La empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (NASA) le adjudicó al empresario Nicolás Caputo la construcción de un sistema de almacenamiento en seco de elementos combustibles radioactivos de la central atómica Atucha I. La obra es por 513,6 millones de pesos y no tuvo difusión porque al ser una sociedad anónima NASA no está obligada a realizar licitaciones públicas, aunque sea una firma controlada por el Estado Nacional. En enero del año pasado, Caputo ya había sido beneficiado con la adjudicación de la obra civil para la instalación del reactor nuclear RA-10, un contrato de 797 millones de pesos. A su vez, el 21 de octubre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) realizó la apertura de sobres con los antecedentes técnicos y económicos presentados para finalizar la obra civil del edificio del reactor Carem 25 y Caputo S.A. picó en punta, entre los ocho competidores, para quedarse con otra obra que tiene un presupuesto cercano a los 1300 millones de pesos. El próximo lunes 23 esa compulsa comenzará a definirse cuando se abran los sobres con las ofertas económicas. Si Caputo gana, el amigo íntimo del presidente Mauricio Macri, se habrá quedado con tres de los principales contratos de obra pública del sector nuclear.

–¿Quién es “Nicky” Caputo? -le preguntaron a Macri en un programa televisivo apenas asumió como presidente.

–Un amigo, un hermano de la vida. Fuimos al colegio juntos desde primer grado.

–Tuvo contratos por más de 1000 millones de pesos en tus dos mandatos (al frente del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).

–Caputo S.A. no licitó una sola obra en mi gestión porque yo se lo pedí. Las obras que terminó son las que ganó con Telerman (su antecesor en la Ciudad).

La afirmación del presidente fue una verdad a medias porque si bien Caputo S.A. no recibió nuevas obras durante los ocho años en que fue jefe de gobierno porteño, hubo adjudicaciones por 1200 millones de pesos para la empresa SES SA., de la cual Caputo es dueño del 50 por ciento. Desde el año pasado, la situación cambió porque Caputo S.A. empezó a ser beneficiada directamente por el gobierno de Macri.

En enero de 2016, se le adjudicó un contrato de 797 millones de pesos para la construcción de la obra civil donde se instalará el RA-10, un reactor de investigación multipropósito que fundamentalmente producirá radioisótopos destinados al diagnóstico de enfermedades. El reactor se instalará en el Centro Atómico Ezeiza, junto al RA-3 que debe reemplazar.

Caputo ahora dio un paso más en el sector nuclear al conseguir un contrato por 513,6 millones de pesos para construir el sistema de almacenamiento en seco de los elementos combustibles radioactivos de Atucha I. Una vez que los combustibles alcanzan el grado máximo de quemado, se los extrae del núcleo del reactor y se los deposita en piletas bajo agua de alta pureza que actúa como blindaje de la radiación. Luego de cierto tiempo de enfriamiento y decaimiento radioactivo, se los transfiere a un sistema de almacenamiento en seco en contenedores que a su vez son depositados en estructuras de hormigón. Este último sistema es el que debe proveer Caputo S.A. La tarea se la encomendó Nucleoeléctrica Argentina, que hasta fines del año pasado era la encargada de llevar adelante esa obra de manera directa y ahora la adjudicó a un privado por orden del gobierno nacional. 

Cuando la administración de Néstor Kirchner retomó la construcción de Atucha II en 2006, le asignó a Nucleoeléctrica le responsabilidad de llevar adelante esa megaobra que había sido interrumpida en 1994. De este modo, la empresa controlada por el Estado además de operar reactores nucleares desarrolló una faceta constructora. En los meses previos a la terminación de la obra civil de Atucha II, el gobierno de Cristina Kirchner decidió que iba a ser importante conservar el empleo del personal propio y los contratistas (mensualizados y jornalistas de UOCRA) que habían estado a cargo de ese emprendimiento hasta que arrancara el proyecto de la cuarta central nuclear que se estaba negociando con China. En ese contexto, se le asignó a Nucleoeléctrica la construcción del sistema de almacenamiento en seco de elementos combustibles de Atucha I, tarea que ahora pasó a manos de Caputo.

Esa no fue la única tarea de construcción que se le encomendó a Nucleoeléctrica para el período de transición entre el fin de Atucha II y el comienzo de la cuarta central. También le adjudicaron la responsabilidad de avanzar con la construcción de la obra civil del CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), un primer reactor de baja potencia realizado íntegramente con tecnología nacional, ya que Embalse es de diseño canadiense y Atucha I y II tienen tecnología alemana. El objetivo es montar un primer prototipo de 25 MW en la localidad de Lima para luego poder competir a nivel internacional en la provisión de Pequeños Reactores Modulares. El gobierno de Cristina Kirchner dividió el proyecto en tres.

1) La fabricación y montaje del recipiente de presión se le adjudicó en diciembre de 2013 a la empresa argentina IMPSA de Enrique Pescarmona.

2) El Balance de Planta (las instalaciones complementarias no nucleares de la central) se licitó en 2014 y se terminó adjudicando el año pasado a la firma Tecna, filial de la española Isolux Corsán, quien se presentó en sociedad con la alemana Siemens.

3) La obra civil se decidió que quedara en manos de la estatal NASA.

Luego de que Mauricio Macri ganó la presidencia, ordenó quitarle la obra civil a NASA y llamar a licitación. El objetivo era doble. Por un lado, ajustar los costos porque Nucleoeléctrica tiene el mejor convenio laboral del sector atómico, y, por otro lado, generar negocios para los privados. Ahí es cuando apareció Caputo, quien ahora compite por la obra con IECSA (la empresa que Macri le vendió a su primo Ángelo Calcaterra), Techint, Milicic, José Cartelone y una serie de UTEs que completan el listado. “Lo que están haciendo es desbaratar la faceta constructora de NASA, la firma que logró la finalización y puesta en funcionamiento de Atucha II”, señaló a PáginaI12 una fuente del sector nuclear. La contracara de ese proceso es la generación permanente de negocios para familiares y amigos.

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