“En estos tiempos que corren, hacer música se convierte en un acto de rebeldía. Cantarle a los amigos y a los amores es la manera que encontramos de concretar nuestras ilusiones. Y eso, en definitiva, es la más grande de las resistencias”. Esto es lo que piensan y dicen Paula Suárez y Mora Martínez. Lo escribieron en el arte del disco que presentan como dúo, pero sobre todo lo cantan, en temas de autoría de Suárez y de un puñado de referentes, en Con la ilusión como fusil, su flamante disco. El nombre es también un homenajea a Raúl Carnota, con la frase que da inicio a su gato “Pecado de juventud”. Pero es ante todo una declaración de principios que suena desarrollada en estas canciones a dos voces, piano y percusión, como delicados testimonios de belleza. La presentan en Café Vinilo (Gorriti 3780) este viernes 12 a las 21, y el sábado 13 en El Gutiérrez Casa Taller de Banfield (Aráoz 683). Y suman otra fecha el viernes 19 en La Plata, en Lucamba Club Cultural (Calle 67 y 117).

Suárez y Martínez formaron hace mucho un dúo y durante una década integraron Aymama, junto a Florencia Giammarche. Así que este es un “resurgir”, dicen, después de lo que califican como “una experiencia muy enriquecedora” con el trío. “Este proyecto había quedado guardadito y cuando decidimos disolver el trío surgió así, naturalmente, de manera espontánea”, cuentan. “Es evidente que sentimos la necesidad de tocar juntas, y eso es lo que nos moviliza a seguir haciendo esto”, concluyen. Y así como empezaron a hacer los temas de autoría de Suárez –como la preciosa “Tonada de la rosa”, que abre el disco–, también de manera natural fueron apareciendo otros que les gustaban: de Carnota, Jorge Marziali, Juan Falú, del poeta Daniel Giribaldi, una recopilación de Leda Valladares...

Marziali, de hecho, fue “el culpable” de que estas intérpretes se encontraran en un recital suyo en la sala AB del San Martín, a fines del siglo pasado. “Yo era parte del grupo que lo acompañaba y Morita fue a cantar de invitada, ahí nos conocimos”, recuerda Suárez. “Paula estaba por grabar un disco y me invitaron. Al tiempo formamos un dúo y después... ¡vino todo esto!”, se ríe Martínez. Que suena como un camino compartido, asentado en el mutuo conocimiento pero también abierto al juego y la sorpresa, en Con la ilusión como fusil. Y que ensancha un presente de raíces fuertes y brotes ricos en el panorama de la música argentina.