Los jóvenes lectores tienen la palabra. Cuando cuentan qué y cómo leen, desmienten el prejuicio tan extendido entre los adultos de que no leen. Que la lectura es una batalla perdida. Que gana Netflix y el bombardeo audiovisual al que están sometidos. “Somos una de las generaciones que más ha escrito y leído en la historia”, dice Sebastián García en una charla TED, y podría ser el lema de los 48 jóvenes entre 16 a 28 años que viven en AMBA –Capital Federal más 40 municipios de la provincia de Buenos Aires–, que fueron entrevistados sobre sus hábitos de lectura; un trabajo de la consultora Trazo Propio, que se presentó en la sala Borges de la Biblioteca Nacional como parte de la campaña “Leer abre las puertas. El libro lo hace posible”, realizada conjuntamente por la Fundación El Libro y el Consejo Publicitario Argentino.

Marcela Garriga, de Trazo Propio, subraya el hecho de que los jóvenes se autoperciben como lectores. “No nos limitamos a los libros; defendemos Internet como un soporte y una forma de acercarnos a la lectura”, dicen. “Leer no es solamente leer en un libro, es leer en un montón de formatos distintos”. Los jóvenes consultados ponen los estereotipos en crisis. Ellos cuestionan la división entre “los que leen” y “los que no leen” para afirmar que “todos leemos; algunos más y otros menos”. Garriga explica que es una generación que no percibe las cosas en forma polarizada, la dicotomía lectores o no lectores. “Ellos tienen una forma mucho más híbrida de ver las cosas, que es propio de esta época más posmoderna, incluso hay un chico que dice que no es que te ponés el rótulo de lector y lo sos siempre: tengo momentos, etapas; hay momentos en que soy lector y otros en que no soy. Entonces es algo mucho más fluido y mucho más cambiante en la vida de una persona”, advierte la consultora.

Leer es un capital muy relevante, asociado a lo personal y también a lo social, porque para los jóvenes “mejora tus estrategias y te da herramientas para enfrentarte al trabajo, a la vida, en la facultad”. Un aspecto que les llamó la atención del estudio es la afirmación de que “lo escrito, comparado con el cine, consigue una mejor expresión narrativa; la película te condiciona un montón y entonces te pone límites, en cambio el libro te amplía más el horizonte”. Para los jóvenes no está por un lado lo audiovisual y por el otro la lectura. Hay una retroalimentación entre libros y series de Netflix; no son cuestiones excluyentes. Otra dicotomía que cae es lo online y lo offline; es un continuo con distintos soportes. Al Kindle como soporte se suman los Booktubers que hablan de libros o los Bookstragrammers, que incentivan la lectura en las redes sociales. “Las redes te dejan expuestos si no leés, dicen algunos, porque cuando se arman discusiones queda bien claro quién lee y quién no lee por el soporte que tiene para poder sostener un argumento o no. Además, si tenés errores de ortografía también se nota que no leés”, comenta Garriga.

De acuerdo al vínculo que tienen con la lectura, el estudio traza una clasificación entre “los que buscan” –fomentadores y recomendadores de lectura que tienen una actitud mucho más activa y autónoma– y “los que son encontrados”, que todavía no se autorizan a la exploración personal y tienen un encuentro más casual y guiado con la lectura. “Los que buscan” encuentran los libros en las ferias, en editoriales más pequeñas o librerías boutique, compran mucho por Mercado Libre y también hacen trueques, donde se intercambian libros. “Los que son encontrados” compran en grandes cadenas o en centros de consumo masivo. “Los que buscan” leen como un vicio, leen como se consumen las series; “los que son encontrados” necesitan tener condiciones escénicas para poder meterse en la lectura, incluso necesitan más fuerza de voluntad para empezar a leer. 

La buena noticia de este estudio es que no detectaron una visión negativa del libro y de la lectura. Los jóvenes no piensan que leer es aburrido porque no es para ellos. Al contrario: “Leer te hace más sexy”, coinciden. Una idea fuerza que se eligió para trabajar en el fomento de la lectura es “la imaginación al poder”, que para Garriga es muy significativa porque es una etapa de la vida “donde el mundo adulto empieza a ejercer una presión y ellos piden una moratoria para poder seguir vinculados a la imaginación, aunque ya no puedan jugar”. Ser lector permite experimentar muchas vidas en una vida; permite escapar de la realidad, pero sin huir; la imaginación es el medio de transporte más divertido y en un mundo sin libros perderíamos miles de mundos.   

María Teresa Carbano, la primera presidenta mujer de la Fundación El Libro, precisa que este estudio es “una primera conquista” alrededor del libro y la lectura y que la institución que ahora preside “no trabaja sólo para hacer la Feria del Libro”. “Esta campaña llega en momentos muy difíciles para el libro. Los números están a la baja y espero que no sigan bajando. Lo que queremos decir es que no nos resignamos; que no nos achicamos con el achique y que estamos acá para avanzar”. El spot con la técnica de animación 2D dura treinta segundos y fue realizado por la agencia de publicidad Moreno Condis. “Treinta segundos hoy parece una eternidad; hay que ser muy hábil para mantener la tensión constantemente”, reconoce Federico Moreno Breser y agrega que el mensaje es “claro y directo”, que la tipografía transmite la sensación de libertad y que invita a la magia de la lectura: “Leer abre puertas. Desde una simple página podés viajar a lugares insospechados, llegar al espacio y más allá. O brindar desde lo más alto, descifrar un misterio, encontrar el amor por primera vez o descubrirte en un viaje de reflexión y conocimiento. Estos universos te están esperando. Leer abre puertas. El libro lo hace posible”. Ahora la palabra clave es viralizar. Que el virus de la lectura abra cada vez más puertas.

* El spot y más información en https://www.leerabrepuertas.org.ar/