Un bate de béisbol en la cabeza fue lo que le dio a la carrera de Steven Yeun el shot de adrenalina que estaba buscando. Bueno, un bate de béisbol falso. Como parte esencial de The Walking Dead durante siete años, Yeun estaba preocupado que la exitosa serie estadounidense lo pudiera “definir” en los años que siguieran. Pero con ese golpe demoledor –que eliminó a su personaje Glenn Rhee– llegó la oportunidad de demostrar que podía hacer algo más que matar zombies en formas cada vez más creativas. En su nueva película, Burning –un drama de misterio dirigido por el surcoreano Lee Chang–dong–, no podría estar más lejos de Glenn. Allí interpreta a Ben, un soltero de buena posición económica con tendencias piromaníacas. Cuando Ben no está conduciendo por la ciudad su Porsche –usualmente acompañado por una pasajera nueva cada semana–, puede ser encontrado en su cocina preparando un plato impresionante para sus invitados. Es probable que mientras lo hace esté bebiendo un buen vino tinto. En otras palabras, Yeun interpreta a un personaje que siente que rara vez le han ofrecido: un ser humano en tres dimensiones.

Salvo por su reciente aparición en la surrealista Sorry to Bother You (Boots Riley), Burning representa ciertamente el rol más grande para el actor coreano–estadounidense desde The Walking Dead, serie de la que se despidió en 2016. Junto a Yoo Ah–in y Jeon Jong–seo, coprotagoniza esta adaptación de una novela corta escrita por Haruki Murakami en 1983; para Yeun es como una primera vez. “No era el asiático-americano en ese grupo de personajes”, dice. “No era el valiente buen chico. No era el pibe de perfil tecnológico, o la persona necesaria para activar algún tipo de línea argumental. Solo era Ben”.

También es la primera vez en su carrera que Yeun interpreta a un villano, o al menos lo parece. Sin revelar demasiado, Burning incluye una inquietante desaparición en la que Ben puede haber tenido o no que ver. La suya es una performance tranquila pero electrizante, y no es sorprendente que varios críticos del círculo de los premios lo nombren como su favorito para una mención al mejor actor de reparto de 2018; que la nominación al Oscar nunca haya llegado es una deslumbrante equivocación.

A la hora de la entrevista, Yeun es amigable y efusivo, perspicaz e inteligente, y no intenta eludir los temas potencialmente polémicos. Cómodamente repantigado en una silla de un hotel en el centro londinense, consigue balancear fácilmente el aspecto de una estrella de cine cool con el carisma de un pibe de barrio. Aunque la película sea su primera gran producción coreana, él no la ve como un “debut” per se. En lugar de eso, lo ve como una oportunidad en la que finalmente se aleja de los roles de Hollywood “cortos de vista” que viene interpretando desde que comenzó su carrera, en 2009. No hace menciones específicas –es demasiado caballeroso para eso–, pero sus performances pasadas incluyen al asistente de laboratorio Kenny en el drama de ciencia ficción I Origins (2014); el oficinista Derek en la película de terror y acción Mayhem (2017); y el activista de derechos de los animales, que también es traductor, en la surcoreana Okja (2017). Yeun admite que ha sido frustrante. “Ha sido un poco como ‘Así es como se ve una persona asiática para la mayoría del público blanco’”, dice. “Pero si vas a Corea, los personajes son solo seres humanos, nadie está pensando en esos términos. Es algo de lo que finalmente me di cuenta con Burning, y fue maravilloso descubrirlo. No tenía que representar a todos los asiáticos. Podía simplemente representarme a mí mismo”. 

Nacido en Corea del Sur bajo el nombre de Sang–yeop, Yeun vivió en Seúl hasta los cinco años, cuando sus padres emigraron a Estados Unidos con la esperanza de que su hijo estudiara la carrera de Medicina. Pero él tenía otras ideas. Luego de graduarse con un título en Psicología con especialización en Neurociencias, un encuentro casual con el comediante (y ex corresponsal de Daily Show) Jordan Klepper, en 2005 y en el Kalamazoo College de Michigan, frenó las aspiraciones de sus padres, aunque nunca dejaron de apoyarlo. Cinco años después, tras aparecer en varias publicidades y conseguir un pequeño personaje en The Big Bang Theory, obtuvo el papel de Glenn. “Siento como si en Hollywood hubiera seguido un curso de desastre”, dice. 

