La justicia agravó la acusación del hombre detenido por secuestrar a Kimey, el nene de 3 años que estuvo desaparecido por más de 20 horas en la localidad bonaerense de San Francisco Solano, y lo imputó por los delitos de “rapto y abuso sexual con acceso carnal agravado”, tras recibir los resultados de los peritajes médicos.

Armando Soto, de 38 años, se negó a declarar ante el fiscal Alejandro Ruggieri, por lo que el juez Martín Nolfi determinó que continúe detenido.

La causa había recaído inicialmente en la fiscalía a cargo de Ariel Rivas, quien ayer a la mañana se declaró incompetente debido a los resultados de los peritajes que recibió y que señalan que el niño tiene signos de haber sufrido abuso sexual, por lo que el expediente fue derivado a la Fiscalía de Ruggeri, especializada en delitos sexuales.

Ayer, el fiscal lo citó a declarar por los delitos de “rapto y abuso sexual con acceso carnal agravado”, pero Soto se negó a declarar.

El miércoles próximo, el fiscal trabajará en conjunto con personal del Cuerpo Médico Forense para poder establecer si el abuso sexual detectado durante los peritajes fue reciente o si las lesiones son de vieja data.

Kimey estuvo cerca de 20 horas desaparecido y fue encontrado el jueves a la tarde por un vecino en el departamento de Soto, en un edificio ubicado a unas 10 cuadras de la casa de la familia del menor. Ayer, Giuliana, la mamá del niño, había considerado que el hombre que se llevó a su hijo no actuó “de mala fe” y admitió que aún no sabe si iniciará acciones legales. “No hubo mala intención... Habrá sido una locura”, dijo a la mañana, antes de conocerse los resultados de los estudios médicos realizados al menor, la mamá de Kimey en declaraciones a un canal. En ese sentido, Giuliana evaluó que el hombre “lo vio solo, inocente, y se lo llevó”.

Tras el reencuentro con su hijo, sostuvo que lo vio “muy cansado, un poco asustado, pero bien”, y que no le contó que hubiera sufrido ningún maltrato. “Kimey me contó que comió, que durmieron y que jugaron”, afirmó, y vinculó el accionar del vecino que se lo llevó más con una “irresponsabilidad” que con un acto “de maldad”.

El jueves, el vecino que irrumpió en la casa de Soto y rescató a Kimey, había dicho sobre el acusado ante los medios: “Parece loco, nunca habla con nadie. La forma que camina y a veces habla solo. No sé si le pudo hacer daño”.