El tiempo se le agota al Gobierno y al FMI. La paciencia de los mercados está al límite y la desconfianza no cesa. Estos son algunos conceptos de un duro artículo publicado hoy por el diario británico Financial Times, uno de los voceros más influyentes del establishment financiero a nivel global. “El FMI se juega su reputación en la Argentina”, se titula la nota, que lleva la firma de los periodistas Colby Smith y Benedict Mander. Los autores analizan con preocupación la grave crisis económica local y el deterioro en la imagen de Mauricio Macri, pero sobre todo se dedican a advertir que un fracaso del programa acordado con el Fondo Monetario puede arrastrar la figura de su directora gerente, Christine Lagarde, y ocasionar un grave perjuicio en la ya golpeada confiabilidad del organismo de crédito. 

“Algunos temen que el mayor rescate del Fondo se está debilitando y no podría sobrevivir a una sacudida electoral”, alerta el Financial Times, que supo aplaudir las políticas neoliberales del gobierno de Macri y ahora, ante el estrepitoso fracaso, se muestra crítico por los resultados. El FMI nunca le había prestado tanto dinero a ningún país como a la Argentina en esta oportunidad, recuerda la extensa publicación. Ese compromiso, explica, expone al propio organismo y a sus autoridades. “La crisis monetaria del país se reavivó y los rendimientos de los bonos aumentaron, amenazando no solo al programa del FMI para la Argentina, sino a su reputación y la de su líder”, destaca.

El mayor peligro que advierte el Financial Times es un regreso de Cristina Fernández por el descontento con el gobierno de Cambiemos, lo cual es visualizado por el diario como un riesgo para los intereses de los capitales financieros. “El programa del FMI podría colapsar si la oposición populista, encabezada por la ex presidenta izquierdista Cristina Fernández de Kirchner, gana la elección presidencial en octubre”, sostiene. “Lagarde se ha arriesgado”, completa el FT.

“Cuando el FMI completó su tercera revisión de la economía de Argentina, a principios de abril, la directora gerente Christine Lagarde se jactó de que las políticas gubernamentales vinculadas al rescate record de 56.000 millones de dólares estaban ‘dando frutos’”, cuenta la publicación. Y agrega: “Menos de un mes después, en medio de las oscuras perspectivas políticas para el presidente Mauricio Macri, la crisis monetaria del país se reavivó y los rendimientos de los bonos aumentaron, amenazando no solo al programa de Argentina del FMI, sino a su reputación y la de su líder”, describe. Si Cristina ganara las elecciones, “sería devastador para el FMI por el fuerte respaldo dado del Sr. Macri”, insiste la nota.

El diario cita a William Rhodes, ex alto ejecutivo del Citi, para quien “este es el programa individual más grande que ha presentado (el FMI), y su reputación está en juego”. Incluso Claudio Loser, ex alto funcionario del Fondo, está preocupado por la reputación del organismo. “Lagarde realmente se ha arriesgado por este programa y lo ha estado apoyando de todo corazón”, dijo Loser, ex jefe del departamento del hemisferio occidental del FMI en 2001. Un programa fallido llevaría a una “pérdida de credibilidad” para el fondo, agregó.

“Los planes ya se han desviado significativamente de su curso, con Macri obligado a regresar al FMI para renovar el acuerdo apenas tres meses después de que el convenio original fuera presentado en mayo del año pasado. En septiembre, el FMI anunció que prestaría 7100 millones de dólares adicionales y permitiría que el país reciba más efectivo por adelantado a cambio de un programa de austeridad más severo”, explica el artículo. “El acuerdo requería que Argentina ejecutara un presupuesto equilibrado para 2019 y redujera su déficit externo. En ambos aspectos, el país ha tenido éxito”. El artículo destaca como los grandes temas pendientes el alza de la inflación y la pobreza.

Los periodistas destacan, además, la tumultuosa relación de la Argentina con el FMI. “Pocos olvidan el desastroso final del último programa de Argentina del FMI, cuando, solo dos meses antes de que el país incumpliera en el 2001, tomó prestados otros 8 mil millones de dólares del Fondo, la mayoría de los cuales se utilizaron para comprar pesos a inversionistas institucionales que querían salir de Argentina”. Por eso, indica que otro fracaso en esta oportunidad sería un duro golpe para el FMI.