Juvenil, divino tesoro. La selección Sub 20 de Argentina consiguió el objetivo central, clasificarse para el Mundial de Polonia, a una fecha del epílogo del hexagonal y va por más. Un triunfo ante Brasil (eventualmente un empate también) le significará dos premios más: la clasificación para los Juegos Panamericanos (van los tres primeros) y el título de campeón. En la maratón infernal de ocho partidos en un par de semanas, el equipo de Fernando Batista pegó una buena acelerada en el ultimo tramo (ante Colombia, Venezuela y Ecuador) y encontró, además de victorias al hilo, muy buen juego asociado. Ilusionan los resultados, pero mucho más la aparición de individualidades que fueron surgiendo con el transcurrir de los partidos. Julián Alvarez y Santiago Sosa de River, Gonzalo Marioni (a préstamo en Talleres) y el arquero Manuel Roffo, de Boca; Nehuén Pérez, de Atlético Madrid; Pedro De la Vega, de Lanús; Adolfo Gaich, de San Lorenzo, Nehuen Pérez, de Atlético Madrid; Aníbal Moreno, de Newell’s, y Thiago Almada, de Vélez, son los nombres de los pibes que más se destacaron, especialmente en el último tramo del campeonato. Los lesionados Leonardo Balerdi, del Borussia Dortmund; Agustín Almendra, de Boca, y Ezequiel Barco, del Atlanta United, seguramente serán refuerzos para cuando se juegue el Mundial, dentro de  cuatro meses.

El técnico Fernando Batista había sido designado de apuro en diciembre último, cuando se confirmó el nombre de Lionel Scaloni como DT de los mayores, y apenas pudo dirigir unos poquitos entrenamientos con los chicos antes de la partida hacia Chile. La improvisada preparación, que bien pudo haber llevado a un nuevo fracaso estrepitoso, se complementó en plena competencia. Salió todo bien, lo que les hace pensar a más de uno que no es necesario trabajar demasiado y que alcanza con elegir buenos jugadores. Error gravísimo. El Bocha Batista (hermano del Checho) es efectivamente un conocedor de las inferiores, en las que trabaja desde hace mucho, y por eso eligió bien. Pero él antes que nadie sabe que a futuro lo más conveniente es desarrollar un proceso serio, darles muchos amistosos a los pibes para que lleguen afilados al Mundial, pero fundamentalmente para abastecer a la selección mayor. El actual director general de selecciones, César Luis Menotti, sabe muy bien de qué se trata eso. Se recuerda que en la selección campeona mundial juvenil en el ‘79 jugaban Juan Barbas, Diego Maradona y Ramón Díaz, titulares del equipo mayor en los años siguientes.

El fútbol argentino, líder de la improvisación, el desatino y la confusión  en los últimos tiempos, tiene una nueva oportunidad de la mano de Menotti, de Batista y de estos pibes que son producto de la sorprendente reserva ecológica del fútbol nacional. Los dirigentes deberán tomar nota, cuidemos mucho a estos pibes.