Un análisis sobre la representación política que evidencia el apoyo de los hinchas a los jubilados: el lugar de los representantes, pero también de los representados.
El autor plantea la falsedad del supuesto de que el triunfo libertario obedeció a los errores del gobierno anterior y examina por qué el peronismo es dado al autocastigo y las culpas.
El actual estado de situación, advierte el autor, perturba la posibilidad de creer, jugar y darle centralidad al afecto que une socialmente.
“Y si se diera el caso de que la estupidez destruye la verdad, ¿se resquebrajaría también la estupidez y acabaría destruyéndose?”
No desconocemos que la fuerza opositora hace tiempo evidencia notas de una inquietante fragilidad y, en consecuencia, desarrolla una resistencia de baja intensidad.