“No hay dios, los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos”, dijo Jesusa Rodríguez el día de su asunción como Senadora. La cita pertenece a Ignacio Ramírez “El nigromante”, escritor y político nacido en el siglo XIX, quien, en su gestión, “logró lo imposible” para México: separar la Iglesia del Estado. Y en la senda del revolucionario nigromante, la Jesu, como la llama su esposa Liliana Felipe, continuó más anticapitalista que nunca: “Las personas de todos los sexos y de todas las especies que anhelamos la cuarta transformación enfrentamos un reto histórico: separar el poder político y el económico”. Ante la pregunta que quedó picando de semejante afirmación, sobre si la categoría persona excede a lo humano, esta lesbocabaretera vegana y desde hace décadas referente de la disidencia artística y feminista, repitió lo dicho el 1 de diciembre ante la Cámara: “Hay personas humanas y personas no humanas. Y todas merecemos el mismo respeto”. Ese día, lucía un atuendo tradicional de color rojo como la pasión obradora que la hizo actriz, directora de teatro y ahora funcionaria por MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional), el partido populista que arrasó las urnas aztecas con el 53,8% de los votos. Su líder y actual presidente, AMLO, Andrés Manuel López Obrador, aún pese a haber perdido las elecciones en 2006 debido a un sospechado fraude fue nombrado presidente aquél año por primera vez por la escritora Elena Poniatowska, que le colocó la banda presidencial en un acto en el zócalo del DF frente a miles de personas. Doce años después, el mundo se muestra conmovido ante su reciente triunfo indisimulable. En contra de la tendencia planetaria, AMLO y MORENA parecen esperanzar con algo más que cambiar la historia del propio México. Quizás uno de los secretos de su potencia sea que voces respetadas como la de Jesusa, o las de lxs escritorxs Mario Bellatin, Gabriela Cantú Westendarp o Margarita Minerva Villarreal, hayan salido de la crisálida del arte para poner el cuerpo en el terreno de las políticas públicas.

¿Cómo fue que te acercaste a la política? Porque convengamos que no deja de ser un riesgo…

-A Liliana y a mí nos cambió la vida trabajar con las indígenas y campesinas más pobres del país. Hicimos veinte talleres de empoderamiento de mujeres, aprendimos como nunca y nos dimos cuenta cómo era este país. Y nos asomamos a ver cómo las personas más vulneradas eran las más poderosas. Entonces, en el 2005 vino el desafuero de Andrés Manuel (López Obrador), y Elena Poniatovska me invitó a que fuéramos a apoyarlo. A mí me pareció que era un momento importante para comprometerse directamente con la política, porque si los artistas no se comprometen en momentos tan complicados donde hay tanto dolor, pues es como si no estuvieras haciendo nada. 

Bueno, lo estabas haciendo desde el arte también…

-Yo estaba haciendo en el cabaret un espectáculo de desobediencia civil. El cabaret te sirve para tomar el termómetro de lo que está pasado, y ya se sentía la necesidad de la gente de conocer los mecanismos de la desobediencia y la resistencia pacífica. Entonces me puse a estudiar a Luther King, a Gandhi, a Thoreau, a todxs lxs luchadorxs pacifistas e hicimos con Liliana un espectáculo que se llamó El club de enemigos de Fox. Cuando vino el desafuero, me di cuenta que era el momento de aplicar esa desobediencia civil que habíamos estado trabajando en la obra. Porque a Andrés lo habían metido preso para no dejar que fuera presidente. Desde ese año nos comprometimos a trabajar con él. 

Te escuché decir en una entrevista que el escenario político tiene las mismas reglas que el teatro, ¿cómo es eso?

-Me refería a que un escenario siempre tiene las mismas reglas. Hay unxs espectadorxs, un escenario con gente que está comunicando algo y eso se cumple en todos los casos, en un escenario al aire libre con miles de personas, o uno pequeño como El hábito (el teatro bar que teníamos con Liliana), o uno solemne como el Senado. El escenario tiene sus leyes. Y en ese sentido, yo tengo cuarenta años de trabajo y puedo acudir a mi experiencia para aportarle algo a este nuevo escenario, para subsanar todo el hueco que tengo en este oficio legislativo que desconozco aún. Pero me tranquiliza saber que los que saben aquí mucho sobre legislación no son actorxs. 

