En España el movimiento feminista está marcado por la lucha contra el fascismo y al neoliberalismo. “Si las feministas tienen potencial para dar pelea al modelo neoliberal y a los fascismos, es porque lograron aunar dos elementos muy difíciles de conseguir: lo inclusivo y su potencial subversivo”, reflexionó en conversación con PáginaI12 la española Inés Cueli, feminista y vocera de la Comisión 8M. Igual que el año pasado, la huelga feminista aspira a paralizar toda España. La huelga está convocada por 24 horas, acompañada de paro y movilización. Sin embargo esto no implica paro sólo en el ámbito laboral remunerado sino en todos los espacios habitados por mujeres. Es un paro de cuidados, un paro en los consumos y en el ámbito educativo. “Este año es una réplica pero a mayor escala de lo que fue el año pasado. Se volvieron a organizar espacios de cuidado en centros vecinales que se encargan de cuidar a las criaturas y a  las personas adultas que necesiten compañía y que les proporcionen descanso y comida”, explicó Cueli sobre el nuevo dispositivo que surgió a raíz de la ausencia de las mujeres en las tareas domésticas, comúnmente invisibilizadas. “No sólo queremos que los hombres también cuiden sino que queremos sacar los cuidados de la esfera individual doméstica, queremos que sean colectivos y queremos ponerlos en el ámbito público de un barrio y una ciudad porque eso es un acto político”. 

Además de los reclamos contra todas las formas de violencia de género, por sexualidades libres y por salarios equivalentes, en España toma especial importancia la denuncia de tratos crueles contra la comunidad migrante. Este 8M el movimiento pide en particular el cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) y la derogación de la ley de extranjería. Si bien el estado español recibe población migrante desde hace varias décadas, en los últimos tiempos la migración puso en cuestión las políticas humanitarias de toda la Unión Europea. “Para nosotras el eje de antirracismo y de fronteras es un eje fundamental en esta huelga. Realmente no lo tomamos como un tema separado sino que atraviesa toda la reivindicación desde las que tienen que ver con la violencia machista hasta la que tiene que ver con los cuerpos, el deseo y derechos sexuales y reproductivos”, afirmó Cueli. Los CIE, reflexionó la española, son centros que funcionan como cárceles de dudosa legalidad. “Sabemos que se incumplen derechos humanos y sabemos que se encierra a las personas por el simple hecho de migrar y no tener documentación. Además en estos espacios las mujeres están doblemente castigadas por el hecho de ser mujeres. Muchas veces se hacen redadas sistemáticas en puntos donde saben que va a haber migrantes, por ejemplo a la salida de algunas iglesias o de ministerios donde los migrantes van a arreglar su documentación”, explicó.   

No todas las mujeres migrantes caen en las redadas, sin embargo las que tienen la suerte de no estar privadas de su libertad terminan en trabajos mal pagos, la mayoría como empleadas domésticas en situaciones precarias y sin regímenes de seguridad social, ni derecho a huelgas y licencias. 

A pesar lo mucho que aún queda por delante en materia feminista, la activista española confía en que la alternativa al neoliberalismo y al fascismo saldrá desde las luchas populares. Y en este sentido el movimiento feminista, reflexiona, tiene la virtud de incluir cada vez a más mujeres que antes tal vez no se sentían feministas ni interpeladas por la política y que hoy salen a las calles. Esta amplitud en el movimiento, sin embargo, pone en jaque el modo de vida neoliberal sólo cuando adquiere capacidad de subversión. 

Informe: Sofía Solari.