Brenton Harrison Tarrant nació en Australia 28 años antes de cometer la peor masacre en Nueva Zelanda guiado por una ideología de extrema derecha, antimusulmana y antiinmigración. Ayer entró al tribunal de Christchurch, vestido con traje de preso y grilletes, para ser imputado por asesinato en la matanza de 50 personas en dos mezquitas de esta ciudad. 

“El hombre actualmente afronta un cargo de asesinato, pero obviamente formularemos otros más”, dijo la primera ministra, Jacinda Ardern, en una rueda de prensa en Christchurch. 

Unas veinte horas antes, Tarrant aparecía en un video que retransmitió en directo en Facebook dentro de su auto escuchando una canción que hace apología de Radovan Karadzic, condenado por genocidio contra los musulmanes de Bosnia. Instantes después se bajó y asaltó la mezquita Al Noor. Las imágenes, tomadas desde una cámara instalada en su casco, siguieron mostrando como disparaba a los feligreses. Para la masacre utilizó dos armas semiautomáticas que llevaban inscriptos los nombres de extremistas, incluido el neonzi español, Josué Estébanez, y personajes apropiados por el supremacismo blanco como Carlos Martel, el rey franco que derrotó a los Omeyas en el siglo VIII, y víctimas de atentados yihadistas. 

Crear un clima de miedo entre los musulmanes era el objetivo de la matanza, según dejó escrito en un manifiesto de 74 páginas. Allí además ofreció frases ofensivas contra los seguidores de esa religión y se definió como racista y fascista. “Soy un tipo normal de una familia blanca de clase trabajadora que decidió pasar a la acción para garantizar el futuro de mi gente”, refirió Tarrant en el extenso documento. Consumidor de páginas web con contenidos de ultraderecha, Tarrant asegura que llegó a establecer contacto con Anders Breivik, el ultra noruego que mató a 77 personas en su país en 2011. Además dijo que Breivik apoyó su acción. 

Nacido en Grafton, en el estado de Nueva Gales del Sur a unos 600 kilómetros al norte de Sydney, en 2009 comenzó a trabajar como entrenador personal en el gimnasio de la ciudad, donde estuvo empleado dos años. “Era un entrenador muy dedicado. Trabajaba en nuestro programa que ofrece entrenamiento gratuito a chicos de la comunidad y lo hacía con mucha pasión”, dijo la directora del gimnasio, Tracey Gray, en una entrevista a la ABC. Su afición por el deporte la heredó de su padre, Rodney, participante de maratones y el Iron-man, la versión más dura del triatlón. Su padre murió de cáncer en 2010 y un año después Tarrant dejó su trabajo como entrenador y decidió viajar por el mundo, en un periplo que lo llevó a sitios como Corea del Norte, Pakistán y Europa. Según sus escritos viralizados, en aquella época empezó a mostrar su fastidio por la presencia de importantes comunidades inmigrantes en las ciudades europeas. 

Tarrant se habría radicalizado cuando llegó a Nueva Zelanda en 2017 y se estableció en Dunedin, en el sur del país. Aparentemente desde ese entonces estaba planeando el ataque. A finales de ese año, cuando ya disponía de permiso de armas, comenzó a comprar las cinco piezas que utilizó el viernes y que exhibió los últimos días en las redes sociales. Ya en Nueva Zelanda se inscribió a un club de tiro para familiarizarse con su manejo.

En su manifiesto, Tarrant asegura que inicialmente no tenía pensado realizar su ataque en Nueva Zelanda pero que terminó haciéndolo en ese país porque al ser considerado como un lugar seguro, tendría mayor impacto en la opinión pública. La acción comenzó a prepararla hace tres meses en Christchurch donde, según la primera ministra de Nueva Zelanda, quería seguir matando cuando fue detenido por la policía.