Burning hizo que Yeun debiera mudarse de su hogar en Los Angeles de nuevo a Corea del Sur, para un “intenso” período de cinco meses. ¿Se sentía como un estadounidense mientras trabajaba allí, y como un surcoreano cuando está en los Estados Unidos? “En estos días me siento como un extranjero en toda situación”, responde. “Si voy a Corea, siempre hay recordatorios de que no soy coreano. Puedo hablar el idioma –y allí generalmente lo hago–, pero hay cosas culturales e históricas que no tengo porque no fui criado allí. Ellos realmente le dan forma a la identidad de ser coreano, y a mí me faltan partes de eso”. Yeun dice que se siente “como un hombre sin patria”, y confiesa: “Esa es la clase de lugar desde la que opero”. Aunque dice que es algo con lo que las estrellas convencionales de Hollywood no tienen que lidiar, sí lo ayudó a inspirarse para encarnar a Ben. Lee Chang–dong, a quien se refiere con calidez como “el director Lee”, dijo hace poco a la revista GQ que le gustó que “su americanismo pudiera realmente ayudar a la ambigüedad del personaje”. El actor señala que “podés elegir estar en guerra contra ello y estar realmente asustado, o simplemente aceptarlo y seguir adelante. Creo que ha sido una herramienta invalorable para conocer la soledad que pueden sufrir los seres humanos”.

En diciembre de 2016, Yeun se casó con quien fue su novia por diez años, Joana Pak, y tres meses después tuvieron un hijo; este año tendrán el segundo. Califica a su compañero de Walking Dead Andrew Lincoln como un amigo cercano (“es un ejemplo”). Recientemente, una foto de Yeun junto al músico Harry Styles y el actor japonés Shota Matsuda puso frenéticos a sus millones de seguidores en redes sociales, producto de la base de fanáticos de The Walking Dead. Pero, irónicamente, él cree que el deseo de popularidad online solo agrega problemas al mundo. “Creo que estamos en este lugar en el que internet nos hace sentir desorientados. La gente está muy asustada de estar a la deriva, y yo entiendo ese sentimiento. Te puede llevar a tratar de encontrar lugares inclusivos donde no te sientas tan solo, que es por lo que de repente alguien quiera ser un blanco nacionalista. Usualmente, esas personas son las que están más solas. Hoy todos estamos buscando lugares seguros, todos buscando nuestras pequeñas tribus”.

Hay un “escuadrón” que lo entusiasma, de todos modos, que incluye a compañeros que buscan romper fronteras. La conversación gira a Locamente millonarios (Crazy Rich Asians), el megahit de 2018 que fue la primera película de los estudios de Hollywood en presentar un elenco con mayoría de asiáticos–americanos en un contexto actual desde El club de la buena estrella (1993). El no aparece allí, pero los resultados de taquilla le dan el optimismo de pensar que no es un éxito pasajero (la recaudación global anda por los 200 millones de dólares, nada mal para su presupuesto de 30 millones). “Con Crazy Rich Asians la gente lo puede reducir a algo así como ‘vamos a hacer esta película para representarlos a todos ustedes’. Pero lo que me encantó del film es que mostró que somos muchos... toda una pandilla de actores que están listos para su momento, listos para mostrarse y hacer aquello para lo que los contrataron. Me entusiasma eso. El escuadrón está creciendo, se está profundizando”.

Yeun puede tener esperanzas de que en su camino irán apareciendo guiones más variados, pero sigue mostrando interés en dedicar una parte de la charla al personaje que le hizo ganar legiones de fans. Apareció en el primerísimo episodio de The Walking Dead en 2010, y –tras varias temporadas de estar al borde de la muerte– finalmente cayó en 2016. “En realidad estaba listo para irme”, admite. “Ese programa fue una de las mayores experiencias de mi vida. Pude trabajar con gente realmente increíble y pude experimentar la vida en sus alzas y bajas, en cada faceta, con lo que se volvió una parte integral de mí. Pero en ese momento sentí que era muy, muy apropiado irme. No porque yo quisiera, no porque ellos quisieran, sino porque era el momento en que la historia de mi personaje había terminado. En mi opinión, no hay nada más grande que saber que hay un final para las cosas”.

En los últimos años, Yeun se dedicó a buscar roles lo más alejados posible de “el buen chico Glenn”. En el sociópata Ben parece haber encontrado la antítesis de aquel personaje y, en el camino, un banco de trabajo para futuras oportunidades. “Tenía cierta angustia por dejar The Walking Dead”, confiesa. “Llegué a experimentar los picos más extremos, al punto de temer no volver a ser relevante por algo. Pero Burning realmente me permitió sentir lo que sucede cuando...” Hace una pausa y sonríe. “Bueno, cuando nada te define”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.