PáginaI12 En Gran Bretaña

Desde Londres 

La gran batalla del congreso anual de los conservadores no esperó a que comenzara oficialmente el evento. En una entrevista emitida por la BBC cuando los congresistas se dirigían a la Convención en Birmingham, la primera ministra Theresa May defendió su plan “Chequers” para la salida británica de la Unión Europea (UE) y atacó la propuesta de su ex canciller, Boris Johnson, un acuerdo de libre comercio que, según May, tardaría siete años en negociarse y no resolvería el problema de la frontera con Irlanda del Norte. “Creo en un Brexit que respete el voto popular y proteja el empleo y el futuro del Reino Unido”, dijo May. 

La primera ministra no descartó modificaciones a su plan como resultado de las semanas de negociación que quedan con la UE. “Es un desafío para la UE porque es un acuerdo que no tiene antecedentes. Pensamos que nuestra propuesta no es una amenaza al mercado único europeo, pero es necesario conversar con la UE sobre este tema”, dijo May.

La entrevista con la BBC, pactada de antemano, se convirtió en una respuesta de facto a la de Boris Johnson publicada ayer mismo por el Sunday Times. El ex canciller, ex alcalde de Londres y principal contendiente a sustituir a May, no ahorró municiones de distinto calibre en su ataque a la líder conservadora. “A diferencia de la primera ministra, yo hice campaña a favor del Brexit. A diferencia de ella, luché por el Brexit. El actual plan es una locura, no tiene sentido. Es salir de la Unión Europea, pero ser gobernado por sus reglas”, señaló Johnson. 

El viernes Johnson publicó su alternativa al “Chequers”: un tratado de libre comercio similar al que Canadá firmó con la UE en 2016. En este acuerdo las dos partes se comprometieron a eliminar aranceles en un 98% de los intercambios. El plan de Johnson recibió fuertes críticas porque no resuelve el problema de la única frontera terrestre con el bloque europeo - entre la República de Irlanda (UE) e Irlanda del Norte (parte del Reino Unido) -, pero también porque fue calificado de “desastroso” a nivel comercial. “Se van a perder miles de empleos. Sería el primer tratado comercial de la historia que aumenta las barreras comerciales en vez de reducirlas”, dijo Carolyn Fairbain, directora del CBI, la central de empresarios británicos.

Johnson se ha convertido el líder de facto de la línea interna conservadora más dura que no descarta presentar o apoyar una moción de censura a la primera ministra en caso de desacuerdo con el resultado de la negociación con el bloque europeo que deberá concluir en noviembre o diciembre a más tardar. En distintos tramos de su entrevista con la BBC, Johnson se negó a descartar la posibilidad de disputarle el liderazgo partidario a May para sustituirla como primer ministro. “Ella va a estar en su puesto todo el tiempo que considere necesario, pero mi misión es defender mis convicciones”, resumió. 

May no cuenta con mayoría propia en el parlamento que debe aprobar o rechazar el acuerdo a que llegue con la UE. En su partido, los seguidores de Johnson y aliados circunstanciales cuentan entre 40 y 80 escaños en contra del plan “Chequers”. La primera ministra está también bajo fuego del ala pro-europea de su partido que le advirtió el viernes que tiene 40 diputados listos a rechazar una alternativa como la que pregona Johnson. “El acuerdo al estilo Canadá es inaceptable porque no soluciona el problema fronterizo irlandés, complica el comercio con nuestros socios, amenaza la unidad del Reino y tendría un devastador impacto económico”, advirtió uno de los líderes pro-europeos, el ex procurador general Dominic Grieve. 

A menos que haya un cambio de último momento, la aritmética parlamentaria no le cierra a May por ningún lado. El laborismo ha dicho que solo votará a favor de un acuerdo que mantenga la Unión Aduanera con la UE  y “proteja el empleo y los derechos laborales”. La primera ministra ha rechazado la Unión Aduanera. “Mi mensaje al Partido Laborista es que deje de hacer politiquería y actúe en el interés nacional”, dijo May ayer a la BBC. 

El impasse político puede crear por default un “Hard Brexit” (salida de la UE sin acuerdo de ningún tipo) que tendría un fuerte impacto al menos a corto plazo. El mismo gobierno publicó más de 80 medidas de emergencia para esta eventualidad, entre ellas el almacenamiento de medicamentos y alimentos. Con este escenario de fondo, crece diariamente el número de diputados de todos los partidos a favor de un segundo referendo, entre ellos varios conservadores. “En caso de que la única alternativa que quede sobre la mesa, sea la de un Brexit sin acuerdo alguno, tendremos que volver a una consulta popular”, señaló la diputada Heidi Allen. 

  En palabras de David Davis, que renunció en julio como ministro del Brexit, a raíz del plan Chequers, “va a ser un otoño muy excitante porque si el gobierno sigue adelante con este plan perderá la votación parlamentaria”. En este caso, una alternativa a otro referendo, serían elecciones anticipadas, el escenario favorito del laborismo. El tiempo aprieta: el 29 de marzo el Reino Unido dejará la UE, con o sin acuerdo. Las apuestas están abiertas. Salvo en ciencia ficción, el futuro es por definición un territorio que nadie jamás ha pisado.