PáginaI12 En Colombia
Desde Medellín

El término “Festival” suele asociarse a lo artístico, a la música, el cine, el teatro, la danza. Pero desde 2013, la capital de Antioquia es la sede de un festival del periodismo, una celebración de la palabra y la imagen que se corresponde con las “obsesiones” que caracterizaron a la figura legendaria que inspira todo. Mañana a las 9, en el Jardín Botánico de esta bella ciudad colombiana, será el puntapié inicial del Festival Gabo, el encuentro que propicia la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano creada en 1994 por Gabriel García Márquez: una cita a la que acuden profesionales de todo el continente y España para celebrar el oficio en tiempos turbulentos, en lo que todo se está reformulando y -en más de un sentido- el periodismo parece a veces un deporte extremo.

El Festival Gabo es un auténtico desafío para la organización de agenda: durante tres días habrá 75 actividades de entrada libre y transmitidas en directo a través del sitio oficial festivalgabo.com y su página de Facebook. El menú incluye charlas, talleres, proyecciones de documentales, exposiciones fotográficas y muestras culturales en varias sedes; además, el jueves se anunciarán los ganadores del Premio Gabo (ver aparte), que cada año va sumando más y más postulantes en sus cuatro categorías. Las actividades están agrupadas en ejes temáticos que dan cuenta de sus intenciones: “La cocina del periodismo” explora temas que preocupan al periodismo actual y expone nuevos formatos, tendencias, narrativas y enfoques para contar historias; “Periodismo de tú a tú” presenta a gestores de proyectos innovadores que hablarán del “detrás de cámara” de sus trabajos; “Mentes curiosas” propone un espacio íntimo para conversaciones informales pero profundas con dos o tres invitados; “Obsesiones de Gabo” explora los temas favoritos de García Márquez, la música, la literatura, el idioma, el cine, la paz y la ética periodística, con dos temáticas nuevas propuestas para esta edición, la sátira y lo culinario. En el apartado “Muestras”, en tanto, se incluye la exposición fotográfica Africamericanos, tres largometrajes del documentalista brasileño Caio Cavechini (Cartas para un ladrón de libros, Carne y hueso y Entre los hombres de bien), y una tertulia pensada como homenaje a Gabo, su pasión por el vallenato y su amistad con el músico Leandro Díaz: junto a su hijo Ivo Díaz, tres estudiosos de las obras de ambos maestros recorrerán fragmentos, recuerdos, fotografías, videos y poemas.

Es un momento especialmente adecuado para esta nueva edición de un encuentro de profesionales que en poco tiempo adquirió la estatura de clásico. Dado el modo en que las formas periodísticas se reformulan en el nuevo siglo y aparecen temáticas antes no tan destacadas, este año el Festival pone el foco en cuestiones presentes en la agenda diaria del  periodismo: la necesidad de explorar nuevos formatos de expresión y autogestión, la influencia de las redes sociales, la hiperinformación y las “fake news”, el rol de las mujeres en la era del #MeToo y Ni Una Menos, la diversidad sexual y la siempre compleja relación entre la prensa y los mecanismos de poder. Es uno de los puntos que destaca Jaime Abello Banfi, director general y cofundador de la FNPI, que aun en la previa de tres días de altísima intensidad se las arregla para lucir relajado. “El Festival ha crecido en número de eventos y participantes, hay nuevas sedes, pero son detalles accesorios ante la idea de lo que realmente significa: un espacio de proposición de nuevos referentes, de aprendizajes de las tendencias y de encuentro entre periodistas, estudiantes, ciudadanos, gente que sabe que necesitamos de un buen periodismo para una sociedad mejor informada, más democrática y activa”, dice el periodista y gestor cultural. 

Para Abello, el Premio Gabo es el “radar” que indica las tendencias en el periodismo de América Latina, y su alcance va más allá de lo económico o el reconocimiento profesional. “Más que un cambio profundo de esquemas, en esta edición ha habido una consolidación y ampliación de temas, y la decisión de que sea un festival que, gracias al radar que representa el premio, responda a la capacidad de encontrarse con los temas fundamentales para el periodismo de estos momentos”, explica. “Hay temas que se insinúan como transversales: las maneras de relacionarse con las audiencias, que es cada vez más fundamental para el periodismo y su futuro, es uno. El futuro de la sostenibilidad de los medios va a depender mucho de eso, sobre todo en el contexto de audiencias muy volátiles. También será importante la presencia de temas de ética periodística, el periodismo de investigación contra la corrupción, el papel de las mujeres y el periodismo desde la diversidad sexual. Y cosas que quizá deberían haber llegado antes como la cocina, la alimentación, un tema que ocupa cada vez más espacio, está en el día a día de los intereses de la gente.”

