Ante la mirada atenta de los máximos dirigentes de la UCR, el presidente Mauricio Macri se comprometió a hacer campaña para impulsar a los candidatos de Cambiemos en todo el país, aún en los distritos donde eso significa afectar la relación “amistosa” del gobierno nacional con los mandatarios más cercanos del PJ. Lo hizo en la cumbre del lunes por la noche en la quinta de Olivos, lo que les llevó cierta tranquilidad a los radicales. Los boina blanca recordaban con preocupación el antecedente de su correligionario Fernando De la Rúa, quien en 2001 decidió no ponerle el cuerpo a la elección y cuatro meses después se subía al helicóptero eyectado en una crisis política y económica sin precedentes. “El Presidente va a hacer campaña porque tiene la necesidad de hacerlo y lo siente así, así nos lo dijo. Quiere pedirles el voto a los argentinos, en la necesidad del fortalecimiento del cambio en la Argentina”, aseguró ayer el jefe del interbloque de Cambiemos en Diputados, el radical Mario Negri. 

La cena de los 18 (nueve dirigentes radicales y nueve macristas) dejó varias definiciones políticas de cara a las elecciones de octubre. Más allá de la relación tumultuosa que tuvieron en 2016, conformarán una mesa de trabajo para definir cuestiones operativas de campaña y el armado de listas distrito por distrito. Esa mesa la integrarán Ernesto Sanz, José Corral, Mario Negri y Angel Rozas –por la UCR– y Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó y Humberto Schiavoni –por el PRO–. Habrá, además, un representante de la Coalición Cívica, el socio minoritario de la alianza. 

Como política general tratarán de evitar que haya competencia interna en las primarias. Esta definición despertó el enojo de un sector de la UCR. “Ninguna cumbre puede eliminar las diferencias ni derogar las PASO”, disparó ayer el diputado Ricardo Alfonsín, en un dardo directo al encuentro entre el presidente, sus principales dirigentes y la plana mayor del radicalismo. Tras esos cuestionamientos, el propio Mario Negri lo llamó por teléfono a Alfonsín al hospital (donde se recupera de cuádruple by-pass) para aclararle que donde no haya acuerdo se les garantizará la posibilidad de competir. El dato es especialmente relevante para la provincia de Buenos Aires, donde la UCR debe renovar varias bancas y la disputa por los cargos se presenta más que difícil. 

Un dato que preocupaba a los radicales es la actitud que tomaría Macri de cara a octubre. Tienen todavía fresca la experiencia del “modelo De la Rúa” que en 2001 decidió no involucrarse en la campaña y negar la influencia que la elección tendría en su gestión. Puntualmente Macri ya se comprometió a hacer campaña en Córdoba y Salta, dos distritos con gobernadores peronistas de muy buena relación con la Casa Rosada. Se trata del cordobés Juan Schiaretti y el salteño Juan Manuel Urtubey. También se pondrá al hombro la campaña en Corrientes, que este año elige gobernador y el peronismo tiene un candidato fuerte en la figura del senador y medallista olímpico Carlos “Camau” Espínola. “En la elección intermedia se pone a prueba la confianza de la gente y con esto el futuro de la Argentina. Es una elección vinculada al crecimiento, las inversiones, la ratificación de la confianza. Lo que está juego es la Nación”, subrayó ayer Negri. 

La estrategia a nivel nacional será polarizar con el kirchnerismo para relegar a otros actores como el Frente Renovador de Sergio Massa. La línea discursiva será retomar la idea de la “pesada herencia”. “Hay que trasmitir cuál es la gravedad de la situación y decir cómo se va saliendo”, señaló ayer Corral e insistió en que el Gobierno está “levantado la hipoteca” de la gestión anterior. 

Un párrafo aparte mereció en aquella cena la provincia de Buenos Aires. La gobernadora María Eugenia Vidal transmitió que ella confía en los resultados de su gestión y adelantó que necesitan a sumar otro actor más en el peronismo para dividir a la oposición en tres: el kirchnerismo, el Frente Renovador y el duhaldismo.

A su turno, Macri les pidió tanto a los suyos como a los radicales que subsanen las diferencias y que armen Cambiemos en la Ciudad de Buenos Aires. El desafío es grande. En CABA la figura de Martín Lousteau amenaza con romper la hegemonía macrista en su principal bastión. El ex ministro de Economía reclama competir en una primaria, mientras el PRO apuesta a que sea Elisa Carrió la candidata del espacio.