Las urnas como trampa

Uno de los grandes inventos de las clases dominantes son las compulsas electorales. En efecto, las elecciones generan en gran parte de la población la ilusión de participar en la toma de decisiones. Nada más alejado de la realidad.

Las decisiones las toman los poderosos, cómodamente instalados en las oficinas de las corporaciones financieras e industriales.

Los mascarones son los políticos, quienes ofertan su mercancía, las ideologías que son el señuelo para captar voluntades y que con la rotación de élites en el gobierno nada cambie sustancialmente. La dominación, la explotación y la expropiación, el patriarcalismo, la xenofobia y el racismo.

A quien dude de todo esto le sugerimos que observe con atención las poltronas gubernativas en el mundo y, particularmente, en Latinoamérica.

En Brasil ha triunfado en primera vuelta el candidato presidencial de discurso más racista, misógino y belicista.

¿Acaso, como afirmaba Bakunin, no hay un fraude preelectoral? Sí, el de hacer creer que votar es una forma de participar y decidir. Ilusión de movimiento.

 

Carlos Solero