La sueca Bibi Andersson, actriz fetiche de Ingmar Bergman, murió ayer a los 83 años. La intérprete apareció en clásicos como El séptimo sello (1957) y Persona (1966). Jan Holmberg, directora de la Fundación Ingmar Bergman, dijo que, aunque Andersson estaba muy vinculada al cineasta, era artista por derecho propio: “Tomaba esos roles y los hacía mucho más grandes”.
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