La canciller alemana, Angela Merkel, suspendió la venta de armas a Arabia Saudita por la muerte del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudita de Estambul. Alemania, Francia y el Reino Unido pidieron en una nota conjunta pruebas que respalden la versión oficial de cómo murió el periodista. Del otro lado del Atlántico, demócratas y republicanos estadounidenses apoyaron tomar medidas firmes contra el gobierno saudita si se prueba que el príncipe heredero, Mohammed bin Salmán (MBS), estuvo detrás del asesinato. Las reacciones en contra del reino se siguen sumando desde que el gobierno admitió, el viernes, que Khashoggi, desaparecido desde el 2 de octubre, había muerto en la legación, según afirmaron, producto de una pelea a puñetazos. 

“Estoy de acuerdo con quienes dicen que no puede haber exportaciones de armas (hacia Arabia) en la situación actual, incluso si se trata de ventas de una amplitud limitada”, declaró Merkel a la prensa en la sede de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), en Berlín. La jefa del Gobierno alemán había reiterado antes la condena a la muerte de Khashoggi que ya había expresado antes en un comunicado conjunto con el ministro de Exteriores, el socialdemócrata Heiko Maas. 

El CDU se plantea, además, estudiar la expulsión de diplomáticos saudíes. “En el caso de que Arabia Saudita no tome las medidas oportunas, el Gobierno alemán debería coordinarse con sus socios de la Unión Europea (UE) y de la alianza trasatlántica OTAN para llegar a acuerdos en el ámbito diplomático como la expulsión de funcionarios de la embajada saudita”, señaló Norbert Röttgen, responsable de política exterior de la CDU en una entrevista, publicada ayer, con el periódico dominical Welt am Sonntag. 

Reino Unido, Francia y Alemania afirmaron ayer, por su parte, que la versión que ha aportado Riad sobre la muerte del periodista requería estar respaldada por hechos para ser considerada creíble. “Aún se mantiene la necesidad urgente de una clarificación sobre lo que ocurrió exactamente el 2 de octubre, más allá de las hipótesis planteadas hasta ahora por la investigación saudita”, señala la nota conjunta. “Son necesarios mayores esfuerzos para establecer la verdad de una manera completa, transparente y creíble”, recalcan los gobiernos de los tres países.

Pese a haberlo negado de forma tajante en un primer momento, Arabia Saudita admitió el viernes que el periodista crítico con la monarquía falleció en su consulado de Estambul a causa de una pelea a puñetazos. “Sin duda se cometió un tremendo error y lo que agravó el error fue el intento por cubrirlo”, admitió el ministro de Exteriores saudita, Adel al Yabair, quien aseguró no saber dónde estaba el cuerpo del periodista. La prensa turca, sin embargo, contradice la versión del reino e indicó, en base a audios que todavía no han sido publicados, que Khashoggi fue torturado, asesinado y su cadáver descuartizado por un equipo de 15 hombres, entre ellos un forense, que viajó adrede a Estambul. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció que mañana proporcionará un informe detallado sobre las circunstancias que rodean a la muerte del periodista.  

En Estados Unidos también se elevaron voces condenatorias a lo largo del arco político. Republicanos y demócratas apoyaron tomar medidas contra Arabia Saudita, entre ellas, la imposición de sanciones y la expulsión de su embajador en Washington. Algunos de los legisladores también instaron a que Estados Unidos se niegue a mantener relaciones con el príncipe heredero saudita y exigir que su país lo reemplace de su cargo si se le considera responsable de la muerte del periodista.

El senador demócrata Dick Durbin consideró ayer en la cadena NBC que el embajador saudita en Washington debería ser expulsado formalmente de Estados Unidos en caso de que finalmente se confirme el papel de MBS en el asesinato del periodista. “Debemos expulsar formalmente al embajador saudita en Estados Unidos hasta que se complete la investigación por parte de un tercero sobre el secuestro y el asesinato de Jamal Khashoggi”, aseveró Durbin. Por su parte, el senador republicano Lindsey Graham dijo creer que el príncipe heredero es el responsable en última instancia de lo sucedido. “Nunca me convencerán de que no hizo esto”, afirmó ayer Graham en la cadena  Fox. “Arabia Saudita es un aliado, pero este comportamiento está fuera de la norma hasta el punto de que las personas involucradas deben ser expulsadas (de su cargo), en mi opinión. Arabia Saudita es un país. MBS es una persona. Y estoy dispuesto a separar ambas”, reiteró.

Trump afirmó que hubo engaños y mentiras por parte del gobierno saudita en lo concerniente al caso Khashoggi, en una entrevista publicada por el diario local The Washington Post. Sin embargo, el mandatario destacó cuan importante es la relación entre Washington y Riad, en especial en cuanto a la venta de armas. Además, el magnate siguió expresando su apoyo a Mohammed bin Salmán. “Nadie me dijo que es responsable. Nadie me dijo que no es responsable. No hemos llegado a ese punto. No he escuchado eso de ninguna manera”, dijo el presidente. “Hay una posibilidad de que MBS lo descubriera después. Podría ser que algo en el edificio salió mal. Él (Khashoggi) podría haber sabido que lo estaban regresando a Arabia Saudita”, agregó.