Picasso postea su colaboración con una marca de automóviles vía Instagram y, francamente, está demasiado, demasiado pendiente de que Braque no lo supere en seguidores. Mondrian hace alarde de una intervención a las cocinas Ikea, y Jackson Pollock se muestra ansioso por revelar un lienzo... sobre el que apenas ha vertido una gota de pintura. Andy Warhol promociona hasta el hartazgo su serie de retratos de Mark Zuckerberg, que efectivamente devendrá viral. Y el célebre chovinista Gauguin comparte problemáticas instantáneas de sus jóvenes amantes polinesias bajo el hashtag  #AboutLastNight... Desde Joseph Beuys hasta Frida Kahlo: todos tienen su perfil de Instagram, han sucumbido a la obsesión de presumir obra online para fanáticos en redes, presos de una cultura que contabiliza los cumplidos y premia a los aduladores. Al menos, en la paródica mente e irreverente pluma del ilustrador y escritor francés Jean-Philippe Delhomme, que ha imaginado qué hubiese pasado si los grandes maestros del arte moderno hubieran tenido acceso al bendito formato que invade las visuales de cada día. “Seleccioné artistas que eran famosos al punto de crear mitologías en torno a sí mismos. Son los dioses del arte. Fue como hacer el Instagram del Monte Olimpo”, ofrece Delhomme desde su atelier de Montparnasse al referirse a Artists’ Instagrams: The Never Seen Instagrams of the Greatest Artists, su flamante libro ilustrado. “Si valorás demasiado tu privacidad hoy en día, la gente piensa que estás muerto. Esa es la realidad del nuevo mundo. Los artistas quieren ser vistos, incluso los más serios”, afirma el galo, convencido de que los gigantes del arte hubiesen adoptado la adicción Instagram. “Por sus recurrentes descargas de dopamina y su enorme potencial para hacer dinero. Y, bueno, porque no les hubiera quedado otra”. Advierte, además, que “si la plataforma hubiera existido hace un siglo, hoy no habría críticas de arte: solo pulgares y emojis”. Con todo, asegura Delhomme –que volcó su propuesta en dibujos blanco y negro, acompañadas por leyendas ingeniosas y comentarios de followers– que “por mucho que me burle de estas figuras mitológicas, también las amo”.