Casi cuatro décadas de gobierno ininterrumpido del socialismo terminarán en los próximos días tras el acuerdo tripartito entre los conservadores del Partido Popular y Ciudadanos, por un lado, y los ultraderechistas de Vox por el otro. Así, el popular Juan Manuel Moreno Bonilla se convertirá en presidente de la Junta de Andalucía. El acuerdo deja de lado el punto que trabó las negociaciones durante semanas: la política de género. Vox había reclamado que el gobierno regional abandonara la financiación de los programas de género.
En las elecciones del pasado 2 de diciembre, los socialistas se convirtieron en la primera minoría, con 33 diputados, seguidos por el PP con 26 y Ciudadanos con 21. La alianza entre Podemos e Izquierda Unida llegó a 17 bancas y Vox sorprendió al irrumpir en el escenario con 12 diputados, una cifra altísima e inesperada. Para formar gobierno se precisaban al menos 55 de los 109 diputados y el juego de alianza convirtió a la ultraderecha en el árbitro para definir quién gobernaría la región.
El PP y Ciudadanos rechazaron de plano la exigencia de Vox sobre políticas de género, ya que existía un acuerdo a nivel nacional previo con otras fuerzas del Parlamento español para impulsar, entre otras acciones, la lucha contra los femicidios. Vox se mantuvo intransigente desde entonces pero consiguió otros beneficios a cambio de ceder en ese tema. En el documento firmado no se nombra ninguna innovación sobre violencia de género, ni se contempla la derogación de la legislación LGBT. Tampoco se trasladó el Día de Andalucía, que se celebra el 28 de febrero (día del referéndum de autonomía de 1980), al 2 de enero, aniversario de la caída de Granada, que marcó el fin de la ocupación árabe en España.
El partido que dirige Santiago Abascal obtuvo, en cambio, el consentimiento para promover una inmigración “ordenada”, en consonancia con el giro conservador que le imprimió Pablo Casado, nuevo líder del PP, al partido. Durante la campaña andaluza, Casado había hablado de “inmigración ordenada y legal” y había advertido que los inmigrantes "o respetan las costumbres occidentales o se equivocan de país”.
El nuevo acuerdo de gobernanza también incluye el compromiso de la región de reemplazar la Ley de Memoria Histórica (aprobada por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero) por una Ley de Concordia. Además, el pacto de gobierno incluye la baja del gasto público y la eliminación de subvenciones, hecho que se contrapone con otras iniciativas, como el fomento a la caza y a las corridas de toros.
"Dijimos que no seríamos ni un obstáculo para el cambio ni la alfombra de otros. 400 mil andaluces tendrán un presidente que ha firmado desarrollar una parte importante del programa de Vox. Y nuestros 12 diputados seguirán defendiendo hasta la última coma del programa de Vox", declaró Abascal por Twitter. Su candidato en Andalucía, el ex juez Francisco Serrano había llegado a afirmar que en la región “se da ayuda a cien maltratadas cuando sólo 3 son reales”.
La respuesta llegó desde la Asociación de Mujeres Progresistas, que repudió el programa de Vox y llamó a movilizarse el 15 de enero en Sevilla, frente al Parlamento de Andalucía. "Negar la violencia machista es igual que negar el holocausto judío", aseguró la titular de la Asociación, Yolanda Besteiro.
Ciudadanos, por su parte, una fuerza liberal que busca captar el voto de los jóvenes desencantados con el PP, recibió una advertencia de sus colegas franceses, liderados por su actual presidente Emmanuel Macron, quien ya hizo saber que “no puede haber alianzas con la extrema derecha en España".