Ayer The Walt Disney Company amaneció más grande. Mucho más grande de lo que ya era, en realidad. Tras un año y medio de negociaciones, finalmente se hizo efectiva la adquisión de 21st Century Fox por parte de Disney, en una compra que muchos catalogan como la más importante de la historia de Hollywood. No parece exagerado, teniendo en cuenta que el acuerdo de adquisición se cerró a cambio de 71.300 millones de dólares, una cifra que supera a la que el Fondo Monetario Internacional le prestó al gobierno argentino. La creación del nuevo gigante del entretenimiento no sólo sorprende por los millones en juego, sino porque Disney sumará a su ya abultado catálogo al resto de los superhéroes de Marvel que le faltaban, como los X-Men, Los cuatro fantásticos y Deadpool, además de pasar a contar bajo su tutela exitosas sagas como Los Simpson, Avatar, Alien, El planeta de los simios o Los expedientes secretos X. El cierre del proceso de compra ubica a Disney en una posición privilegiada dentro de la industria audiovisual mundial, ya que este nuevo gigante tendrá el camino allanado para lanzar su propia plataforma de streaming Disney+ y competirle a Netflix y Amazon en ese creciente rubro.

   El cada vez más gigante Disney tendrá ahora el control sobre los negocios de producción cinematográfica de 21st Century Fox, que incluyen productoras y divisiones como Twentieth Century Fox, Fox Searchlight Pictures, Fox 2000 Pictures, Fox Family y Fox Animation. Además, el acuerdo establece que las unidades creativas de televisión de Fox, Twentieth Century Fox Television, FX Productions y Fox21 pasarán a manos de Disney, al igual que las señales bajo las marcas FX Networks, National Geographic Partners y Fox Networks Group International. Como si fuera poco, la nueva compañía pondrá un pie en el voluminoso mercado de la India, al hacerse del operador de TV por cable Star India. 

  El acuerdo también incluye una adquisición clave para el futuro de Disney: el 60 por ciento de las acciones de Hulu, la plataforma de streaming que por ahora sólo se desarrolló en los mercados de Estados Unidos y Japón. Una compra vital en el nuevo escenario audiovisual, en el que las plataformas parecen marcar el futuro de consumo mundial de series y películas. Muchos ven en la absorción de 21st Century Fox, tanto de sus contenidos como de sus medios, el último gran movimiento que la compañía realizará antes de lanzar al mercado Disney+, la propia plataforma que tiene pensado presentar al mercado estadounidense a fin de año. Disney+ se presenta como la más seria amenaza al crecimiento de Netflix y Amazon Prime Video, considerando el volumen del catálogo con el que contará la nueva plataforma. Hay una pregunta que atormenta a sus competidores: ¿Disney venderá derechos de sus franquicias a jugadores como Netflix o Amazon, o acaso concentrará de manera exclusiva todo su catálogo en Disney+?

  “Es un momento extraordinario e histórico para nosotros, que creará un significativo valor a largo plazo para nuestra compañía y nuestros accionistas. La combinación de la riqueza de contenido creativo y talento comprobado de Disney y 21st Century Fox crea a la compañía de entretenimiento global preeminente, bien posicionada para liderar en una era increíblemente dinámica y transformadora”, aseguró Robert A. Iger, presidente y director ejecutivo de The Walt Disney Company, en el comunicado con el que la corporación anunció la noticia.

  La adquisición de parte de Disney de 20th Century Fox entusiasma a muchos fans, ya que podría generar cruces inéditos entre los superhéroes creados por las compañías que están terminando de fusionarse. Según había adelantado en enero Kevin Feige, presidente de Marvel, es muy probable y cercana la posibilidad de que los muchachos de Avengers se crucen pronto en una película con los X-Men y hasta con Deadpool, ahora que todos forman parte de la misma corporación. Aunque no hay comunicación oficial, Feige incluso había afirmado que ya están haciendo algunas pruebas, a la espera de la concreción final del proceso de compra. 

  Claro que la fusión tiene una contracara no menor: al absorber a los 15.400 trabajadores de 21st Century Fox, fuentes del mercado estipulan que cerca de 4 mil trabajadores serán despedidos, teniendo en cuenta que Iger prometió a los accionistas un ahorro de 2000 millones de dólares hasta 2021. 

  La compra de la división de entretenimiento de Fox forma parte de un plan estratégico que la compañía inició hace más de una década, como una manera de no perder su lugar histórico en la era digital. El primer paso de esa visión expansiva lo dio en 2006, cuando absorbió a Pixar, la productora que revolucionó a la animación mundial, en 7400 millones de dólares. Lejos de conformarse, en 2009 la compañía del viejo Walt fue por más: se quedó con todo el catálogo de los superhéroes de Marvel Entertainment a cambio de 4200 millones de dólares. En paralelo al crecimiento de las plataformas digitales, a las que les vendía los derechos de sus producciones, Disney prosiguió con su plan de hacerse con más contenido y en 2012 dio otro paso más al adquirir Lucasfilm en 3100 millones de dólares. 

  Los 71.300 millones de dólares en los que se cerró la operación son muchos más que los 52.400 que a finales de 2017 Disney había ofertado. Es que en el medio pasaron cosas: la propuesta de Comcast a Fox por 65.00 millones obligó a Disney a elevar la oferta en casi 20 mil millones. Un indicio de la importancia que esta operación tenía para Disney de cara a los cambios que se están produciendo en la industria.

  Por su parte, si bien Rupert Murdoch continúa siendo un magnate, no es menos cierto que con la venta de la división de entretenimiento de Fox su imperio se ve reducido, aunque no su cuenta bancaria. El desprendimiento de una parte importante de su conglomerado mediático deja a Murdoch manteniendo únicamente su posición en el sector de las noticias y los deportes, como propietario de Fox News y de Fox Sports, agrupados en Fox Corporation.