La sentencia firme que involucra al Director General de Escuelas, Jaime Correas, tiene fecha del 26 de noviembre de 2015, justo un día después del Día Internacional de la No Violencia hacia las Mujeres. En el fallo consta la denuncia de una periodista, que se desempeñó como jefa de archivo del Diario Uno, de Mendoza, propiedad de los empresarios Daniel Vila y José Luis Manzano, donde Correas fue director hasta 2014. La denunciante, Nora Quiroga, lo acusa de ejercer contra ella un maltrato habitual, responderle con groserías, gritándole –cuando ella le reclamaba la errónea fecha de ingreso que figuraba en su recibo de sueldo, que le provocaba disminución en el adicional antigüedad y una reducción de los días de vacaciones y de otros derechos–, incluso delante de terceros, descalificándola constantemente en público, entre otras situaciones de violencia psicológica.

Luego de empezar a sufrir en su cuerpo las consecuencias del maltrato de parte de Correa (depresión, gastritis, entre otras dolencias) se vio obligada a abandonar en el 2010 el trabajo que la fue enfermando progresivamente. Y se presentó en la Justicia para iniciar una demanda por el daño sufrido. La Tercera Cámara de Trabajo de Mendoza avaló su reclamo. La sentencia lleva las firmas de los jueces Mónica Adela Arroyo, Enrique H. Catapano e Inés Rauek de Yanzón. Se refiere a la causa Nro. 42.574, caratulada “QUIROGA NORA C/ SWISS MEDICAL GROUP ART SA P/ Enfermedad Accidente”. 

Durante el proceso judicial, la mujer llegó a un acuerdo con la empresa Uno Grafica SA, dueña del Diario Uno, por el cual le pagó la suma de 200.000 pesos en concepto de “indemnización fundamentalmente daño moral, pérdida de chance y frustración de proyecto de vida”; y 190.000 en concepto de indemnización por despido. El convenio fue homologado en el mismo fallo, donde además se condenó a la ART “a pagarle 51.858,89 pesos como indemnización por enfermedad ocasionada por el trabajo de la que resultara una incapacidad del 27 por ciento parcial, definitiva y permanente, más intereses”.

Una compañera de trabajo, Catherina Gibilaro, declaró que “en muchas ocasiones presenció el mal trato que (Correas) le dispensaba, que la trataba de ‘tarada’, le gritaba frente a todos, que el jefe era una persona grosera, mal educada, desconsiderada, no tiene calificativos para describirlo. Que la testigo también fue víctima de sus malos tratos. Que un día la actora hizo eclosión y se retiró con un pico de alta presión. Que cuando el diario se trasladó a Las Heras, a la actora se la puso en un ‘sucucho’ sin ventanas. Que la actora nunca dio motivo para ese mal trato”. Alberto Andrés Villegas, otro empleado del diario, que trabajaba con la demandante en el archivo dijo “que el trato de él era muy malo, despectivo, le pedía las cosas a la actora de forma prepotente, le levantaba la voz, así trataba a todas las mujeres y a la actora especialmente. Con los hombres era más cordial”. El testigo Ponce Juan Alfredo, que trabajó como reportero gráfico del diario, dijo que el trato de Correas con la actora era “áspero y virulento, autoritario, levantaba la voz sin tapujos, con mala educación. Que no tenía tapujos de ser escuchado por todos”.