Presos de la Unidad 28 de Magdalena tenían teléfonos celulares en su celdas y los usaban para comunicarse con sus familiares y subir fotos a sus perfiles de Facebook, lo que motivó la orden de una requisa durante la cual les fueron secuestrados los dispositivos. Uno de esos detenidos es Angel Oscar “el Colorado” Marcos, quien cumple prisión preventiva a la espera del juicio por el homicidio de Carlos Alberto Peralta, cuyo cadáver –además– arrojó a la laguna de Chascomús luego de haberlo transportado en su camioneta a lo largo de 500 kilómetros para hacerlo. 

Durante la requisa en el Pabellón 10 del Sector B de la Unidad 28 de Magdalena del Servicio Penitenciario Bonaerense, fueron secuestrados teléfonos celulares y otros objetos electrónicos que están prohibidos en las celdas, por lo que se abrió una investigación para determinar si hubo responsabilidad de los guardiacárceles en el ingreso de los objetos o si los ingresaron los abogados de los reclusos. 

A Marcos, de 39 años, se le secuestró un teléfono celular y dos baterías en óptimo estado que tenía escondidos debajo del colchón. Según establecieron los investigadores, con ese equipo Marcos se comunicaba con sus familiares vía WhatsApp o mediante alguna llamada a escondidas, al tiempo que subía fotos y publicaba frases o imágenes en su cuenta de Facebook.

Además, durante la requisa se secuestraron elementos sumilares a otros tres presos. A uno le encontraron un celular, una batería y un cargador, a otro el mismo aparato y una batería y al restante un elemento punzante de 13 centímetros de longitud. Los ters fueron sancionados porque está prohibido tener aparatos electrónicos dentro de un penal, pero el último de ellos fue aislado en otro pabellón por tener el objeto punzocortante en su celda.

En lilio del año pasado, Marcos, hijo del dueño de una marca de galletitas de San Justo, en el partido de La Matanza, mató a Peralta por un conflicto amoroso en La Tablada, del mismo distrito. La víctima era vecino y empleado de Marcos. De acuerdo con la investigación, el homicidio fue cometido de dos escopetazos. Luego, Marcos puso el cadáver en la parte trasera de su camioneta, lo ató con alambres y arriba puso ladrillos y cemento para ocultarlo. Desde allí, manejó hasta San Clemente del Tuyú, donde ofreció 50 mil pesos a un grupo de obreros –que trabajaban en una construcción para su familia– para que se encargaran de hacer desaparecer el cuerpo. Como los peones se negaron, Marcos volvió a tomar la ruta y llegó hasta la laguna de Chascomús, donde arrojó el cadáver, que fue hallado enseguida. Inicialmente, los investigadores señalaron que podía tratarse del cuerpo del titular de la Uocra de Lomas de Zamora, Walter “Lobo” Leguizamón, quien llevaba semanas desa- parecido.