–El atentado a la escuela de policía que se ha atribuido el ELN, la parálisis que existía en las negociaciones establecidas entre esa organización y el gobierno, devenida ahora en ruptura, los centenares de asesinatos de líderes sociales y otras manifestaciones de incumplimiento de lo que había sido el acuerdo con las FARC, llevan a que se pueda esperar un viraje en la escena política colombiana, con sus repercusiones en la región y particularmente en lo referente a la tensa situación en torno a Venezuela.. ¿Qué repercusiones puede tener todo esto en el escenario político?

–A partir de la llegada del nuevo gobierno, que llega en franca confrontación con el acuerdo firmado con las Farc, hacen sus ajustes independientemente de la otra parte, lo que genera un acto de incumplimiento porque un acuerdo firmado por partes, si ha de ser modificado, debe serlo por ambas partes y no de manera unilateral. Eso hace que se comience a perder la confianza en unas condiciones en las que el proceso de diálogo se ha hecho irreversible porque se han producido los puntos que eran esenciales para generar las confianzas suficientes para saber que ya no iban a volver a la guerra, entre esos puntos estaba el de la entrega de armas. Entonces las Farc entregan las armas y comienzan a presentarse fenómenos que son propios de todos los fenómenos y que no podían dejarse de presentar en Colombia, que es el proceso de las disidencias. Pero que haya disidencias y que comiencen a producirse situaciones tan adversas, en términos de las seguridades que debía ofrecer el proceso de la implementación, que atañen a la seguridad física de los excombatientes: 85 excombatientes de las Farc han sido asesinados en los 18 meses de la implementación del acuerdo. A lo que se agregan centenares de líderes sociales.

–¿Cómo funciona la jurisdicción especial?

–La jurisdicción especial para la paz viene teniendo grandes dificultades para poder funcionar y así obstaculizar sistemáticamente, con la política de gobierno y con la corte constitucional que hizo un pronunciamiento que deja por fuera a los militares de estos tribunales y la voluntad de que los militares se adscriban a los tribunales de la jurisdicción especial para la paz, y claro, han llegado aproximadamente 1300/1850 militares todos condenados a 30, 40 o 50 años a recibir los beneficios de la jurisdicción especial para la paz. 

–¿No avanza el sistema integral diseñado?

–El sistema integral de verdad, justicia, reparación y reconciliación que tiene una comisión de la memoria, ha tenido grandes dificultades para poder avanzar, como dificultades a tenido para avanzar la comisión encargada de la búsqueda de personas desaparecidas. Es decir, hay una serie de factores determinantes en ese proceso que preocupan y que sirven de espejo retrovisor al proceso que se está desarrollando con el ELN. Entonces el ELN dice, miren cómo se están comportando ante un acuerdo de paz que se ha agudizado ahora con el incumplimientos del nuevo gobierno.

–Hubo una campaña política, más allá de lo que es el actual gobierno, donde una candidatura, que fue bastante explícita con un discurso alternativo, instaló una presencia nacional como quizá nunca haya habido en toda la historia de Colombia. Es decir, que también como consecuencia de esa negociación hubo un escenario político de nuevo tipo que, cualitativamente, creo yo, es la ampliación de ese espacio, la consolidación de ese territorio donde la acumulación de fuerzas va a poder poner en cuestión todo aquello que era esperable. Existe un espacio en el cual las posibilidades de acumular fuerzas se mostraron quizá hasta mayores de lo que uno podría haber supuesto a priori. Entomces el debate es: ¿cuál es ese territorio y cómo la actuación del ELN irrumpe en ese escenario y a quién le facilita las cosas?

–Hay un proceso inédito en términos de los logros alcanzados por la izquierda democrática y eso significa que alcanzan aproximadamente 8.5 millones de votos en elecciones, que nunca en la historia habían podido alcanzar, contra 10.5 millones de votos de la candidatura ganadora, eso es claro. Pero tiene una particularidad, es que nunca en la historia del país todas las fuerzas políticas de derecha, desde la derecha de centro o la derecha tradicional hasta la extrema derecha, se habían unido bajo una misma candidatura para derrotar ese proceso específico de efervescencia política y electoral de ciudadanía, la irrupción de un modelo de ciudadanía que votó por una opción que era la de la Colombia Humana, entonces todo eso también está ahí. La Colombia Humana es el resultado de las circunstancia emocionales y políticas de una nación y no constituye una fuerza articulada, dinámica, con continuidad en el tiempo, sino que es el resultado de las circunstancias políticas. Esto en el marco de una situación política complicada con un presidente de adolescencia tardía porque es un presidente que no logra entender la dimensión del cargo y no porque no lo quiera sino porque Iván Duque no tiene la capacidad ni la experiencia acumulada de conductor y de estadista que se requiere para manejar un país.

