En la previa a la Asamblea Legislativa, en la que el presidente Mauricio Macri inaugurará el viernes el período de sesiones ordinarias del Congreso en el último año de su mandato, el oficialismo no se muestra optimista sobre la actividad parlamentaria en el año electoral ni tampoco con que sus proyectos prosperen. Macri se reserva el anuncio de algunas iniciativas, entre las cuales está el nuevo Código Penal, aunque en la Casa Rosada consideran que el artículo que penaliza el aborto empantanará la discusión que cruza transversalmente a todas las bancadas. Pero evalúan que este año ninguno de los dos temas llegaría al recinto de sesiones. Todas las fichas de Cambiemos están puestas en sancionar la ley “anti barras” e intentar avanzar con abrir a las empresas privadas el financiamiento de campañas electorales: un tema donde tendría garantizado el debate pero no el resultado. En tanto, se preparan para cavar trincheras parlamentarias y evitar que la oposición se abroquele para rechazar el DNU de extinción de dominio, mientras tiende puentes con sectores de la oposición para intentar sostener la “retroactividad” que impone el decreto si los opositores insten en la sanción de una ley para reemplazarlo.

El jueves, Macri abrirá la Quinta de Olivos para arengar a la tropa legislativa de Cambiemos antes de pronunciar su discurso ante la Asamblea Legislativa en el último año de su mandato y en el que buscará su reelección. Buscará mostrar una postal de unidad en medio de una disputa intestina, donde cada vez más radicales insten en una interna del oficialismo para dirimir la candidatura presidencial con Macri.

“Habrá choripan bombón con rúcula”, bromeó ente PáginaI12 uno de los invitados al ágape –sobre el menú de eventos similares- que participa en el armado de la estrategia legislativa del Gobierno. Para ellos, las expectativas del oficialismo son escasas, aunque prefieren echar culpas a la confrontación y un disperso cronograma electoral en las provincias.     

Cambiemos buscaba que el proyecto del Ejecutivo del nuevo Código Penal, fuera caballito de batalla también en la arena electoral. Aspiraba a captar voluntades con su postura de mano dura y la confrontación parlamentaria que el tema generaría con el kirchnerismo. Una opción también para desplazar el tema económico social del eje del debate legislativo y electoral.

Pero en uno de sus últimos encuentros, la mesa chica de Cambiemos alertó sobre el doble filo de la estrategia. Consideran que el artículo del nuevo Código que continúa penalizando el aborto concentraría toda la discusión y relegaría el articulado que Cambiemos quiere poner en agenda. Incluso, con el temor que se aglutine una mayoría legislativa, derribe el artículo y lo modifique. Macri hará el anuncio pero sus espadas parlamentarias esperarán “el momento oportuno” para abrir el debate “si es conveniente”.

El otro punto que preocupa al oficialismo es “extinción de dominio”. Bloqueará todos los caminos para que la oposición no lleve a los recintos de ambas Cámaras el dictamen de mayoría de la Bicameral de Trámite Legislativo que rechaza el DNU presidencial. Cambiemos quiere conservar la “retroactividad” del decreto para expropiar “bienes y dinero” obtenidos de diferentes delitos penales, entre ellos por corrupción, a través de una acción civil y sin sentencia firme, con la que apunta al kirchnerismo. 

 Si los opositores quieren que la extinción de dominio salga por ley, el oficialismo evaluará las alternativas. El más alentador es que avance el proyecto del massista Frente Renovador -que ya anunció que insistirá con su iniciativa–, que promueve la retroactividad sobre los supuestos delitos. Mucho mas complejo será si prima la postura del peronismo federal de convertir en ley la media sanción del Senado, que elimina la retroactividad, la acción civil y que se lleva adelante las expropiaciones sin que exista una condena penal firme, porque los considera “inconstitucionales”. De todas maneras, en Cambiemos estiman que cualquier debate sobre extinción de dominio le permitirá llevar el debate electoral al ámbito “mas cómodo” para el oficialismo.