Durante casi una década, la fotógrafa Isa Leshko ha visitado santuarios de animales a lo largo y ancho de Estados Unidos para retratar a variopintos ejemplares. No cualquiera, dicho sea de paso: quiso capturar la artista norteamericana animales ancianos, en un intento por “confrontar mi propia mortalidad”. “Pero a medida que conocía a estas criaturas de granja y escuchaba sus historias, mi motivación cambió: devine ferviente defensora de sus derechos y quise que mis imágenes hablaran por ellos”, cuenta la damisela vegana, cuya conmovedora serie acaba de publicarse cual fotolibro en su país natal bajo el contundente título Allowed to Grow Old, con elogios del músico Moby o, llamativamente, del escritor J. M. Coetzee. “Al representar la belleza y la dignidad de los animales de granja de edad avanzada invito a reflexionar sobre lo que se pierde cuando no se les permite envejecer”, destaca la muchacha, lógicamente indignada porque la vasta mayoría de bichos que conoció para el proyecto sufrieron terribles abusos y negligencia previo a ser rescatados. De allí que considere Isa que sea “un genuino milagro estar en presencia de estas criaturas que han logrado llegar a la vejez: la mayoría de sus parientes son asesinados antes de cumplir el año”. De allí (bis) que Leshko invite a conocer a través de su sentido homenaje en blanco y negro a Teresa, cerda Yorshire de 13 años; a Tom, pavo de 7 pirulos; a Valentino, toro de 19; al caballo Buddy, ciego, de 28; a Abe, cabra alpina de 21; a Babs, un burro que describe como alucinantemente estoico y, sí, muy, muy peludo... “Los productos animales pueden ser omnipresentes, no así los animales de los que provienen. Espero que las personas que lean el libro se detengan a considerar sus vidas, los reconozcan como individuos, no productos. Son, después de todo, seres sensibles, con personalidades y emociones únicas”, cierra la comprometida mujer.