–Por eso lo tiene a Alvaro Uribe.

–Si, lo tiene a Uribe. Que es como gobernar en cuerpo ajeno. Con un equipo de gobierno que sale de su salón de clase, de sus amigos, igualmente inexpertos, que creen que pueden pasarse la jurisdicción y el estado de derecho por encima, que pueden acomodar las leyes a su acomodo y eso me parece que es sumamente grave porque se pierde todo anclaje que posibilite a la sociedad resolver sus conflictos: “si yo tengo esta Constitución pero no me sirve, la cambio”; “si yo tengo este acuerdo pero no me sirve, lo cambio”; “si yo tengo un pacto internacional pero no me sirve, entonces no lo cumplo”... Esos elementos nos construyen una imagen de un Estado paria, que no es capaz de asumir sus obligaciones en términos de la agenda internacional. De alli que el conflicto está dado principalmente en las calles, porque la democracia se va a las calles, a la protesta social, a la marcha. Se comienza a presionar al Estado a través de la movilización social: campesinos, obreros, maestros, indígenas, afros, comienzan a presionar y van a tener resultados. La democracia en la calle va dando resultados porque las causas que se abrazan son causas justas y la ciudadanía adscribe a esas causas de manera vehemente. En realidad, el problema que tenemos nosotros es que hay una delincuencia que capturó el Estado y que está empotrada en el ejercicio del poder y que define que su forma de gobierno es la muerte de los demás en defensa de sus propios intereses. Cuando usted encuentra en los más altos cargos del Estado delincuentes articulados con la práctica de la corrupción, del caso Odebretch en adelante; cuando usted tiene los empresarios detrás de los aparatos de justicia, colocándola a su servicio, cuando usted tiene los terratenientes detrás de las reformas agrarias, evitando la distribución de las tierras. Es decir, cuando la delincuencia organizada que se mueve con un sistema mafioso de ilegalidad y legalidad, llega al poder del Estado, la situación no es fácil de resolver pese a todas las cosas grandes que usted pueda hacer.

–Este gobierno vino para eso. Esperar otra cosa conociendo, sobre todo, a un tipo tan articulado como es el líder de la fuerza política, Uribe, no es factible. Porque uno puede esperar que Jair Bolsonaro haga tonterías por sus propia limitaciones, pero Uribe está preparado, es un personaje capaz de articular ese proyecto. El proyecto es dar marcha atrás en cuanto a la capacidad de expandir un proceso de paz democrático. Lo que tenemos menos claro quizá es ¿cómo moverse para construir algo que, sabiendo frente a quien estamos, ensanche el espacio de la paz democrática como un anhelo popular? Esa tarea, yo se que es difícil, porque están actuando para que no se produzca, los medios, la justicia, provocaciones, pero aún así quedan espacios para que inventemos.

