El Tesoro comenzará a subastar hoy en el mercado mayorista de cambios hasta 60 millones de dólares diarios, gran parte de los cuales provienen del reciente desembolso efectuado por el FMI. En total serán unos 9.600 millones de dólares que se volcarán a la plaza hasta fin de año. Desde Hacienda aseguraron que el objetivo es hacerse de pesos para afrontar gastos corrientes, aunque los analistas coinciden que en la medida apunta fundamentalmente a disminuir la volatilidad del precio del dólar de cara a la campaña electoral.

A raíz del esquema de bandas acordado con el FMI el año pasado el Banco Central solo puede intervenir en el mercado cambiario si la cotización del dólar mayorista perfora el piso de la banda o supera el techo. En la actualidad el piso se ubica en 39,66 pesos y el techo en 51,30 pesos. El viernes el dólar mayorista cerró a 42,19 pesos. Por lo tanto, podría subir casi un 22 por ciento sin que el Banco Central estuviese habilitado a vender dólares para intentar controlarlo. La zona de intervención es considerada como demasiado amplia por la mayoría de los economistas y una de las razones que incrementa la volatilidad. El gobierno negoció con el FMI para intentar flexibilizarla, pero no lo consiguió. Por eso ahora apuesta a los dólares de la cosecha y a las licitaciones de Hacienda para calmar la demanda al menos hasta que se acerquen las elecciones. 

La semana pasada la cotización del dólar bajó de la mano de las mayores liquidaciones del agro y algunos analistas especulan con la posibilidad de que las divisas que aportará Hacienda lleven al dólar a perforar el piso de la banda. Sin embargo, la tranquilidad cambiaria no está asegurada. De hecho, el riesgo país volvió a superar en los últimos días los 800 puntos básicos y cualquier evento que pueda ser juzgado como negativo por el mercado, tanto interno como externo, podría volver a disparar la demanda de dólares. De hecho, el ministro Dujovne reconoció que la situación sigue siendo volátil. “El entorno financiero permanece inestable, especialmente luego de que la inflación -conducida por la inercia; cierta recuperación de los márgenes de producción; la normalización del las tarifas de los servicios y la suba de los precios de los alimentos-creciera en enero y febrero, aunque permanece más baja que las tasas de la segunda mitad del año pasado”, aseguró.

Mañana se conocerá la inflación de marzo y las consultoras estiman que la suba de precios relevada por el organismo oficial estará en torno al 4 por ciento. De ese modo, solo en el primer trimestre la inflación habrá superado el 10 por ciento y la mayoría de las proyecciones privadas ya ven el IPC de este año en torno al 40 por ciento. Con esa inflación y las elecciones presidenciales por delante, con el oficialismo en caída por el malestar que provoca la crisis, es difícil que el dólar pueda permanecer quieto durante mucho tiempo. Igual desde el gobierno apuntan a revertir las expectativas negativas de la población y anunciaran un paquete de medidas destinadas a contener la suba de precios.