El riesgo país superó los 750 puntos en la última semana, un valor levemente inferior al pico que había alcanzado en agosto en plena corrida. La caída del precio de algunos bonos en dólares con vencimientos largos, genera rendimientos que superan el 13 por ciento anual. La “misma tasa que cuando Argentina estaba en medio del quilombo con los holdouts, embargada por el juez Griesa y no podía cursar los pagos a los tenedores extranjeros. Que sigan los éxitos”, señaló irónicamente un operador de la city por las redes sociales. 

El precio de los bonos argentinos no es homogéneo. Los que vencen antes de octubre de 2019 han logrado mantener su valor, con rendimientos implícitos del orden del 3,5 por ciento anual en dólares. Sin embargo, los precios de los bonos que vencen después de octubre se derrumbaron, generando tasas implícitas de entre 8,6 y 11,0 por ciento para bonos que vencen entre 2020 y 2025. Al respecto, el ministro Dujovne señaló que “los bonos reflejan el riesgo político post electoral. La curva se corta luego de las elecciones. Es evidente que los inversores se sienten más confiados con este gobierno”. Por su parte, un operador del multimedio Clarín indicó que “todos culpan de la baja de los bonos y de la suba de la tasa de riesgo país a que en las elecciones del año próximo Mauricio Macri pueda perder la presidencia a manos de Cristina Kirchner”.

La tesis de una suba del riesgo país por un temor al regreso de Cristina Fernández de Kirchner es el complemento opuesto de aquella de la pesada herencia. Si a comienzos del gobierno de Macri la economía no arrancaba por la herencia dejada por el populismo, hacia finales de su mandato la economía no despega por el temor a su regreso. Una particular forma de no hacerse cargo de los resultados del programa económico en curso y responsabilizar de sus magros resultados al principal candidato de la oposición. 

El postulado del fantasma del populismo está bastante flojo de papeles para explicar el derrumbe del precio de los bonos post-octubre 2019. Más temido que el “riesgo político post electoral” parece ser el riesgo de haber dejado a la economía con alto nivel de vencimientos de la deuda y ya cerradas las fuentes de financiamiento externo. En efecto, el acuerdo con el FMI implica que el gobierno de Mauricio Macri recibirá 53.300 millones de dólares. Por contraste, quien lo sucede deberá realizar pagos netos al organismo por 56.700 millones de dólares hasta 2023. A su vez, los vencimientos de capital e intereses por bonos en dólares dejados para el próximo gobierno suman 95.500 millones de dólares, sin contar las Letras del Tesoro que se sigan renovando. La pesada herencia de endeudamiento externo que Mauricio Macri deja a quien lo suceda, suma en total unos 152.200 millones de dólares, con años como 2021 y 2022 con vencimientos cercanos a los 50.000 millones de dólares. 

Un panorama financiero inviable que obligará al próximo gobierno a una restructuración de la deuda y/o una cesación de pagos, lo que explica el derrumbe del precio de los bonos que vencen después de octubre de 2019.

@AndresAsiain