En 2016, Franco Armani soñaba con ser campeón del mundo –después de haber obtenido la Copa Libertadores– y terminó con los ojos llenos de lágrimas de rabia: su equipo de entonces, el Atlético Nacional colombiano (con el que ganaría la Recopa Sudamericana en 2017), falló en el Mundial de Clubes. Ahora el destino le brinda una segunda oportunidad, esta vez con River.

Si hay una enseñanza que Armani está transmitiendo en estos días a sus compañeros es que hay que evitar cualquier exceso de confianza, pese a que River sea favorito en la semifinal del martes 18, contra el Al Ain emiratí.

“No hay que menospreciar al equipo rival. El partido del martes es el más importante porque es el que da el paso a jugar una final. No hay que subestimar al rival. Se debe jugar con humildad”, afirma el 1 millonario. 

A sus 32 años, Armani ha vivido en primera persona las sorpresas que puede deparar este torneo. Entonces fue en forma de 3-0 en contra ante el Kashima japonés, que frustró así las esperanzas cafeteras de jugar la final contra el Real Madrid, que precisamente vuelve a estar en un Mundial de Clubes en el que juega el arquero de Casilda. 

En este 2019, Armani –elegido por la Conmebol como el mejor arquero de América– ganó la segunda Libertadores de su carrera y está ante otro Mundial de Clubes. Con la experiencia necesaria para no repetir los errores del pasado.