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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
25 JUNIO 2000








FINANZAS el Buen Inversor
 por Claudio Zlotnik

EL MERCADO ESTA PENDIENTE DE LO QUE HAGA LA FED

En la city rezan al Dios Greenspan

Esta semana se reúne la Reserva Federal para definir si toca o no la tasa de interés de corto plazo. Los financistas apuestan a que no habrá cambios y se juegan a una mejora de las cotizaciones.

Otra vez a contener la respiración. Otra vez, como cada 40 días, se juega una parte de la suerte de la marcha de la economía. Este miércoles, a media tarde, Alan Greenspan, titular de la FED, volverá a decidir cuál será el nivel de la tasa de interés de corto plazo. Y en el Palacio de Hacienda, todas las miradas estarán puestas sobre el banquero estadounidense. José Luis Machinea cruzará los dedos para que en esta vuelta, Greenspan se quede de brazos cruzados, lo que ayudaría a esparcir buenas ondas por los mercados emergentes, entre ellos el argentino.
Desde que Fernando de la Rúa llegó a la Casa Rosada, la Reserva Federal (banca central estadounidense) endureció su política monetaria en cada una de sus reuniones clave. Pero esta vez parece que el resultado será otro. Los financistas creen que la FED no tocará la tasa. Y no sólo eso. También confían en que, en todo caso, para el resto del año quedaría pendiente apenas algún retoque de un cuarto de punto. O a lo sumo de medio. Pero que la economía estadounidense ya muestra señales de enfriamiento y que la tendencia alcista de la tasa está llegando a su fin.
Si, efectivamente, se cumplen esas expectativas, la Argentina saldrá beneficiada. De un año a esta parte, la Reserva Federal ha venido endureciendo su política monetaria dañando así a una economía tan dependiente de la entrada de capitales como la argentina.
Cada vez que la FED sube un cuarto de punto la tasa, aumenta los intereses de la deuda a pagar en unos 100 millones de dólares anuales. Si se toman en cuenta las sucesivas alzas que Greenspan efectuó en el último año (en junio del ‘99 la tasa estaba en el 4,75 por ciento anual contra el 6,50 por ciento en la actualidad), esa trepada le costó al fisco argentino unos 700 millones de dólares adicionales por pago de intereses. Para tener una dimensión de lo que significa ese monto, vaya el siguiente ejemplo: en el último ajuste, la rebaja salarial de los agentes de la administración pública permitirá un ahorro para el Tesoro de unos 600 millones anuales.
Pero no es todo. Los efectos de la suba en el costo del dinero retraen también la llegada de capitales desde el exterior. Si pueden obtener buenas ganancias invirtiendo en bonos de los Estados Unidos, ¿para qué arriesgar comprando activos de un país emergente?, razonan los financistas.
Pero ese escenario podría empezar a cambiar. Si el contexto internacional se vuelve favorable, la Argentina puede recuperar el terreno perdido atrayendo a inversores que –al menos por ahora– miran para otro lado. Entonces, José Luis Machinea respirará aliviado. Y pensará que, al fin, Greenspan le tiende una mano, pocos días después de que ambos compartieran un café en Washington.