¡Qué difícil hacer una nota sobre libros con finales sorprendentes sin contar, justamente, esos finales sorprendentes! Esta sección propone un menudo desafío: lograr una nota sobre este tema ¡sin espoilear! Es que han llegado libros con finales verdaderamente sorprendentes, por distintas razones, y dan muchas ganas de contar... si no el final, al menos el desenlace. El lobo feroz sólo quiere ser amado, de Christine Naumann–Villemin, ilustrado por Annick Masson, y Este libro está lleno de monstruos, del belga Guido Van Genechten como autor integral, son los primeros dos (que aquí no tendrán final). 

El primero se destaca por todo lo que tiene de engañoso. Y es que en tiempos en que las “emociones” y la corrección política amenazan con matar a la literatura, los lobos se vuelven buenos y las caperucitas sagaces, las abuelitas feministas, ¡y hasta hay un Principito en versión de género, que ahora es La Principesa!... un libro con este título podría caminar derechito hacia esa dirección. Pero no. 

Comienza cuando el lobo feroz se presenta en la casa de la escritora. El y sus amigos del sindicato, la bruja, el ogro, la pesadilla, todos los malos de los cuentos, se declaran hartos. “Pero, ¿qué es lo que quieren exactamente?”, le pregunta la escritora. “¡Quiero que me amen!”, aúlla el lobo. Así que la escriba pone manos a la obra. Todo parece marchar entre algodones. Pero no. Y hasta aquí se contará sobre esta historia de la autora francesa que ya se ha metido con el tema en títulos como Cuando un lobo está hambriento, aún no traducido por estas tierras.  Afortunadamente Pípala editó este aquí, y ya puede estar sobre aviso Papá Noel: aunque la devaluación encareció (entre tantas otras cosas) este tipo de libros álbum, sigue siendo una buen opción de regalo para el arbolito en su relación inversión–calidad. 

El otro es un libro de Guido Van Genechten, un autor que sí tiene varias ediciones locales, sobre todo para lectores y lectoras muy, muy chiquitos (hay muchos protagonizados por animales y bicharracos de diversas procedencias, como los de la colección Animalocos). En este caso, atraviesa una franja más amplia de receptores. Este libro está lleno de monstruos pequeños y grandes, olorosos y asquerosos, venenosos y espantosos. Pero además de lo monstruoso, tiene un gancho interesante: a cada página el autor le va diciendo al lector: “ojo con dar vuelta la hoja. Yo que vos, no lo haría. ¿Estás seguro...? Mirá que si querés, podés parar acá...” Y ya se sabe: los niños adoran hacer lo que les dicen que mejor no hagan. Y algunos adultos, también. Así que ¡cuidado con este libro editado por La Brujita de Papel!. Este libro está lleno de monstruos. Uno verdaderamente sorprendente aparece en el final. Pero la sección Chicos no lo va a contar.