“El nene apuntó como si fuese la Play Station y apretó el gatillo”. Así relató el padre del chico de 13 años cómo su hijo mató a un ladrón que estaba en su casa de Moreno, a la que había ingresado junto con cuatro cómplices que mantenían amenazada a su mamá. “No deja de llorar” por lo ocurrido, detalló el padre del adolescente, que “no quiere volver” a su casa.
El hecho comenzó a las 21.30 del martes en una casa de la calle Tirso de Molina, a dos cuadras de la colectora de la Autopista del Oeste, donde vive el matrimonio integrado por dos productores de seguros, y sus dos hijos de 13 y 11 años.
La madre llegó a la casa en su auto, abrió el portón automático y entró al garage, pero en ese momento fue sorprendida por un hombre que vestía un chaleco antibalas con la inscripción “Policía”, por lo que fue rápidamente al interior del inmueble y accionó la alarma vecinal. La mujer intentó cerrar la puerta de ingreso pero aparecieron al menos otros cuatro hombres armados que se lo impidieron y forzaron su entrada.
Los hombres redujeron a mujer y le exigieron dinero en dólares. El hijo de 13 años, que estaba dentro de la casa, vio lo que sucedía, tomó una pistola de su padre que estaba cargada y guardada en un mueble y efectuó dos disparos, que impactaron en uno de los hombres. Ante esa situación, otro de los intrusos disparó, aunque sólo le provocó un roce de bala en el cuero cabelludo al niño de 11 años, producto de un rebote.
En tanto, el baleado, que tenía 34 años, cayó muerto en el umbral de la casa mientras los otros hombres huían en un vehículo que fue hallado poco después, abandonado, en Madariaga y Ascasubi, en Moreno.
“Han tenido códigos, podrían haber hecho un desastre con mi familia, estoy convencido de que le perdonaron la vida a los tres”, dijo esta mañana el padre del niño. El hombre consideró que los ladrones optaron por escapar sin lastimar a su mujer y a sus hijos a pesar de que los superaban en número y en armamento.
Según la policía, el hombre baleado vivía en La Reja y tenía antecedentes penales por delitos contra la propiedad y las personas. El auto había sido robado el domingo último.
Los peritos que trabajaron en la casa asaltada determinaron que el cuerpo de González quedó tendido boca abajo y presentaba un orificio de bala en región pectoral derecha y otro en región torácica posterior izquierda. Entre sus pertenencias, los investigadores secuestraron un revólver “lechucero” cargado con cinco cartuchos; además, establecieron que el chaleco que llevaba no contaba con la numeración policial reglamentaria.
En la vivienda, los peritos incautaron una vaina calibre 9 milímetros, otra 11.25 milímetros y un plomo deformado de este último calibre.
La causa quedó a cargo del fiscal del Fuero Penal Juvenil de Moreno, Pedro Marchetti, quien dispuso el secuestro de la pistola 9 milímetros marca Taurus del padre del chico que disparó, y que está debidamente registrada. Voceros judiciales indicaron que el fiscal Marchetti consideró que el adolescente actuó en su legítima defensa, y para despejar cualquier duda ordenó que se tomaran muestras a los cuatro integrantes de la familia para practicar estudios de barrido electrónico y acreditar quién disparó. El adolescente practicaba tiro con el padre.
Respecto del arma, el padre contó que la guardaba en la mesa de luz para defensa propia ya que anteriormente había sufrido otro robo, y que su hijo sabía perfectamente que estaba ahí porque él mismo se lo había dicho por cuestiones de seguridad.
El hombre pidió a las autoridades que mantengan la custodia en su casa aunque adelantó que la familia planea mudarse a un country para sentirse más tranquilos y seguros.