Una curiosidad del destino lleva a caminar al voluntarioso misionero Ramón Ozuna junto a PáginaI12 por Iguazú, la calle que lleva el nombre de la principal ciudad turística de su provincia natal y divide a la 21-24 entre Pompeya y Barracas. En su recorrida por esa importante arteria es reconocido afectuosamente por muchos de los vecinos que habitan la villa más populosa de Capital Federal: alrededor de cien mil personas sobreviven apiñadas en la zona más postergada de Buenos Aires con problemas y demandas que vienen desde su origen, cuando la dictadura de Onganía decidió arrumbar a los pobres en ese rincón del sur de la ciudad, y otros tantas que se acumularon en las cinco décadas posteriores. Algunos lo aplauden, otros lo abrazan, y también están quienes que le suplican entre lágrimas que por favor no se olvide de ellos.

Hoy martes Ramón Ozuna asume como nuevo Coordinador de la Junta Vecinal de la villa a la que se mudó en 1995 y marca un hecho histórico que arrima esperanzas a la 21-24: una inédita unidad de diez listas lo consagró a la cabeza de un gobierno comunal que logró desplazar al macrismo del órgano que debe intermediar entre el Estado y los vecinos del barrio. En el frente conviven espacios piqueteros, la CTA, Patria Grande, Nuevo Encuentro, la Pastoral Social, el Movimiento Popular La Dignidad, el Partido Obrero y distintas expresiones del peronismo al cual Ozuna pertenece por simpatía y militancia. 

“Esta unidad es histórica, pero no voy a negar que al principio costó lograrla porque había diferencias ideológicas”, se sincera Ozuna. “A algunos compañeros, por ejemplo, no les gustaba la participación del PO. Tuvimos que trabajar mucho para que todos entendamos que era necesario encontrar espacios de trabajo común para hacerle frente al macrismo y poder atender problemas que nos afectan a todos. La consigna fue: ‘si tienen diferencias, siéntense, hablen y hagámonos cargo de que, si vamos divididos, perdemos todos’. Era necesario tener sentido histórico sobre lo que estábamos discutiendo”. 

Ozuna nació en el departamento de Libertador General San Martín, a medio camino entre Posadas e Iguazú, pero en 1995 se mudó a la 21-24 empujado por el hambre y las sugerencias que varios amigos misioneros habitantes de la villa le hicieron. “Cuando sos joven ves a Buenos Aires como una gran oportunidad, y entonces vine a experimentar. Pero al principio vivía en piezas de hoteles, el trabajo era escaso y no tenía mucho conocimiento sobre cómo manejarme en la ciudad”, admite Ramón. Primero fue gomero, luego chofer de la línea de colectivos 101 y, finalmente, pudo asomar cabeza con una carnicería que le permitió establecer los primeros lazos de solidaridad territorial: siempre dispuesto a fiar o hacerles descuento a los vecinos, poco a poco fue ganando consideración entre ellos. 

El misionero reconoce que ya en su casa natal se sintió influido por el peronismo gracias a la simpatía ideológica de su padre, de amigos más grandes y de un hermano mayor que militaba en aquella provincia. Pero fue una disputa por una toma de tierras de la 21-24 a fines de 2001 la que le reveló el sentido útil de la doctrina bajada a la práctica: sólo la organización de los vecinos bajo las consignas de la justicia social pudo impedir los desalojos. “Muchos habían sido estafados con esas tierras y tenían razón en sus reclamos, pero con eso sólo muchas veces no alcanza: hay que unirse para que el pedido tenga más fuerza”. 

“Acá me metí en una cooperativa, después una ONG. A pesar de que trabajaba muchísimas horas, igual caminaba el barrio y me interesaba por comprender los problemas. Ahí entendí que la política no es sucia, sino que la ensucian quienes te engañan. La militancia es una herramienta real para cambiar las cosas y sobre todo la que ofrece el peronismo, que es el único movimiento popular de masas que tuvimos en nuestro país”, afirma Ozuna. 

En 2016 Ozuna armó la lista Azul y Verde, puntapié inicial del frente que el domingo 11 de noviembre pasado ganó unas elecciones convocadas gracias a su insistencia: fueron constantes los pedidos de llamado a comicios en juzgados para que las autoridades sean elegidas por el voto popular y no por disposiciones legales, tal como venía ocurriendo. 

En invierno son recurrentes los cortes de luz, afectados además por el dispar nudo de cableados que se entraman en los cielos del barrio y cada tanto generan incendios con consecuencias trágicas. Y en verano la desgracia se aumenta con la falta de agua, recrudecida por efluvios cloacales que inundan las callejuelas de desechos que provocan innumerables enfermedades. 

A pesar de en la 21-24 viven casi cien mil personas, sólo veinte mil están empadronadas y apenas cinco mil participaron de las elecciones. “El día anterior a los comicios hubo un diluvio impresionante que fue noticia porque suspendió el Boca-River, pero acá en el barrio dejó consecuencias desastrosas. Se inundó todo y eso hizo que muchos vecinos se enojaran con la política y desistieran de votar. Y nosotros los comprendemos: durante tanto tiempo les prometieron cosas pero no hicieron nada, por lo tanto creen que nosotros somos lo mismo. Nuestro trabajo es demostrar que no es así”. 

Las elecciones se produjeron en las escuelas 6 y 12 con un intimidante despliegue de Prefectura Nacional. Al final del recuento, el frente Tierra, Techo y Trabajo se impuso con 3188 votos, más de la mitad de porcentaje total. El sistema de ley de lemas ubicó a Ramón Ozuna como nuevo Coordinador de la 21-24 porque su lista fue la más elegida entre todas las diez componen el esquema de unidad. 

Ni bien conoció la noticia, Ozuna empezó a delinear los primeros ejes de trabajo de la flamante conducción: “Además de resolver los problemas de electricidad y cloacas amparados por órdenes judiciales, vamos a hablar con el IVC para abrir calles en los pasillos y hacer plazas, ya que necesitamos pulmones porque vivimos encimados en un ambiente cerrado. Y también tenemos que trabajar sobre la cascotera inmensa donde se muelen piedras sin cuidado y el polvillo ocasiona enfermedades. Hay dramas que vienen de años y sólo fueron atendidos de manera parcial con parches del momento”. 

Consciente de la desconfianza que genera en muchos habitantes de la villa la actividad política, Ozuna entiende a esta lista de unidad como un desafío que no acaba con el triunfo electoral, sino que en verdad recién comienza: “Tenemos la voluntad de poner lo mejor de nosotros, ese fue el acuerdo. Somos listas conformadas por vecinos que la peleamos todos los días en un contexto de crisis tremenda y humildemente queremos hacer historia. Y, en otro aspecto, queremos mostrar desde abajo un ejemplo para que sea imitado arriba: hay un 2019 que nos obliga a todos a buscar la unidad popular más allá de las diferentes miradas personales para hacerle frente a un gobierno que nos olvida”.