El River de Marcelo Gallardo se subió ayer al podio en el Mundial de Clubes tras lograr un contundente 4-0 ante el Kashima de Japón. Un gol de cabeza de Bruno Zuculini, a la salida de un corner, puso en ventaja al equipo argentino; mientras que en el complemento, aumentó Gonzalo Martínez. Luego, Rafael Borré marcó de penal y, en tiempo de descuento, el Pity puso cifras definitivas con su segundo tanto.

El conjunto de Núñez llegó herido al partido tras la inesperada derrota con el Al Ain por penales, que lo privó de llegar a la final con el Real Madrid y derivó en cargadas de los hinchas de Boca, tocados aún por la derrota en la final de la Libertadores. Enfrente estuvo el Kashima, campeón de Asia, que había dado la sorpresa al eliminar en cuartos de final al Guadalajara de México para luego ser víctima del Madrid en semifinales. 

Iban 24 minutos del primer tiempo en Abu Dhabi y el Kashima acababa de cambiar a su arquero por lesión y en la primera jugada del ingresado guardameta, un tiro de esquina fue conectado de cabeza por Zuculini para poner arriba en el marcador a River. A partir de allí pudo regular los tiempos, en un encuentro que contó con varios jugadores que habitualmente no suelen ser titulares, como Germán Lux, que volvió al arco después de meses de inactividad a la sombra de Franco Armani.

En el segundo tiempo, llegó el vendaval ante un Kashima que poco pudo hacer ante la superioridad millonaria. Una buena combinación permitió que Martínez definiera a los 73 minutos y River diese el golpe de nocaut a su rival. Borré de penal aumentó a los 88 y sobre la hora llegó el segundo tanto del Pity. Un broche de oro para la despedida del jugador, que seguirá su carrera desde enero próximo en el Atlanta United de la liga estadounidense, donde acaba de coronarse campeón. Para el recuerdo de los hinchas quedará su corrida interminable de 70 metros hacia el arco vacío de Boca en la última jugada del partido en el Bernabéu, que dio la cuarta Libertadores a los de Núñez.

River se despidió de manera agridulce de 2018 en Abu Dhabi. Llegó con la ilusión de jugar la final con el Real Madrid y conseguir frente al poderoso conjunto español su segundo título mundial, luego del obtenido en 1986 en Tokio ante el Steaua Bucarest de Rumania en la vieja Copa Intercontinental. Los penales ante el Al Ain lo evitaron, luego de un partido igualado en dos tantos en el que se vio a un River que aun tenía la cabeza en Madrid. 

Ahora, queda la mira en 2019, con la Recopa Sudamericana ante Atlético Paranaense de Brasil ganador de la última Sudamericana en el horizonte. También tendrá por delante la defensa de su título en la Libertadores y mejorar su ubicación en el torneo local, bajo la batuta de un Gallardo que es intocable para los hinchas.