–Es un momento interesante para que se encuentren periodistas de países con idiosincracias muy distintas, pero cruzados por debates similares: encontrar audiencias, los debates éticos, las noticias falsas, la reformulación de los medios, la lenta desaparición del papel...

–Y además hay un componente de motivación muy importante que tiene que ver conque el periodismo responde a un ideal de servicio público, y muchas veces se hace en condiciones de adversidad. Aunque haya contextos culturales diversos parece que la historia se repite en todas partes: hay un cambio que se está dando y tiene que ver con una serie de factores, pero entre ellos es muy importante la manera en que los medios digitales se instalaron en la economía y en la sociedad. Se están transformando muchas cosas, empezando por la manera en que el periodismo se hace y le llega a la gente. Entonces, ver ejemplos inspiradores, a quienes pudieron superar condiciones adversas, sentir que hay colegas con motivaciones similares, con una idea de contar historias y servirle a la sociedad, de desmitificar las mentiras, es muy inspirador. Una de las funciones del premio no es tanto la recompensa individual sino también la inspiración colectiva y la proposición de modelos útiles para toda la comunidad periodística. Pero no le sirve solo al mundo del periodismo sino a la ciudadanía, porque estamos en una fase en la que también hay un cuestionamiento y una crítica muy fuerte del papel de los medios. Como decía Gabo, “no basta ser bueno sino también que se sepa”. Y es necesario que se sepa para que la gente, la ciudadanía, pueda distinguir el buen periodismo del seudoperiodismo.  

–Pero también la gente hoy tiene un poco más claro que detrás de lo que recibe hay empresas e intereses, antes lo tenía un poco más difuso, ¿o no?

–No, así es, porque el periodismo es más plural en la forma en que se practica y manifiesta ante las audiencias. Pero antes quizá se identificaba con una marca, en el contexto de una organización, de una empresa periodística. Hoy en día encontramos muchas maneras: ese periodismo visual que circula con tanta velocidad por las redes sociales, o el periodismo colaborativo de grandes proyectos de investigación o lo que llamamos periodismo de autor, que se plantea proyectos individuales que se convierten en libros. O la manera en que las redes han servido para diferenciar y darle identidad de marca a periodistas con sus nombres porpios... podríamos dar una lista muy larga de esa variedad que caracteriza este momento y que es un espacio para la creatividad. El problema es que las herramientas de la creatividad y de la proyección personal del periodista son las mismas que explican que se hayan desbaratado las bases del negocio que sostenían las empresas e  introducido una gran incertidumbre en el sector. Al mismo tiempo dieron lugar a maneras de buscar la sostenibilidad, nuevos emprendimientos. Lo vamos a ver en el caso de Eldiario.es, un periódico totalmente digital sostenido por los lectores. Hay una gran variedad, y es cierto que la gente distingue más pero también que muchas veces se confunden porque hay fake news, mucha información y contenido circulando que parece periodismo y no lo es o responde a campañas de manipulación informativa. Hay que seguir haciendo el esfuerzo pedagógico de separar y mostrar los valores del buen periodismo. Es en parte lo que buscamos con el festival.

–¿En esas nuevas posibilidades se abre un cierto camino de libertad, que el periodista pueda serlo no solo en función de un medio y una empresa? Se están dando muchos experimentos de autogestión...

–Hay una libertad pero también es más complejo el ecosistema informativo, hay más voces y algunas de esas son voces interesadas, poderes comunicacionales como los que tienen los gobiernos o distintos sectores. Lo que estamos viendo es que hay una guerra de narrativas, y muchas veces el periodismo independiente termina aplastado por campañas mediáticas opuestas que se hacen a través de redes sociales, y eso se complica más cuando encima hay censura y hay utilizaciones judiciales o físicas. No necesariamente estamos en un ambiente más relajado: es un ambiente con más posibilidades, más creatividad y libertad... y nuevos peligros que están surgiendo.