El fútbol femenino comienza su gran fiesta: el Mundial de Francia 2019. El telón se levantará este viernes en París (a las 17 de Argentina) con el equipo anfitrión recibiendo a Corea del Sur, en un flamante y repleto Parque de los Príncipes. "En este Mundial tendremos la explosión del fútbol femenino, con 1000 millones de telespectadores, estaremos orgullosos", vaticinó el miércoles pasado Gianni Infantino, tras ser reelegido hasta 2023 al frente de la FIFA.

Sin dudas, esta Copa del Mundo será el colofón del imparable ascenso del fútbol femenino a nivel planetario. Al boom de los derechos televisivos, con las cantidades multiplicadas por diez en menos de una década, se une el desembarco de grandes patrocinadores, agentes y la creciente profesionalización en la mayor parte de países. La FIFA ha doblado la cantidad en premios que se repartirán entre los 24 equipos, pasando de los 15 millones de dólares en 2015 a los 30 millones de esta edición. Sin embargo, esta cifra está muy lejos de los 400 millones que se repartieron entre las 32 selecciones que participaron en el Mundial masculino de Rusia 2018.

"El nivel ha aumentado de manera exponencial en cuatro años. Los diferentes equipos han progresado, será una Copa del Mundo muy abierta", anunció Jill Ellis, seleccionadora de Estados Unidos, defensora del título y ganadora de tres de las siete ediciones disputadas desde la creación del torneo, en 1991. Con doce de las campeonas del mundo hace cuatro años en Canadá en el plantel, el equipo estadounidense tiene la experiencia necesaria para repetir el título y borrar el mal recuerdo de los Juegos de Rio 2016, en los que fue eliminado en cuartos.

Estados Unidos cuenta con Alex Morgan, una de las jugadoras más famosas del mundo, o la leyenda Carli Lloyd, que disputará a los 36 años su cuarto Mundial, además de Megan Rapinoe, conocida también por sus reivindicaciones fuera del campo.
Alemania, el otro gigante de la disciplina -ganador de dos ediciones-, e Inglaterra, que surge como potencia, sin olvidar a la anfitriona Francia, con su legión de jugadoras del Lyon, el gran dominador del fútbol europeo, también figuran entre las candidatas para levarse un torneo con 24 participantes.

En una segunda línea de favoritos se ubican Holanda, liderada por Lieke Martens, campeona de Europa en 2017; Japón, con la jugadora del Lyon Saki Kumagai, campeón del mundo en 2011, y Australia, con la gran estrella ascendente Sam Kerr. Por su parte, Noruega, campeona en 1995, verá disminuidas sus chances disminuidas al no poder contar con la primera Balón de Oro, Ada Hegerberg. También llegan con expectativas España y Brasil, en baja pero encomendada a su estrella Marta. Menores son las chances de Argentina, que regresa a la cita ecuménica tras doce años de ausencia, y Chile, en su debut mundialista.