactiva y visión 3D. Esta vez, a las inmersiones en el mundo submarino o en la montaña rusa se sumará un paseo por paisajes sanjuaninos asociados a la muestra Sarmiento lector. Allí también hay una instalación multimedial –donde suenan fragmentos de Recuerdos de provincia, el viento zonda o el silencio sanjuanino–, y una muestra de Trajes que hicieron escuela, donde se cuenta la historia de la educación argentina a través de los trajes, guardapolvos y fotografías pertenecientes al patrimonio de los museos de las escuelas y del Museo del Traje. 

“Cuando finaliza el ciclo, a las 18, los invitamos a participar de la sala María Elena Walsh, a recorrerla y sumergirse entre los libros el resto de la tarde. Y les recordamos que pueden ir todos los días, inclusive los domingos. Todo lo que podamos hacer para ampliar el acceso a la cultura, lo haremos. Estamos impulsados por el concepto de derecho a la cultura Michel Petit, y queremos ampliar ese derecho. La cultura no es un gasto, sino una inversión, una posibilidad de compartir con otros y de desarrollarnos”, concluye Lavigna. Se camina con ese anhelo.