El Indec informó el martes que los precios al consumidor subieron 4,7 por ciento en marzo y acumulan 54,7 por ciento en doce meses. Paradójicamente el presidente Macri asumió luego de una campaña en la que había asegurado que la inflación sería “una de las cosas más sencillas de resolver”. Los números no se comportaron según lo planeado y sucesivos cambios de “manuales” reemplazaron ideología por pragmatismo, con acciones desesperadas e ineficientes para procurar la supervivencia política.

Al comienzo de la era Cambiemos, durante el período de Sturzenegger en el Banco Central, se pretendió reducir la inflación a través del fallido esquema de metas, tipo de cambio flexible y eliminación del financiamiento al Tesoro. Se concebía a la inflación como un fenómeno exclusivamente monetario.

Ese esquema tuvo un debut poco auspicioso, cuando la liberalización cambiaria provocó una depreciación que dio un shock a los precios. Los primeros aumentos de tarifas echaron más leña al fuego, pero luego la tasa alta y la mayor oferta de dólares desaceleraron los precios. El gobierno creyó confirmados sus dogmas (que sin expansión monetaria, la inflación inicial era sólo un cambio de precios relativos sin propagación). Mientras tanto, el stock de Lebac se cuadruplicó hasta llegar a 1,2 billón de pesos.

Cuando los dólares que alimentaban esa estructura escasearon, la bomba de tiempo de las Lebac explotó. El tipo de cambio subió abruptamente y en septiembre de 2018 la inflación fue 6,5 por ciento mensual. El gobierno descartó la política de tipo de cambio flexible y metas de inflación para concentrarse únicamente en quitar presión al dólar.

Luego de la firma del acuerdo con el FMI, las autoridades afirmaron que la inflación bajaría por la meta de crecimiento cero de la base monetaria, el ajuste fiscal y la estabilidad del dólar. Pero la quita de subsidios continuó impulsando los precios y no se revirtió la desregulación del sector externo. La depreciación de fines de agosto de 2018 reanimó el pass-through y los precios siguieron subiendo a pesar de la caída del consumo. ¿Cuánto más se debería prolongar la recesión para que la inflación se desacelere? Semejante ajuste se opone a la sostenibilidad política del gobierno en un año electoral.

Así es que la caída de la imagen presidencial motivó un paquete “de alivio” a la inflación, con precios congelados por 180 días para 64 productos de primera necesidad y un alto a las subas de electricidad y gas. Las medidas son pasibles de numerosas críticas:

  • Cobertura. Aún si los hogares pudieran sustituir su consumo por los bienes del acuerdo, apenas se cubriría el 46 por ciento de la Canasta Básica Alimentaria, dejando afuera carnes, pan, huevos, quesos, mantecas, frutas, verduras, legumbres, sal y café, entre otros. Su representatividad en el gasto total es sólo un 8,9 por ciento, según la Engho 04/05.
  • Calidad. La canasta no tiene frutas, verduras ni legumbres y es extensa en grasas y bebidas alcohólicas (2,5 bebidas alcohólicas por cada bebida no alcohólica). Según la Encuesta de Factores de Riesgo de Indec, el 61,6 por ciento de la población tiene sobrepeso, el 25,4 por ciento obesidad y sólo un 6 por ciento consume las porciones recomendadas de frutas y verduras.
  • Cumplimiento. Un primer relevamiento realizado por ITE muestra que los productos identificables tendrían precios sólo 2,3 por ciento mayores a los de diciembre 2018, lo cual despierta dudas acerca de la sostenibilidad del acuerdo. 
  • Duración. Finalizado el plazo, las subas podrían ser desmedidas. 

El paquete anunciado no sólo carece de utilidad como política antiinflacionaria o de referencia de precios, sino que además implica un beneficio muy pequeño y, a lo sumo, transitorio. Este año la inflación probablemente alcance un 45 por ciento, lo que totaliza un 240 por ciento desde la asunción de Macri, quien había afirmado en 2015 que “la inflación demuestra la incapacidad de gestión”. Los datos hablan: Macri ha sido el presidente más incapaz de los últimos 30 años.

* Economista (Instituto de Trabajo y Economía - Fundación Germán Abdala).