Sebastián Freire

Leí noticias sobre tu asunción en las que se destacaba que eras la primera Senadora abiertamente lesbiana, ¿cuál sería la importancia de esto? ¿Por qué se lo exalta como información?   

-El hecho de que se destaque como noticia se debe a que la simulación en México ha sido parte del sistema, así como la impunidad y la corrupción. Ha sido el país de la simulación, entonces las lesbianas en el Congreso en general han sido de closet. 

Y ya que estamos en tema, ¿qué deudas tiene el Estado con la población LGBTI que ustedes tengan la oportunidad de saldar?

-Las deudas del Estado son muchísimas, con muchas partes de la sociedad, por supuesto con la diversidad sexual son enormes. Todavía hay crímenes por homofobia que ocurren diariamente y ya no es posible seguir así. Eso es lo que pretende este gobierno. En esto también Andrés Manuel fue explícito en el apoyo a la diversidad sexual y respeto a toda forma de pensamiento, y a las libertades en general y en el intento de que haya una libertad colectiva. México profundo tiene como base y como fuerza el sentido colectivo de la vida. 

Es preocupante en esta parte del continente el crecimiento del evangelismo, con sus políticas de represión sexual y antiderechos, e incluso los reformatorios de lesbianas y sus terapias de reconversión. ¿Avanzan de la misma manera en México?

-Aunque se han ido infiltrando como en todas partes, todavía no están muy presentes en la política pública. México es un país muy católico y ya bastante tenemos con esta carga brutal del catolicismo, pero sí se han ido metiendo bastante, solo que todavía no vemos estas prácticas infiltradas en la vida cotidiana y esperamos no verlas nunca. Yo creo que México tiene una gran reserva espiritual que viene de la antigüedad tolteca, entonces este pueblo no fácilmente se entrega a este tipo de pensamientos espirituales chatarra. 

Pese a toda su espiritualidad, la mexicana es una sociedad machista, con alto índice femicidios, ¿cómo se hace para frenar esta violencia?

-Pienso que se tiene que hacer todo. En México es asesinada una mujer cada tres horas. Hay que hacer política pública, pero además ir a lo básico del problema, es una educación desde la niñez, en la empatía, en la empatía hacia los animales, está demostrado que la violencia hacia las mujeres comienza con la violencia hacia los animales. Hay que comenzar con los niños que crecen en un mundo con violencia de género. La lucha por la justicia tiene que ser feminista y antiespecista, no pueden separarse, son luchas transversales y a esta altura sino se comprende la correlación no se logra nada. Una mujer que come animales es opresora y está apoyando al patriarcado.

MOLIDO PARA TORTILLA

Después de la entrevista recibo por wassap una foto de su flamante despacho. Se ve una computadora, un escritorio y una biblioteca con varios estantes vacíos, salvo por una suerte de trofeo en uno de ellos: un maíz de cerámica más dorado que un Oscar, distinto del que llevaba en su mano izquierda el día de la asunción, porque aquél era real. Al preguntarle cuál será el interés central de su gestión, Jesusa contestó trayendo a sus palabras ese significante al que acá se le dice choclo, base del tamal, de la tortilla y la polenta, el rey muerto por el glifosato en el mundo entero, excepto en su país: “Es la base de nuestra cultura -dijo- y sobre eso voy a dejar que todo lo que está en torno al maíz sea mi guía de trabajo: desde su defensa contra los transgénicos y la especulación, a favor de lxs agricultorxs; desde la milpa, ese gran invento de nuestrxs abuelxs, que es la combinación de las distintas plantas para que la tierra no se desnutra (es lo contrario al monocultivo y además de una concepción de respeto por la diferencia, es una idea colectiva del mundo), desde la milpa, decía, hasta la criptomoneda del maíz”.

¿La criptomoneda?

-Plantearse una criptomoneda, que le podríamos llamar pop-coin, que sería una moneda digital que permita a lxs agricultorxs no tener intermediarixs para vender su producto sino venderlo a través de esta forma virtual y entonces eliminar la especulación. 

¿Simbólicamente, qué representa el maíz para México? 

-Es nuestra sangre, nuestra carne, nuestro alimento. Y de ahí se deriva todo mi centro de interés: dejar de comer animales y subproductos de animales y por supuesto los ultraprocesados (hay un libro muy bueno de Soledad Barrutti que se llama Mala leche, que recomiendo mucho y habla sobre esto). El maíz es una planta sagrada, esto también tiene que ver con los pueblos originarios, porque otro tema que me interesa son los asuntos que tienen que ver con los indígenas mexicanos, que son quienes crearon el maíz. Y me interesa todo lo que surge a partir de la explotación colonizadora y la descolonización de México, que es algo muy importante porque el país ya despertó y tenemos que descolonizar el cerebro y el estómago.

