Hay algo asombroso que hace Federico Veiroj. Se le pregunta por las motivaciones de sus personajes y dice “intuyo que… (tal cosa)”, o “no lo sé, no lo creo”. En otras palabras, Veiroj no conoce del todo a sus personajes, éstos tienen una vida independiente, a la que él eventualmente se asomó o se asoma. Es como si no hubieran sido creados por él, como si él apenas hubiera encendido una chispa y, al ver que cobraban vida, se hubiera retirado, cuestión de evitar cualquier tentación de posesión. 

Nacido en 1976 en Montevideo, Federico Veiroj es el realizador de películas como Acné (2008), La vida útil (2010), El apóstata (2015) y ahora de Belmonte, que se estrena mañana en Buenos Aires. Teniendo en cuenta la clase de relación que el realizador entabla con los personajes, no es raro que el de Javier Belmonte no sea transparente. Pintor de grandes cuadros, separado desde hace algún tiempo y en pleno proceso de recuperación de la relación con su hija Celeste, Belmonte anda ceñudo por la vida. La separación mal llevada, el hijo que su ex lleva en la panza y el temor no muy fundado a perder a Celeste cuando nazca el niño podrían ser algunas de las causas de ese ceño. 

Siempre inclinado a trabajar con actores no profesionales, Veiroj reclutó esta vez a Gonzalo Delgado, que es pintor y autor de los intensos cuadros que se ven en la película, y Olivia Molinaro Eijo, una de esas nenas de actuación inolvidable, que aparecen con cierta frecuencia en cine. 

–Teniendo en cuenta que el protagonista de La vida útil es una especie de niño grande, podría decirse que los héroes de tus películas van creciendo en edad de película en película. ¿Los ves como alter egos tuyos?

–Sin sentirlos como alter egos, todos los personajes tienen elementos propios de mi persona que no son buscados a la hora de hacer los retratos, las películas; siempre aparecen cosas mías y cuando termino las películas más me identifico con aspectos del carácter, del estado de ánimo, del humor o de la psicología de los personajes.  

–La sexualidad es un elemento que aparece fuertemente en las cuatro películas, desplazada a un romanticismo más platónico en La vida útil. ¿Qué te pasa con esa fuerza?

–Quizá es porque todos los personajes son curiosos y dentro de eso es inevitable que aparezca la sexualidad, en el sentido más amplio. Cuando pienso en los personajes que quiero filmar, pienso siempre en cómo van a manejar sus deseos, sus pasiones, los impulsos; o sea, que lo que me pasa con ‘esa fuerza’ es que siento que es lo que gobierna todo, es decir, nada distinto a lo que el psicoanálisis ha planteado.  

–¿Por qué está tan enojado Belmonte?

–Porque desearía volver a estar cerca de su ex mujer, porque está en constante búsqueda de afectos y cuando no los tiene lo expresa con rabia, porque su ego no le da paz y lo padece, porque le gustaría que las cosas fuesen distintas, más de su gusto, porque se aburre. Una vez dicho la anterior, pienso que ese “enojado” puede ser parte del dejarse llevar por sus emociones, y me parece que la película también se encarga de mostrar la contraparte del enojo que sería el disfrute y el dar rienda suelta a sus deseos.

–La película no precisa hace cuánto tiempo se separó. ¿Por qué?

–Tampoco se precisa si estuvo viviendo en pareja o si estuvo casado, justamente porque no me interesaba transmitir al espectador datos de una relación entre personajes y que eso automáticamente pueda llevarse a la realidad de algún espectador. Es decir pensamientos terrenales y lógicos como “ah, si hace 7 años que se separaron entonces vivió poco con la nena” o cosas por el estilo, que me parece que distraen de lo que realmente me interesaba contar, que es el enganche de Belmonte con su ex mujer, que quizá es quien más lo conoce y con la que mantiene una relación de enorme complicidad.  

–¿El deseo de estar más tiempo con la hija tiene que ver con que ella es su relación afectiva más sólida?

