El lunes por la noche se entregaron en Mar del Plata los Premios Estrella de Mar y, si bien siempre conviene hacer la diferencia entre ceremonia y transmisión televisiva, esta edición tuvo un lamentable patrón en común: denuncias por censura. Por un lado, durante la fiesta en el Hotel Sheraton los y la ganadoras de las estatuillas se vieron imposibilitados de hablar, ya que el Ente Municipal de Turismo, a cargo del galardón, decidió que por primera vez los premiados no tuvieran micrófono. La nueva modalidad ya había sido avisada con anterioridad a los nominados, lo que sin embargo no evitó que hubiera cierto malestar. Por otro lado, y en un absoluto desconocimiento de la importancia de los Estrella para el teatro local, la Televisión Pública (que emitió los premios en diferido, cuando varios de los ganadores ya se sabían...) no transmitió las ternas marplatenses, es decir, ¡sólo pasó las de Capital Federal! Y como si fuera poco, también sacó de pantalla al único escrache que hubo en escena: la de una compañía que subió con mordazas en la boca a modo de protesta por la imposibilidad de hablar.

Las críticas a la modalidad –que se había estrenado en la última edición del Festival de Cine de Mar del Plata– no tardaron en llegar. Ni bien comenzó la transmisión, la comunidad artística criticó por redes sociales la decisión de la gestión municipal y del canal estatal, inescindible de discursos críticos y episodios de repudio que se había sucedido en las premiaciones anteriores. Los miembros de El Séptimo Fuego, el centro cultural más emblemático del partido de General Pueyrredón, que fue premiado por su trayectoria por el Premio Argentores, y quienes subieron al escenario con cintas en la boca y una bandera denunciando los tarizafos y al “teatro en crisis”, incluso denunciaron “doble censura”, en un episodio que dio mucho que hablar.

Pese a que eso opacó toda la premiación y transmisión, que quedó deslucida por las fuertes desprolijidades y las críticas de entidades teatrales, periodistas y hasta los propios artistas presentes, la ceremonia que condujeron los locales Yamila Pecoraio y Julián La Bruna tuvo varios ganadores, entre ellos Raúl Lavié, que se llevó el Oro por su labor como protagonista en el espectáculo La jaula de las locas, el musical. “Quiero compartirlo con todos los actores que esta noche han pasado por este escenario, por todos aquellos que no han podido subir y por aquellos que engrandecen la temporada teatral de Mar del Plata”, dijo el único ganador al que le fue permitido agradecer. Aunque las cifras lo desmienten: este año hubo un 30 por ciento de caída en la recaudación respecto a la temporada anterior, según los productores teatrales.

Por lo demás, entre los 260 nominados que se inscribieron para participar, los dieciocho integrantes del jurados eligieron a Sugar como la obra más galardonada, con cinco estatuillas, mientras que el mejor drama fue para Un enemigo del pueblo. El galardón para Espectáculo Marplatense fue para Una mujer ardiendo, mientras que en la categoría de Teatro Alternativo (para obras de Capital Federal) ganó Menea para mí. La Mejor Revista fue Nuevamente Juntos, Moldavsky sigue suelto en Mar del Plata ganó en la categoría de Espectáculo de Humor y Conferencia sobre la lluvia, de Fabián Vena, fue reconocido como el mejor Espectáculo Unipersonal. En la ceremonia también hubo un reconocimiento a Nacha Guevara por su trayectoria.