En este momento pensar políticas para la conservación o recuperación de las semillas originarias debe ser muy complejo, del maíz se dice que ya no existe…

-México tiene una situación muy particular porque es el país de origen del maíz y entonces tenemos leyes que nos protegen para que aquí no se siembre transgénico. Hace varios años que Monsanto quiere sembrar de forma comercial y hemos logrado detenerlo a partir de una demanda colectiva. Son más de 260 variedades de maíz originario y los pueblos indígenas se han encargado de preservar esa diversidad. Hay bancos de semillas suficientes para poder revertir la situación de los transgénicos que se han ido infiltrando a través de la importación. Ya encontramos la infección transgénica hasta en la harina de maseca, que es la que más se distribuye en las tortillerías. Pero todavía hay suficiente reserva para revertir esta situación, si hay una política de Estado en esta dirección. Andrés Manuel ayer reiteró que en este gobierno no se van a permitir los transgénicos. Tenemos una oportunidad buenísima para desechar esa perversión del maíz que requiere del glifosato. Nosotrxs sabemos que el maíz morirá el día que muera el sol.  

Pienso en Berta Cáceres y otras líderes campesinas, y sociales, como Marielle Franco, asesinadas en Latinoamérica. ¿Cómo ves la situación de lxs defensorxs de la tierra y de los pueblos, y los gobiernos que estamos teniendo en esta parte del continente? 

-Yo pienso que el mundo está inclinándose hacia un período neofascista que tenemos que revertir, entonces la oportunidad que surge en México es extraordinaria también para Latinoamérica. Ustedes con ese señor Macri que es hermano gemelo de Peña Nieto y Bolsonaro, que es todavía un paso más hacia la barbarie. Creo que lxs mexicanxs, si trabajamos todes podemos sin duda revertir esta ola que está en el mundo entero. Especialmente en este momento en que los EEUU están inmersos en esa oscuridad también, México puede ser la luz de muchos pueblos. A corto corto plazo, lo que queremos es salvar al mundo. Los demás planetas van a tener que esperar. 

¿Qué proceso hizo México diferente de toda Latinoamérica? Mientras hubo gobiernos progresistas, ustedes tenían a la derecha y ahora al revés…

-Es nomás por llevar la contraria. No, no es cierto. México da esta sorpresa, es un asombro lo que de pronto ocurre. Yo creo que llevamos en México ochenta años de simulación, desde Lázaro Cárdenas hasta hoy ha sido la gran simulación de una democracia que no ha existido. Este es un país que ha vivido en el autoritarismo y en una suerte de ocupación de parte de los EEUU, a la que los gobiernos han sido serviles. Los presidentes eran designados por el mismo régimen y los aparentes cambios de ideología eran para seguir haciendo lo mismo. Es decir, se aparentaba que había un cambio para que no cambiara nada. Hemos pasado ochenta años en una degradación paulatina que llegó a su extremo máximo en los últimos treinta. Esto que vemos ahorita que no es solo la lucha de un hombre extraordinario como Andrés Manuel, sino también el momento de un pueblo que ya despertó después de 250.000 muertxs y 40.000 desaparecidxs. Se critica mucho a Venezuela, pero nadie dice que fue mucho peor nuestra situación en las últimas tres décadas: nosotrxs superamos ya lxs desaparecidxs de la dictadura militar argentina. En el 2014, por primera vez se habló de desaparición forzada con la tragedia de Ayotizanapa. El atraso de la justicia aquí es enorme, y tendrá que comenzar ese proceso de recuperación.    

Último tema del que te pido opinión: caravana de migrantes…

-Yo pienso que es la explosión de la bomba humana que produjo los EEUU sobre Centroamérica. La terrible política de intervención que tuvieron. Al poner a la gente en esa situación y después el golpe de Estado en Honduras, han provocado una bomba humana que ya estalló y no va a parar. Y creo que las políticas de derechos humanos son muy claras: todxs somos migrantes. Y esa caravana habrá que atenderla en el nuevo gobierno y a todxs lxs migrantes que lleguen. La responsabilidad mayor es de los EEUU y ellxs tendrían que ser lxs primerxs en dar pasos para resolverlo.