¿De la Rua o Moyano?

“En apenas dos días los mercados mundiales de capital mueven tanto dinero como el que todas las economías del mundo manejan en un año”, nos informa (en su reciente libro El futuro del capitalismo) un catedrático del MIT, Lester Thurow, poco sospechoso de complicidades con la Escuela de Chicago. Indiferentes a la contundencia de estas cifras, un amplio abanico cuya cabeza política visible es hoy Hugo Moyano, vuelve a plantear en Argentina medidas de tipo keynesiano. Interesante polémica, ésta, entre quienes llegaron al poder político nacional prometiendo que otro país era posible para pasar enseguida a explicar por qué no lo era y quienes proponen, con un optimismo a decir poco injustificable, unas medidas económicas que ni siquiera los gobiernos socialdemócratas nacionales de una Europa económicamente unificada desde hace cincuenta años, con moneda común, parlamento continental, alta productividad e infraestructura ultramoderna se atreven a aplicar por temor a desatar la furia de los mercados. Interesante debate o, mejor dicho, aburrida reiteración de típicos que atrasan medio siglo entre quienes proponen una ética sin eficacia y los partidarios de una eficacia sin ética. La experiencia de 1981 del gobierno socialista de Mitterrand, en Francia, dejó definitivamente en claro que la aplicación a escala nacional de medidas de corte keynesiano provoca, en un mercado supranacionalizado, déficit de la balanza comercial, inflación y huida de capitales; y que termina perjudicando gravemente a los mismos que intenta defender: los trabajadores asalariados. Insatisfechos con la prueba o ignorantes de la experiencia europea, los economistas alfonsinistas insistieron, ocho años después, con la misma receta, con resultados por todos conocidos. A Mitterand siguieron Reagan y Thatcher. A Alfonsín, un tal Menem. A todos ellos, la falsa opción entre De la Rúa y Moyano.

Fernando A. Iglesias
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