–Hay una cosa que se viene presentando al menos en el país, es que hay una emancipación de los territorios y de las comunidades en términos de la política de Estado. Es decir, la gente no cree en el Estado y cuando deja de creer en el Estado usted tiene que buscar la forma de resolver los problemas. Se manejan nuevos ordenes de institucionalidad, nuevos planes de desarrollo, nuevos proyectos e iniciativas económicas que van tratando de resolver lo que el Estado no resuelve. Y cuando usted es capaz de resolver lo que el Estado no resuelve, entonces usted adquiere independencia y entra a defender su territorio, sus proyectos, sus poblaciones. Aquí lo que está pasando es que se perdió el referente del Estado paternalista y su autoridad, y se construye una nueva legitimidad desde las comunidades en los territorios. Entonces la lucha se vuelve territorial por la supervivencia, el desarrollo y el bienestar, se construyen distintos tipos de planes en distintos territorios y la gente los defiende. En ese contexto, miremos el problema del incidente provocado por el ELN. Yo he estudiado el ELN durante 40 años, conozco al ELN, lo he vivido y lo he padecido. Se de su comportamiento y se de sus estrategias, de sus prácticas y de sus imaginarios. Y se como funcionan las estructuras del ELN. Esta es una acción realizada por una de sus estructuras y esa estructura no le va a decir a las otras estructuras ni a nadie: “vamos a hacer esto”. Ellos operan conforme a su plan estratégico y táctico de guerra. Entonces definen un objetivo militar, en este caso la Escuela de Cadetes Francisco de Paula Santander y operan sobre ese objetivo. Operan en unas condiciones particulares que causa mucho dolor en esa población, que son jóvenes, pobres, buscando una carrera al interior de la policía, etc. con otros jóvenes de otros países que vienen a formarse a esa escuela y en un momento que, me parece a mi, que contaban con una información interna. Era el momento de clausura de cursos y de graduaciones donde se conglomeraba población lo que permitía hacer eso. Con un sistema de seguridad muy complicado porque la información que se ha mostrado, cada vez con mayor elocuencia, muestra que el que entró con el carro pudo pasearse por la escuela sin ningún tipo de dificultad. Lo que yo no entiendo es la inmolación. ¿Por qué se inmoló? Porque perfectamente podría haber estacionado el carro, bajarse del carro e irse como un funcionario o como un visitante cualquiera y nadie lo hubiera parado. El acto visto así, contra ese tipo de población, lejos del derecho internacional humanitario, es un acto terrorista. Esa gente no está en actitud de combate, se están preparando, seguramente, pero no están en actitud de combate. Es un acto terrorista. El ELN es una organización que tiene un fundamento moral y ético profundamente cristiano, si ellos hacen algo reconocen ese algo que hacen, lleguen las consecuencias a donde le lleguen, nunca han negado una acción por trágica o difícil que haya sido. Entonces se pone fin a un proceso de paz, a un proceso de diálogo, de conversaciones que no había avanzado, que estaba en estado de coma, que el gobierno no había retomado en cinco meses y que tenía las posibilidades de abandonar o las pretensiones de abandonar. Nunca aprendieron, como lo aprendimos todos los que participamos en el proceso y en las conversaciones con las Farc, que en una mesa de conversaciones, además de ser una mesa en la que se clarifican los puntos de vista, se construyen confianzas, es fundamentalmente una escuela de aprendizaje y un centro de toma de decisiones. Es en la mesa de conversaciones donde uno aprende a ver el país, a ver las circunstancias, a ver las lógicas del poder, las tensiones... y allá es donde uno aprende a tomar las decisiones.

–¿Así fue también para el ELN?

–El ELN ha hecho aprendizajes. No es que una fuerza viva que opera sobre un cuerpo inerte. Actúa sobre otra fuerza viva que es la fuerza pública. Es una fuerza viva que sabe moverse, comportarse, que ha tenido aprendizajes y que actúa. Entonces si usted los bombardea debe esperar que reaccione, y ellos reaccionaron frente a los hechos de violencia y a la sistemática persecución del Estado. De allí el atentado de la escuela de cadetes, reaccionaron ahí. No lo hicieron de la manera correcta porque colocaron las bombas en un lugar que no es un campo de batalla, no es el teatro de operaciones sino que es una escuela de formación en la que se está produciendo la formación de futuros oficiales de la policía. Eso tiene unos impactos específicos, que significa que volvemos a la guerra, esa guerra tiene actores, el Estado es uno de los actores, la fuerza pública y la fuerza militar es otro de los actores pero también tiene disidencias de las Farc que van a estar operando, reductos del EPL que están en la región del Catatumbo que están operando que han sido un poco llamados por el ELN a parar la guerra entre ellos, esa guerra entre ellos es por superposición de guerras; tiene el ELN y tiene un avance del paramilitarismo, con una dificultad, hoy en muchas partes del territorio nacional la población está llamando a la necesidad de que las Farc regresen. Porque las Farc resolvían todos los problemas que habían que resolver en términos de ley o en términos de conflicto. No había devastación de bosque ni de selva porque las Farc lo impedían. Estamos en una situación de guerra que favorece a este gobierno. 

–¿Por qué?

–Es un gobierno que no le está apostando a la paz, que siente que tiene una carga que es el acuerdo de paz que le dejó el gobierno anterior a la sociedad colombiana. Pero la sociedad colombiana tiene que entender que nunca antes en la historia del país, en 60 años de guerra, había respirado tanta tranquilidad, pese a todas las dificultades, a partir del proceso de paz con las Farc.

