Un republicano de Iowa bromea diciendo que la guerra comercial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con China le hace pensar en saltar por la ventana. Allí las medidas proteccionistas y su impacto en la exportación agrícola pueden generar a veces un estado de desesperación.

 Pero viajando en auto cinco horas hacia el sureste, en Illinois, uno puede ser un demócrata y, paradójicamente, regocijarse con el renacimiento de la industria local del hierro y el acero gracias a los aranceles al acero introducidos de modo proteccionista contra las importaciones por el presidente republicano. La ofensiva total a nivel comercial lanzada por Donald Trump ha difuminado los puntos de referencia políticos en algunos estados muy vulnerables.

El comercio no es, ni mucho menos, el tema que domina la campaña para las elecciones legislativas de medio. Pero algunos escaños en la Cámara de Representantes en los estados más afectados por esa guerra podrían ser decisivos en el caso de una votación ajustada. “Tenemos evidencia razonablemente tangible de que las personas que se inclinaron claramente hacia la derecha (en las elecciones presidenciales) han regresado al centro”, dice David Swenson, economista de la Universidad de Iowa. “Hay una sensación de conciencia compartida de que lo que pasa en Washington no está contribuyendo de manera positiva al bienestar de la gente aquí en Iowa”, dijo.

Tierra productora de soja, Iowa (estado del centro del país), sufre las represalias de China a las tarifas aduaneras impuestas por la Casa Blanca a cientos de miles de millones de dólares de las importaciones realizadas desde del gigante asiático. Este estado había votado por el presidente republicano en los comicios de 2016 después de haber sufragado dos veces corridas por el demócrata Barack Obama en instancias anteriores.

Por lo tanto, la banca en la Cámara de Representantes de Rod Blum, el candidato republicano, parece estar en peligro por estos efectos colaterales. Hace unas semanas, aclaró en declaraciones al New York Times que no estaba a punto de tirarse por la ventana: “Pero está entreabierta”, agregó jocosamente. En la prensa local, dijo estar convencido de que los agricultores harán una muestra de “paciencia”.

Los demócratas buscan apresurarse en acortar la brecha. Troy Price, el presidente del partido en Iowa, dijo que no entendía por qué los republicanos locales “les llevó meses” antes de evocar la guerra comercial, ni “por qué no están peleando más duro” para convencer al presidente Trump de que suavice su posición a nivel comercial.

Al sentir que avanzan los nubarrones, el gobierno de Trump ha otorgado una ayuda de emergencia de 12.000 millones de dólares para compensar las pérdidas de ingresos de los agricultores.

Encuestas a nivel nacional desde el verano pasado muestran que la mayoría de los estadounidenses se oponen a las tarifas de Trump y temen que puedan dañar a los consumidores y los empleos.

El riesgo es que los agricultores y ganaderos tradicionalmente republicanos, pero que ahora están muy en contra de la política comercial de Trump, favorezcan el voto demócrata al abstenerse de ir a las urnas.

En Illinois, hay que conciliar intereses industriales y agrícolas. El arancel del 25% sobre el acero y el aluminio importados dio un impulso a la industria siderúrgica local, que comenzó a contratar nuevamente.

En el distrito sur de este estado, muy conservador, el republicano Mike Bost está buscando mantener su banca frente al demócrata Brendan Kelly. Ninguno de los dos competidores cuestiona los motivos de las tarifas, sino todo lo contrario. Bost incluso los ha defendido férreamente, mientras que Kelly comparte de muchas maneras los objetivos de Trump sobre la protección comercial. Sin embargo, el republicano parece más vulnerable porque Kelly es apoyado por el sindicato de trabajadores del acero.