–Yo siento que tiene relación sólida, o cómplice, con su familia también y con su ex mujer; y a veces el expresar todo aunque sea con brutalidad habla de la cercanía de esos vínculos. Con su hija, aparte de un sentimiento de amor incondicional, intuyo que su deseo de pasar más tiempo con ella es porque lo conecta con su costado más lúdico y luminoso; y que eso puede ser un balance para la existencia solitaria, oscura y depresiva que parece llevar por momentos. Por último, pienso que quizá Belmonte siente que su hija ya está en edad de compartir más cosas adultas con él, entre las que incluyo el conocer a su propio padre y sus estados de ánimo cambiantes.

–¿Celeste la pasa mejor con la abuela que con Belmonte?

–Creo que como cualquier niño Celeste la pasa genial con gente que le exprese amor y pueda darle atención. A veces será su mamá, a veces su papá, a veces su abuela, y a veces un peluche.

–¿Belmonte tiene envidia de su ex, porque ella tiene un trabajo estable y una nueva pareja, cosas que él no tiene?

–No lo sé, no lo creo. Me parece que en todo caso Belmonte no envidiaría cosas que no posee sino cosas que no puede sentir. Pero no estoy seguro de todos modos, aunque me parece que lo suyo son los celos, algo bien primitivo.

–¿Cómo conociste a Olivia Molinaro Eijo? ¿Por un casting? ¿Cómo hiciste para dirigirla, sobre todo en la escena en la que solloza porque quiere volver a casa de la mamá?

–La conocí por un casting en una taller de cine para niños en Montevideo, porque un amigo ya me había dicho que había una alumna que intuía tenía lo que yo buscaba. Dicho y hecho, Olivia confirmó ser una niña actriz estupenda y con una enorme inteligencia. Ella es argentina, de Rafaela. Sus papás también. Viven en Uruguay hace años, están felices acá aunque van para Argentina todo el rato. La familia de Olivia es bastante importante en el proceso de casting y de trabajo en la película porque la han apoyado y acompañado en todo momento. Así que luego de algunos ensayos con ella y Gonzalo Delgado, ella también trabajaba con su propio padre Martín Molinaro que es artista en la vida real, y ponían en escena (en su casa) partes de la película, y esa escena de llorar era la más difícil, esa también la hicieron; una enorme ayuda sumada al talento natural de Olivia y su entrega absoluta. En el rodaje, Olivia filmó las ocho tomas de esa escena, con gran naturalidad y en todas corregí cosas pero ella (con los cortes e interrupciones propias de un rodaje) mantuvo su estado de congoja, todo el rato. Eso no creo que lo pueda lograr cualquier intérprete. 

–¿La chica que se lo levanta al final remite al cuento de hadas, como La vida útil?

–Mónica, la chica con la que pasa una noche, está interpretada por Giselle Motta, que es argentina y una actriz formidable. Hay, sí, algo de fantasía en la relación de ellos, es como un encuentro de dos seres que no tienen nada que ocultarse y lo único que quieren es disfrutar y lo pueden hacer hasta que les aguante el cuerpo; la lujuria, el exceso. 

–La banda de sonido es mitad música clásica, mitad música uruguaya. Lo cual es un problema para argentinos, porque dentro de la parte uruguaya queda Gardel. ¿Qué te llevó a organizarla de esa manera?

–Qué aprieto... Aunque no lo admitan, todos los lectores de este diario saben que Gardel era uruguayo; y agrego que la música clásica y barroca de la película, también está interpretada por uruguayos -Rafael Bonavita, Gervasio Tarragona, Javier Bezzato, y la Orquesta Juvenil del Sodre. 

Independientemente de las nacionalidades que básicamente me dan lo mismo, se sumó que tenía demasiado talento muy cerca de mi casa como para no aprovecharlo, así que fue lo que hice. La mayoría de los temas han sido fuente de inspiración para la escritura, por eso están allí. Esas interpretaciones hermosas de los músicos ya citados, y obras maestras de Gardel o Leo Masliah, Diane Denoir, o de Buenos Muchachos, son todas canciones hermosas que alimentan lo narrativo de la película. Las letras de las canciones me atraían especialemte a la hora de escribir porque le hablan directamente a Javier Belmonte, el protagonista, son como apariciones o guías para él. Por último, compartir con los espectadores la música que me gusta y que siento es la adecuada para la película, es divino.