–Es muy ilustrativo todo. De todas maneras, es de suponer, que en lo que conocemos y se ha venido constituyendo como la izquierda en Colombia, va a haber diferencias en torno a cómo pararse frente a este nuevo acontecer.

–El problema nuestro y de nuestra América Latina es que todavía no hemos sido capaces de entender que no se construye una alternativa sobre liderazgos personalizados sino sobre imaginarios colectivos que reivindican derechos fundamentales. El problema nuestro es que somos populistas en la construcción política de nuestras organizaciones, bien liderazgo de derecha o bien liderazgo de izquierda. Es que yo quiero pensar el Centro Democrático, sin Uribe, no existe; la Colombia Humana, sin Petro, tampoco… Sabe que yo descubrí, después de muchos años, qué era la revolución. La revolución era una cosa muy elemental, era que el cuerpo de una persona y de su familia pudiera satisfacer derechos elementales que convocaban sus propias necesidades biológicas, sociales, culturales y políticas 

–Alvaro García Linera lo viene diciendo...

–Yo quiero que me garanticen la posibilidad de vivir, el derecho a la vida, pero no de cualquier forma, un derecho a la vida digna. El derecho a la vida digna merece que me pueda alimentar, las 5 comidas diarias, agua potable, vivienda digna, que se llene de amor de solidaridad, camaradería, afecto, que no se llene de cosas, el problema nuestro es que la sociedad de consumo hizo que nuestras casas se llenaran de cosas y no de personas, de afectos y de relaciones; que me garanticen la salud, pero la salud no es que tenga que ir a un hospital, la salud es que yo no tenga que ir a un hospital; yo quiero que me garanticen educación, que pueda trabajar para reproducir mis condiciones de vida de mi trabajo; yo quiero poder recrearme, poder salir a caminar tranquilo por los lugares que vivo sin temor a ningún tipo de agresión; y yo quiero seguridad. Nosotros le entregamos la seguridad a la derecha. La izquierda tiene que pensar que la seguridad es parte de las reivindicaciones de las condiciones básicas del ser humano.

–Las calles deberían ser nuestras.

–Si, las calles tienen que volver a ser nuestras. Miren todo lo que ha ocurrido con los centros de vivienda, nos encerramos en cárceles cuidados por vigilancia privada que nos permiten entrar o no entrar. Nos hemos encarcelado, la ciudad se volvió un panóptico con corredores de pobreza. 

Yo digo, ¿qué es lo que debe pertenecer al Estado? Los recursos estratégicos de la nación: agua, huertos, escuelas, hospitales, transporte, etc. Pero la fábrica de sostenes, zapatos, pantalones déjensela a esos empresarios para que produzcan, para que inventen y para que haya trabajo. ¿Se entiende?

–Eso es lo que cuenta...

–Entonces, es un modelo de propiedades mixtas: de economía solidaria, de economía privada y de economía estatal. Pero que se sabe cuales son los roles que juegan para construir el bienestar general en el marco de las diferenciaciones que hay.

–Una última pregunta: en el marco de la tensión con Venezuela ¿cómo ve la situación?

–Primero yo veo que con las tensiones con Venezuela es que hay una alianza estratégica regional y mundial contra Venezuela. Yo particularmente pienso que Colombia es una punta de lanza en la confrontación contra Venezuela. Los medios de comunicación y el gobierno han sido feroces en relación con Venezuela. Y yo me levanto sobre el principio de la libre autodeterminación de los pueblos y el ejercicio pleno de su soberanía. El problema de los venezolanos es el problema de los venezolanos y tienen que resolverlo los venezolanos, allá ellos. Ahora, ¿habrá un conflicto armado entre Colombia y Venezuela? Sí, aumenta la tensión con la ruptura del diálogo con el ELN, porque el ELN está en toda la franja de frontera, pero no ahora, desde siempre, construyeron economía, territorialidad, han estado desde 30-40 años en ese territorio. Hacen parte de esa cartografía de la conflictividad política de frontera. Pero si ustedes me preguntan si hay una confrontación militar entre Colombia y Venezuela en una modalidad de guerra, eso duraría dos bombardeos porque si usted tiene que bombardear los recursos de Venezuela que son las refinerías y los campos petroleros y ellos te bombardearían uno solo que es el de Cartagena y acabarían con la economía de este país...